AMELIE.
*tres semanas después*
—¿Se siente bien, señorita Fields? — preguntó la profesora Gómez.
No, no me sentía bien, para nada de bien. Quería gritar, romper, quemar y destruir. Quería descargarme, liberar mi magia.
Estas tres semanas habían ocurrido muchas cosas; partiendo por el hecho del entrenamiento de la magia negra con el profesor Russell, las luchas experimentales que hemos tenido Rainer y yo, a modo de desarrollar sus habilidades, los nuevos ataques de la criatura y la extraña niebla invadiéndonos de vez en cuando y, por último, pero no menos importante, el cumpleaños dieciocho de Cameron.
Lo mejor, sin duda, fue el cumpleaños de uno de mis licántropos favoritos, Cameron Gray. Ese chico se ha vuelto como un hermano para mí, sobre todo, por la manada a la que pertenece; a pesar de que no pudimos celebrarle su cumpleaños como queríamos, logramos hacer una linda fiesta sorpresa en el auditorio. Y gracias a los dioses todo salió bien ese día, tristemente, los días anteriores a este, no fueron tan bueno y divertidos. Nuevos ataques, nuevas víctimas y más preocupación por saber que es esa criatura que nos atormenta.
Juro que cuando la encuentre, la destruiré.
—¿Señorita Fields? — volvió a preguntar.
Miré las hojas en blanco de mi cuaderno, no había logrado tomar la lapicera para escribir debido a los susurros; debía calmarme rápido. Comencé a respirar profundamente, ignorando por completo a la profesora cerca de mí; un líquido caliente comencé a caer por mi nariz, este goteó en las hojas. No es sangre, es ese liquido negruzco.
Será mejor que corras.
Tomé mis cosas de la mesa y las metí como entraran en la mochila; salí corriendo del salón de clase, evitando los llamados de la profesora, Leah y Kendrick. Me encerré en uno de los baños, observé mi reflejo. El líquido negruzco corrió por mi nariz hasta los labios, me limpié rápidamente, abriendo la llave del agua; mis ojos estaban mutando de colores, estando en un constante tintineo de azul verdoso y rojo; la piel me picaba y ardía como el demonio, en un momento en clases, me había rascado tan fuerte el antebrazo que me saqué sangre. No sé qué está pasándome.
Rainer.
Por favor, chico ángel, ven conmigo.
¿Por qué mierda no fui al partido de lacrosse en Golden High contigo?, ¿Por qué dije que me quedaría aquí?, ¿Cómo es que fue tan tonta de creer que lograría resistir unas horas sin su cercanía, sí sé que estoy más inquieta y susceptible que antes?
Volví a limpiarme el líquido de la nariz y enjuagué mi cara, pasándome las manos mojadas por el cabello y nuca.
Vuelve a tu naturaleza, Amelie.
¡Rainer, por favor!
Sabes que el momento ha llegado.
Los golpes en la puerta me hicieron dejar de prestar atención a los susurros, me acerqué a esta con cautela.
—Señorita Amelie— la voz del profesor Russel atravesó la puerta.
La abrí, dejando que el vampiro me viera. Él no se inmuto al ver mi aspecto, simplemente susurro un "sígame", tomé la mochila y lo seguí hasta su oficina. Cuando estuvimos solos, dejó un grueso libro de pasta de cuero sobre su escritorio.
—Se está descontrolando— afirmó.
Dime algo que no sepa, vampiro.
—¿Usted cree que yo busco sentirme asi?, pues no, odio que pase esto— la rabia en mi voz lo sorprendió.
ESTÁS LEYENDO
Lazos Oscuros [Libro 1]
FantasíaSoy una abominación de la naturaleza, una fisura en el gran orden natural de las criaturas. Una extraña y única creación. Desde que tengo uso de razón mi familia se ha dedicado a protegerme, se han asegurado que el "mal" que siempre los ha perseguid...