RAINER.
Me sentía en un sueño, de esos tipos de sueños que no quieres despertar jamás. Mirar a la castaña recostada a mi lado era una maravilla que casi parecía irreal, pero no lo era, Amelie estaba junto a mí, recostados en la cama de su habitacion con las manos unidos y las miradas conectadas.
Después de nuestro momento en el bosque y que ella confiara en mi como para mostrarme otra parte de ella, decidimos volver a la escuela. Evitamos a toda costa que alguien nos viera, y gracias a los Dioses (como ella y sus amigos dicen, y como ya había empezado a decir) no nos habían descubierto. No quería separarme de Amelie y ella como leyendo mis pensamientos me invitó a su habitación.
Su habitacion es amplia, pues no tenía compañera, por razones obvias. Su cama estaba en medio de esta, con dos enormes libreros llenos de novelas de distintos géneros, un closet bastante más grande que los normales de la escuela, un escritorio con un notebook, cuadernos y lapiceras de colores; también en una de las esquinas de la habitación había un violín, un teclado y un atril.
—¿En qué piensas? — preguntó ella acomodándose mejor de costado.
—En todo lo que he vivido hasta ahora— estiré mi mano libre para quitar un mechón de cabello de su rostro —, y en lo feliz que estoy aquí, contigo.
Ella sonrió.
—Sé que quieres preguntarme algo, Rainer— inclinó un poco su cabeza, haciéndola ver tierna y sexy a la vez —. Tus ojos tienen una duda brillando en ellos.
—Cuando tus ojos se tornaron rojos, ¿fue por qué hiciste magia negra? — ella asintió —, pero eso es peligroso, he escuchado que las brujas y la magia negra no son una buena combinación.
—La diferencia es que yo no soy una bruja, guapo— apretó mi mano ligeramente —, y la magia negra trabaja diferente en mí.
—No lo entiendo— me sinceré, ella sonrió y se irguió, la imité.
Amelie se acomodó para quedar sentada frente a mí. —Para las brujas y hechiceros, la magia negra les envenena el alma y la mente, las vuelve más fuertes, pero las destruye por dentro a la vez, una condena de muerte.
No quiero que algo así le pase a ella.
—Pero en mí no hace eso, hace algo peor— tragó saliva —. Cuando era pequeña, mis padres desconocían que podía relacionarme de muchas formas con la magia negra, hasta que cumplí ocho años. Ese día mi familia organizo un picnic a las afueras de la ciudad, estaba jugando con mis primos hasta que una mujer me llamó desde el bosque, y fui con ella.
—¿La conocías?
—No en realidad, pero algo dentro de mi sabía que debía ir con ella— prosiguió —. Me llevo a la ciudad cuando estaba anocheciendo, aprovecho que las calles estaban vacías y ella comenzó a hablar en latín, a recitar. De repente sentí todo mi cuerpo arder en llamas y grité, destruyendo las ventanas de los edificios a mi alrededor— Amelie sorbio su nariz. —. Mis padres junto a mis tíos aparecieron en la calle, estiré mi mano hacia ellos y los hice estrellarse contra los edificios, mientras la mujer seguía recitando.
—¿Te estaba controlando?
Ella negó. —Me estaba liberando, ella liberó la naturaleza que estaba reprimida en mi interior— sus ojos se oscurecieron —. Después de ese día, el circulo de bruja de mi tía junto con una médium comenzaron a averiguar sobre mí con los seres oscuros, descubriendo que soy como un satélite de magia negra.
—¿Y eso que significa?
—Que puedo absorberla, extraerla y manejarla a mi antojo, pero me vuelve inestable y terriblemente letal— suspiró—. Por eso muchos sobrenaturales que supieran de mi condición tan diferente a las que tiene establecida la naturaleza, comenzaron a llamarme abominación o monstruo desde niña.
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Lazos Oscuros [Libro 1]
FantasySoy una abominación de la naturaleza, una fisura en el gran orden natural de las criaturas. Una extraña y única creación. Desde que tengo uso de razón mi familia se ha dedicado a protegerme, se han asegurado que el "mal" que siempre los ha perseguid...