Her |Jin| {Cypher#2}

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Levantar el gimnasio le había costado esfuerzo, dinero, sangre, sudor y lágrimas, había sido el principal ingreso que tuvieron cuando se pudo establecer con una clientela recurrente, pero ver que todo eso se desmoronaba ante sus ojos le partía el corazón.

Luego del ataque que habían sufrido meses atrás, el gimnasio Kim seguía con sus puertas cerradas en proceso de reformas. Agradecería eternamente a su cuñado y su hermana por ayudarlo a levantarlo nuevamente, dejándolo por completo renovado para que cuando sus alumnos y clientes volvieran a entrar se encontrarán con aparatos de última generación, espacios amplios y muy buena iluminación.

– Realmente te agradezco la ayuda que me están brindando con la restauración del gimnasio, no sabría por dónde comenzar si tuviera que hacerlo solo –le comentó Seokjin a su cuñado mientras caminaban hacia la oficina del primero.

– Sabes que cuentas con nuestro apoyo siempre, ya somos familia –le sonrió el chico.

– Solo eres el novio de mi hermanita, seremos familia cuando se casen –le tomó el pelo de manera seria–. Dijiste que querías hablarme de algo importante, ¿qué ocurre?

– Queríamos proponerte de armar una sociedad.

– ¿Sociedad? No sé a qué te refieres –dijo Seokjin mirando atentamente a Baekhyun.

–Una vez terminado el gimnasio, y sabiendo que tiene mucha concurrencia gracias a tus clases, las de Jimin y los títulos que él y Minseo le aportaron al lugar, queremos abrir una cadena de gimnasios Kim por todo Corea.

– Espera un momento... ¿Qué?

– No soy bueno explicando este tiempo de negocios, ¿debería llamar a Chanyeol o a Suga?

Al ver que Jin solo se lo quedaba mirando extrañado por todo lo que le había dicho, simplemente agarró su teléfono marcando al número que sabía iba a gritarle cuando contestara poniéndolo en altavoz.

– Antes de que procedas a gritarme estás en altavoz y Seokjin está conmigo –le advirtió Baek ni bien respondieron del otro lado de la línea.

– Sabía que no ibas a explicarlo como corresponde, Byun.

– ¿Min Yoongi? –preguntó Seokjin– ¿Cuándo tengas un momento libre, podrías acercarte al gimnasio?

– Por supuesto, en quince minutos estaré allí.

Baek se despidió de su cuñado, dejándolo pensando en su escritorio y esperando a que llegara el líder de los Gank para explicarle aquella disparatada idea que tenían en mente. Acomodaba los papeles que tenía desparramados frente a él cuando el golpe en la puerta lo sacó de sus cavilaciones, encontrándose con el señor Kang sonriéndole.

El doctor Kang había trabajado con él desde que Jin había salido del ejército, él había sido quien siempre lo había ayudado cuando estaba enfermo o herido y le estaba eternamente agradecido. Sabía que él estaba entrando en sus setenta pero jamás se imaginó que se reuniría con Seokjin tan abruptamente para entregarle su carta de jubilación y un folder.

– Allí dentro tienes mi recomendación para un nuevo médico deportivo, esa persona es la más cualificada para este trabajo –le comentó mientras el muchacho sacaba una hoja de vida del folder–. Ya me he puesto en contacto y vendrá en muy poco tiempo, más tardar en una semana.

– Será extraño no verte por aquí, viejo Kang.

– Me verás bastante seguido si pones un programa de ejercicios para gente de tercera edad.