Kim Seokjin se alejó lentamente de Choi Youngji.

Sentía sus orejas rojas, y vio que la chica también tenía un leve color en sus mejillas. Carraspeó.

–¿Te encuentras bien? –preguntó, Youngji asintió mientras comenzaban a caminar.

–Gracias –susurró la chica. Sin embargo, no pudo decir nada más. La vergüenza la consumía, y al parecer a su acompañante también.

No hubo ninguna palabra más por parte de ambos en lo que quedaba del camino a la casa de Youngji. Seokjin no podía dejar de pensar en lo cerca que estuvo de ella. Sintió una ola de calor volver a su rostro y recorrerle todo el cuerpo al pensar en los labios de la chica. Se maldijo en voz baja.

Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta que ya habían llegado al edificio de la chica.

–Oh –dijo con sorpresa. La chica lo observó.

–¿Qué sucede?

–Este es el edificio donde vive el novio de mi hermana –comentó sin despegar la visita del lugar.

–¿En serio? El mundo sí que es un pañuelo –río Youngji. Seokjin le sonrió–. Espero conocerla pronto –comentó. Luego se dio cuenta de que podía ser malinterpretado. Su rostro enrojeció y comenzó a excusarse. Seokjin rió y negó con la cabeza.

–Está bien, no te preocupes.

–Bueno, gracias por acompañarme –agradeció la morena, inclinándose levemente.

–No hay de qué, vamos entra, me quedaré hasta ver que estás adentro –explicó el mayor de los Kim. Youngji asintió y volvió a despedirse para luego trotar la poca distancia a la puerta de la entrada.

Una vez adentro, se volvió y lo saludó con la mano. Seokjin imitó el saludo sonriendo para luego dirigirse nuevamente al gimnasio.

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Seokjin arrastró los pies descalzos por el piso de su departamento.

Estaba agotado, pero feliz. El gimnasio estaría abierto nuevamente en dos días, y para su sorpresa Choi Youngji había aparecido varias veces a ayudarlo.

Hoy había decidido cenar solo, una pequeña celebración de una sola persona.

Pero algo dentro de él no parecía estar muy feliz de pasar otra noche solo. No en el sentido sexual, sino en el sentido general.

Desde que su hermana se había ido, la casa se sentía muy grande para él, a pesar de que no era enorme como el departamento de Baekhyun o la mansión Gank.

Para su sorpresa el timbre sonó, y este se preguntó quién sería a las altas horas de la noche.

Su sorpresa creció más, cuando Choi Youngji apareció frente a él, con una bolsa entre sus manos.

–Lamento haber caído sin avisar–se disculpó. Seokjin se hizo a un costado y la dejó pasar.

–No te preocupes, estaba por cenar –comentó. Youngji se sacó las zapatillas deportivas que llevaba puestas y siguió a Seokjin a la cocina.

Al entrar el olor a salsa boloñesa llegó a sus fosas nasales, lo que hizo que el estómago de la chica sonora. Seokjin rió y tomó la bolsa de las manos de la recién llegada. Sacó unos Sojus y unos dulces para más tarde.

–Pareciera que me leías la mente –susurró Seokjin. Youngji se encogió de hombros.

–Supuse que habías cenado ya –dijo simplemente. Seokjin no dijo nada y comenzó a revolver los fideos que ya estaban listos. Apagó el fuego.

– ¿Me alcanzas los platos? Están en la alacena izquierda, arriba –le explicó mientras colaba los fideos. Youngji asintió.

Como los minutos pasaban y los platos no llegaban, Seokjin dejó de hacer lo que estaba haciendo y se volteó para encontrarse a una pequeña Youngji tratando de alcanzar los platos. Tratando de no reírse, se acercó por su espalda y tomó los platos estirando simplemente el brazo. Youngji se dio vuelta y otra vez quedó acorralada, esta vez entre él y la mesada. Se maldijo por pensar en lo hermoso que se veía bajo la luz de la cocina, pues sus mejillas estaban ardiendo nuevamente. Seokjin no dijo nada y se alejó, ignorando el calor que recorría su cuerpo, y sirvió los fideos.

–Iré al baño –susurró la chica. Seokjin le indicó la segunda puerta a la derecha en el pasillo.

Una vez adentro, Youngji abrió la canilla de agua fría y con sus manos comenzó a lavarse la cara, en un intento de refrescarse un poco. Sentía su cara arder, ¿qué le estaba pasando? No iba a negar que Kim Seokjin era hermoso, hasta un ciego podía ver terrible belleza, pero no estaba bien.

No estaba pensando claramente. ¿Cuándo fue la última vez que tuvo sexo? ¿Un año? ¡¿Pero qué le pasaba?!

– Basta, Choi Youngji. Controlate. Eres una mujer grande, por dios –se retó en voz baja, mirándose fijamente en el espejo.

Cerró la canilla, y secó sus manos.

Respiró hondo y salió por la puerta del baño.

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Seokjin y Youngji ya habían perdido la cuenta de cuántas botellas de Soju se habían tomado, lo único que sabían era que estaban tan borrachos que tal vez ninguno recordaría lo sucedido esa noche.

Youngji estaba comenzando a transformarse en una amiga para Seokjin, y se sentía agradecido. Y tal vez excitado de ver a la chica comenzar a desabrocharse la camisa, porque tenía calor.

Tenía que estar soñando.

–Ya, Choi Youngji –la llamó divertido, la morocha lo observó, sus manos trabajando en la camisa. Estaba tan borracha que no podía desabrochar los botones, y el calor aumentaba.

–Tengo calor –se excusó, las palabras arrastrándose por el alcohol ingerido.

–¿Necesitas ayuda? –cuestionó él también arrastrando las palabras, ella negó con la cabeza como una niña de 5 años. Su vista clavada en la camisa que estaba tratando de sacar. Choi Youngji se rindió luego de unos minutos.

–Estúpida camisa –llorisqueó con su labio inferior expuesto mientras la soltaba. Seokjin se rió, para luego servir el último vaso de Soju.

–No quisiste mi ayuda –le sacó la lengua el mayor de los Kim. La joven lo miró y se cruzó de brazos.

–Eres un idiota –le respondió, Seokjin la miró sorprendido–. Eres un idiota, y aun así quiero besarte –confesó. Su mente nublada por el alcohol estaba haciendo que dijera cosas de las cuales tal vez mañana se arrepentiría si se acordaba de lo sucedido.

–Y hazlo, cobarde –la retó ofendido Seokjin. Vio como la chica se levantaba se un golpe de su silla, casi se cae, Seokjin la tomó de los brazos, y la acercó hacía él–. ¡Estás muy borracha! -exclamó él riéndose a carcajadas, Youngji se rió a carcajadas con él.

–¡Tu también! –le recordó, Seokjin no dijo nada. La tomó de la cara y la beso.

Her  |Jin| {Cypher#2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora