Seokjin había agarrado la costumbre de quedarse hasta tarde en el gimnasio, aprovechando a que quedaba vacío para entrenar un poco y despejarse la cabeza de todo lo que tenía en ella.

Usando la fuerza de su propio cuerpo utilizaba una barra para ir subiendo de peldaño en uno de los aparatos para fortalecer los músculos de sus brazos, espalda y abdomen al mismo tiempo. Luego saltaba la soga por quince minutos para pasar a una de las perillas.

Estaba bastante concentrado dándole puñetazos al saco de boxeo que, cuando sintió movimiento detrás suyo, sus reflejos atinaron a voltearse y casi darle uno en la cara a su cuñado, quien lo miraba con los ojos abiertos por la velocidad en la que se dio vuelta.

– Lo siento, pero no vuelvas a entrar de manera sigilosa –le dijo Jin.

– Llamé cuatro veces antes de entrar.

– No te escuché. ¿Por qué esa cara? No te he golpeado.

– Necesito tu ayuda.

– Claro, dime en qué soy bueno.

– Me están acusando de secuestro, necesito las grabaciones de las cámaras de seguridad del gimnasio para verificar una cosa.

– Por supuesto, ven.

Fueron hacia el despacho de Kim, en donde se sentó detrás de la computadora y abrió la carpeta de las grabaciones. Baek le indicó la fecha en la que necesitaba ver y Seokjin frunció el ceño, ¿por qué creía que algo le había ocurrido ese día? Al ver las imágenes recordó de repente porque.

– Esa noche yo estaba aquí, escuché gritar a una chica y vi como dos tipos la metían dentro de una camioneta. Hice la denuncia y fui a declarar –le comentó a Baek mientras le señalaba la imagen–. Di como prueba el mismo video que estamos viendo, ¿por qué te acusan a ti si se ve perfectamente la matrícula de la camioneta?

– No lo sé, pero eso estamos intentando de averiguar. El ataque que sufrió Kai está relacionado a esto.

– ¿La policía ha hablado contigo?

– Me ha llegado una citación en el juzgado, mi abogado se está encargando sobre eso mientras nosotros...

– Hacen el trabajo sucio –continuó Jin.

– ¿Recuerdas cómo era la chica?

– Era delgada, ojos rasgados y pelo castaño, no sé si negro. Pero... había algo extraño en ella, no sabía especificar bien qué.

– No te preocupes, investigaremos bien quién es y cómo ha llegado aquí.

– Y por qué te están inculpando a ti de hacer esto.

Siguieron investigando las grabaciones, llamando a Chanyeol para que se acercara hasta el gimnasio con su equipo para intentar hacer un reconocimiento facial de aquellas personas.

Chanyeol llegó a la media hora, cargando bajo su brazo una laptop de última generación y conectandola a la computadora de Seokjin, quien le había cedido el asiento para que pudiera trabajar tranquilo.

– De la chica no puedo tener información –dijo el rubio concentrado mirando los datos que aparecían en la pantalla–, pero de ellos sí. Esto no es nada bueno.

– ¿Qué ocurre? -preguntó Baek mirando a su amigo.

– Debemos llevarle esto a Suga, están instalados en Busan y son problemas grandes porque quieren tomar nuestro territorio y...

Chanyeol calló de repente al escuchar el golpe de algo caer al suelo detrás de la puerta, sin pensarlo dos veces sacó el revólver que tenía en la cinturilla de su pantalón y se acercó a la entrada de la oficina, abriendo la puerta de golpe y apuntando con el arma a la persona que se encontraba detrás.

– Youngji –susurró Jin sorprendido.

– ¿Qué... qué está pasando? ¿Quién eres tú y por qué tienes un arma? –preguntó la chica comenzando a enojarse– Quítame eso de la cara.

– Doctora Choi nosotros... –comenzó a decir Baek.

– ¿Por qué te están acusando de secuestro, Byun? ¿Qué es lo que está pasando aquí? Quiero respuestas y las quiero ahora mismo.

Todos dentro de la oficina se quedaron callados, mirándose entre ellos para luego posar sus ojos en aquella chica cruzada de brazos y cabreada como el infierno. Estaba decidida a obtener respuestas sea como sea y no se iría de allí sin ellas.

Her  |Jin| {Cypher#2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora