El dolor de cabeza lo estaba matando. Puso un pie en el frío suelo y con una mano rascó su cabeza para intentar, sin éxito alguno, quitarse el dolor. Caminó descalzo hasta la cocina en donde tomó un vaso y lo llenó con agua para quitarse la sed. ¿Cómo era posible que bebiera tanto la noche anterior?
Ni siquiera recordaba cómo era que había llegado a su habitación y en qué momento Youngji se había ido de su casa.
Al ver la hora en el reloj del microondas salió corriendo de la cocina hacia su habitación para colocarse una remera y un suéter y correr hacia el gimnasio, tenía que ultimar detalles con el contratista y hablar con Jimin para reacomodar los horarios de las clases y entrenamientos.
Una vez en el gimnasio se encontró con la doctora quien estaba organizando lo que sería su consultorio. Jin se quedó apoyado en el marco de la puerta viéndola cómo dejaba un papel sobre su escritorio y tomaba un destornillador para sentarse en el suelo entre tirantes de metal y tablas de madera. No pudo quitar la vista de ese trasero redondo hasta que vio que ella estaba sentada. ¿Qué le ocurría?
Sacudió la cabeza y se giró para dirigirse a su despacho a ver las facturas que debía pagar ese mes. Cada tanto su mente recordaba aquel extraño sueño que había tenido, donde se lo veía en su cama teniendo relaciones con la doctora, con movimientos salvajes que de tan solo pensar en eso sentía que se ponía duro.
– Solo fue un sueño, contrólate Kim –se susurró para sí mismo.
– ¿Con quién hablas? –le preguntaron desde la entrada.
– Pasa, Jimin –le dijo a su amigo y le entregó unas hojas con los horarios que él había armado–. Dime qué opinas sobre eso y modificamos los que quieras.
– ¿Qué te ocurre, Jin? Hace días que te noto algo raro.
– No es nada.
Unos suaves golpes en la puerta los hizo voltear a ambos en esa dirección, contemplando a Youngji algo avergonzada por las miradas penetrantes que ambos hombres le estaban dando. Jimin se quedó sorprendido de ver a esa morena parada allí, mirándolos a ambos, toda tímida, volvió sus ojos a su amigo quien le sonreía amablemente a la chica.
– ¿En qué puedo ayudarte? –le dijo Jin.
– Necesito parar la repisa que acabo de armar, si no es mucha molestia.
– Claro –le contestó el chico levantándose y siguiéndola.
¿Qué estaba ocurriendo allí? Jimin los siguió desde atrás, observando cómo ambos interactuaban entre ellos, hablando de manera tranquila como si se conocieran desde hacía mucho tiempo. Se acercó a ellos, moviéndola a la chica suavemente hacia un lado para ayudar a su amigo y por fin colocar de manera vertical la repisa armada.
– Youngji, él es Park Jimin, uno de los entrenadores y luchador profesional. Jimin, ella es la nueva doctora del gimnasio –los presentó Jin.
– Un gusto conocerte, creíamos que el viejo Kang nos había recomendado a un doctor.
– ¿Hay algún problema en que sea una mujer quien se encargue de la salud de los atletas? –le preguntó la señorita Choi cruzando los brazos.
Seokjin no sabía en dónde meterse, notaba que la chica estaba tomándole el pelo a su amigo el cual boqueaba como un pez para poder encontrar las palabras y expresar que todo era un malentendido. No pudieron durar mucho tiempo ambos hasta que soltaron carcajadas al ver la cara que tenía Park. Luego de unos minutos, ambos volvieron al despacho de Jin, sentándose uno frente al otro y corroborar los papeles que tenían delante para terminar de una vez por toda con todo aquel ajetreo que les era la renovación del gimnasio.
– ¿Te has acostado con ella? –le preguntó Jimin a su amigo sin levantar la vista de la hoja con los horarios.
– ¿Qué? –exclamó Kim– Pero ¿qué estás diciendo? No hace mucho que la conozco y además...
– ¿Además qué? Jin, he visto cómo la miras.
– ¿Y cómo lo hago?
– Como si quisieras saltar sobre ella y hacérselo sobre su escritorio o cualquier superficie plana que tengas más a mano.
– Pero... ¡Park Jimin, ¿qué cosas dices?! –exclamó.
Pero su amigo tenía razón, Seokjin no podía mantener quieta su mente, alejada de aquellos raros recuerdos que tenía del sueño húmedo que tuvo la noche anterior. A la hora de salir del gimnasio, Jin y Youngji se encontraron en la puerta con Minseo y Baek, quienes iban a buscar al mayor de los Kim para ir a cenar los tres juntos.
– ¡Oh! –exclamó Youngji– ¡Qué agradable coincidencia, Minseo!
– Doctora Choi, tanto tiempo sin verla, ¿qué hace por aquí? –le preguntó la chica mientras le daba un suave abrazo.
– Trabajaré en este gimnasio como médica deportiva.
– No me habías comentado nada, Jin –le reprochó su hermana en broma.
– ¿Ustedes... se conocen? –preguntó la doctora extrañada.
– Es mi hermana pequeña –le respondió el mayor de los Kim.
– Iremos a cenar, ¿te gustaría unirte a nosotros? –le preguntó Baek.
– No quiero molestar.
– Pero no molestas, mujer. Vamos iremos a...
Minseo enredó su brazo con el de la doctora y comenzaron a caminar en dirección sur dejando a Baekhyun y Seokjin parados en la puerta del gimnasio mirándolas alejarse. Ambos se miraron confusos y corrieron hasta alcanzar a la chicas para pasar una velada entre amigos. Jamás creyeron que las copas harían estragos en sus comportamientos, sobre todo para Youngji y Minseo.
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Her |Jin| {Cypher#2}
FanfictionEl amor de su vida estaba frente a sus ojos pero ninguno de los dos podía lograr verlo. 100% HETERO Prohibida su copia parcial o total. Libro 2 de la serie Cypher. Capítulos semanales.