CAPÍTULO 19

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Rex:

Aún tenía la intriga de sabe el porqué rayos Nick estaba hablando con la madre de Leonardo, aunque puede que haya sido todo mi imaginación y no haya sido ella, pero eso me deja con otra pregunta, ¿qué hacía él en ese lugar? Se supone que odia a ese tipo de gente y mucho más el lugar.
Todo era simplemente extraño que no podía dejar de pensar, pero para mi sorpresa ya había llegado a casa gracias a mi gran conductor Damián. También he de decir que mi abdomen me duele cada vez menos, a tal punto que ni si quiera debo de molestarme en hacer ciertos movimientos, pues ya puedo hacer más cosas con libertad.

- No pudo sacarse todo eso de la mente, ¿verdad joven? - me dijo Damián mientras acomodaba la limusina

- No... Es extraño, mucho, pero creo que mejor me quedo callado por ahora. - quizá sea lo mejor. Si le digo a Leonardo, puede que éste se ponga más alterado y tenga ganas de matar a Nick

Ambos entramos a casa y ahí como siempre estaba la esposa de Damián con la comida lista y claro, también nos recibió con un abrazo y muchos besos que a los dos nos encantan.
A veces Damián parece una persona algo sería, pero cuando está con su esposa, es el hombre más feliz de todos.

No hubo mucho que contar de ese día, pues todo fue muy tranquilo. Hice unos cuantos deberes, pero fue lo único...

...

Ya estaba en la academia, sentado junto a mis dos amigas como de costumbre. Leonardo aún no había llegado y me preocupa un poco porque me deja pensando más en lo que vi, pero claro, ya le había contado todo a mis dos amigas y necesitaba mucho de su ayuda.

- ¿Por qué creen que Nick estaba hablando con ella? - pregunte mientras miraba a ambas un poco serio

- Puede que lo haga sólo para molestar a los de ahí. - comentó Paola

- Ahora que lo dices Paola, tienes razón en algo. - ambos la miramos confusos - Nick odia a Leonardo y la mamá de Leonardo odia a Rex... ¿No les parece eso curioso? Si tomamos en cuenta que aquí todos se enteran de las cosas en segundos, es más probable que Nick ya sepa que ustedes dos son novios.

- Te refieres a que ambos se están uniendo para que Leonardo y yo nos separemos, ¿es eso? - Diana asintió para luego voltear a ambos lados y asegurarse que no estuviera Nick cerca

- Es lo más probable y lo único que se me puede ocurrir.

Tiene razón en eso Diana y es algo que no puedo descartar. El propósito de Nick es sacar a Leonardo de la escuela sin importar las formas posibles, y la de su madre, es que Leonardo me deje y nunca más tengamos comunicación... Rayos, ¿pero qué les pasa a ellos dos? Me preocupa mucho más Leonardo pues sé que su corazón es muy frágil.
Pero también si me pongo a pensar todo más detenidamente, ¿cómo es que Nick dio con la mamá de Leonardo? Sé que él obtiene información muy fácil... Agh, esto se vuelve un dolor ee cabeza y algo de lo que quizá no debería de preocuparme demasiado.

- Hola lindo chico. - y por suerte, mi chico lindo me sacó de mis pensamientos y eso lo necesitaba mucho

- Hola chico bonito. ¿Por qué la tardanza? - Leonardo ya había acomodado sus cosas detrás mío al igual que se había sentado en su lugar

- Tú sabes, el transporte es muy molesto, pero existe una cosa que no se me hace molesta. - sé a lo que se refiere, y tiene mucha razón, yo también necesito esto. Le sonreí y luego le robé un rápido beso en los labios, provocando en él un pequeño sonrojo pero una gran vergüenza - ¡R-Rex! P-Pensé que no te gustaría dar besos en público.

- ¿Por qué me iba a molestar? No me importa la opinión de los otros. - de nuevo lo besé pero con mucha más calma. Sus labios me relajan mucho y su linda forma de besar me encantan, además de que siempre sus bigotes se mueven y suelen picarme el rostro... Era muy lindo Leonardo.

Algo chistoso de aquel día fue que Nick no había asistido y es muy extraño ya que nunca falta. Será un holgazán, pero siempre asiste a la escuela.
Rayos, esto se hace cada vez más confuso para mí, pero como había dicho antes, será mejor dejar pasar esto y no pensar en ello. Sea lo que sea, sé que Leonardo y yo vamos a poder con esto.

...

Los días pasaron y la actividad seguía igual. Nick seguía sin asistir a la academia y venía muy rara vez.
Entre esas veces que iba a la escuela, lo único que hacía era seguirnos y espiarnos durante nuestro descanso.
Leonardo no se daba cuenta de ello, tampoco se lo quería comentar pues si lo hacía, él se hubiera molestado demasiado e inclusive sacaría su enojo del día que me golpeó... Pero aún seguía siendo extraño.
Los primeros días imaginé que lo hacía para molestar o buscar el momento para hacerlo, aunque no, nunca hizo nada y se limitaba a vernos desde lejos, aunque el miedo crecía más en mí los días que no asistía. En esos días, siempre que salía con Leonardo de la academia, sentía que alguien nos observaba... Todos los malditos días que él no iba... ¿Qué está tramando? ¿Por qué está haciendo esto?

...

Ya había pasado una semana y Nick dejó de seguirnos al igual que dejé de sentir esa mirada sobre nosotros a la hora de la salida.
Me sentía muy aliviado y muy tranquilo, tanto que ese mismo día había invitado a Leonardo a salir y dar la vuelta por el lugar y que lo conociera más. Le prometí también que lo acompañaría hasta casa para que no se le hiciera tarde para llegar a casa. También me sentía tranquilo porque Nick no estaba por ningún lado y tampoco había ido a la academia, así que sería una salida tranquila, con mi lindo novio... Aún se me hace muy raro decir esa palabra.

Leonardo y yo caminábamos tranquilos al igual que platicamos de cualquier cosa que se nos pasara por la cabeza. Es gracioso Leonardo con todo lo que suele decir para sólo sacarme una sonrisa y eso lo volvía cada vez más atractivo para mí. Era perfecto, perfecto para mí. Es un chico inteligente, lindo, fuerte, trabajador y sobretodo, decidido y eso era lo que me ponía muy loco por él.

Íbamos a pasar por una gran calle, tan sólo esperábamos que el semáforo se pusiera en rojo aunque no hubiera ningún carro pasando por el lugar, pero de igual forma lo hicimos.
Cuando ya estaba en rojo, Leonardo me tomó de la mano como si fuera un niño pequeño y así cruzar la calle.
Puedo jurar y afirmar que en ese momento no había ningún carro, por ningún lado, pero cuando pasábamos apenas la mitad de la calle, un gran carro rojo a gran velocidad venía en dirección a nosotros. Ya era demasiado tarde como para poder esquivarlo y el tipo que conducía el carro no parecía tener intenciones de detenerse.

Estaba realmente asustado. Voltee a mirar a Leonardo, pero éste rápido se puso delante mía para protegerme del impacto, pero baje la mirada por un pequeño instante

"Lo siento Leonardo".

Fue lo último que recuerdo haber dicho.

Entre mundos distintos. ( Furry/Gay )Where stories live. Discover now