Capitulo 1: Katharótita

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-Tu madre toca muy bonito el piano – Susurre de en ese entonces de 12 años pegada al piso del cuarto de niños

Como empezar... oriunda de Italia, era una niña cuando lo conocí, a thomas, mi madre era una sirvienta y a mí se me permitía jugar con ellos cuando nos encerraban en el cuarto de niños, lucille era mi única amiga y desde niñas note su lado sanguinario, mataba animales por diversión pero jamás la cuestione de algo, la quería mucho y sabia que no era su culpa. Una noche en que mi madre y yo volvimos a casa fue asesinada Lady Sharpe madre de Lucille y Thomas y no los volví a ver hasta mucho después.

Mi padre trabajaba en el correo y mi madre después de perder su trabajo con los Sharpe abrió un tintorería, trabaje allí muchos años y a decir verdad fui muy feliz, tanto que no lo valore en su momento, solo lo vivía. Los nobles más acaudalados de Londres acompañaban a sus sirvientes a dejar la ropa solo para verme, muchas propuestas matrimoniales u otras llegaban a mí con frecuencia.

Actualmente mi cabello es castaño claro y mis ojos son avellana, mi piel es blanca y tengo una complexión física delgada, podría decirse que soy bonita... la gente subestima tanto a esa gente, les repugna.

Hoy me di cuenta que me levante tarde, me pongo un vestido sencillo azul y un delantal para salir corriendo de casa a la tintorería, casi soy pisoteada por unos caballos pero qué diablos, voy tarde. Entre a la tintorería y me tropecé en la entrada, me levante y sonreí.

-¡Buenos días! – Grite animada

-Llegas tarde – Me regaño riendo un chico de cabellos castaños y ojos verdes tan profundos como las lagunas, era Daniel

-Me quede dormida – Lo empuje el a mí – Gracias por cubrirme – Pase atrás del mostrador y tome mi cepillo el cual ya tenía listo, digamos que se me hace tarde muy seguido, tome un listón y después de cepillarme amarre mi cabello en una coleta baja

-Tu madre te dejo comida en – Interrumpí

-No, primero iré a ayudar a lavar la ropa, tu ocúpate del mostrador un rato

-Pero si tu madre me ve me matara, yo tendría que estar adentro

-Oh vamos no me voy a quedar ahí toda mi vida, tengo que hacer algo – Salí de atrás del mostrador y acaricie su mejilla para después correr a donde lavaban la ropa, salude y empecé a ayudar

Una hora pase quitando manchas de vino de diferentes prendas, claro que no les importa manchar sus caros trajes, malditos ricos, cambie de nuevo de lugares con Daniel y empecé a agentar las entregas y a recibir ropa. Estaba leyendo un libro que el bibliotecario me regalo, sonreía como boba y me emocionaba al leer, escuche la campanita de la puerta y suspire desganada, estaba en la mejor parte.

-¿Puedo ayudarle? – Pregunte aun leyendo con el codo recargado en el mostrador

-Sí, estoy buscando a una amiga, me dijeron que trabajaba aquí

-Ah eres un amigo de las muchachas, ¿El novio? – Escuche su risa y de inmediato me distrajo de mi lectura, fue el sonido más lindo que jamás había oído

-No, ¿disculpe la estoy interrumpiendo? Puedo volver después si usted – Lo interrumpí

-No, espere un segundo por favor, solo este dialogo y tendrá toda mi atención

-Busco a la señorita Isabella Shepard, mi nombre es Thomas Sharpe ¿Sabe si trabaja aquí? – Subí la mirada de inmediato y me tape la boca

-Thomas regresaste

-¿Isabella? – Me senté en la silla que estaba en el fondo y trate de calmarme, Thomas entro en el mostrador y tomo mis manos arrodillándose – ¡Lucille ella está aquí!

-Thomas, pensé que jamás volvería a verte – Mis cara se sentía roja y quería sonreír de alegría pero en su lugar lágrimas salieron empapando mis pestañas, lo atrape en un abrazo y el a mí, moría de alegría

-Isabella – Escuche a una mujer y levante la vista, era una hermosa dama de cabello negro y vestido azul marino que me veía, reconocí sus ojos y ella también paso al mostrador

-Lucille – Solté a Thomas y lucille se arrodillo a su lado para tomar una de mis manos, no podía dejar de llorar

-Por fin te encontramos, estuvimos buscándote – Me arrodille con ellos y los abrace

-Creí que no los volvería a ver

-Nosotros creímos lo mismo – Thomas tomo mi rostro y lucille le dio un pañuelo con el que seco las lágrimas de mi cara – Isabella eres tan diferente

-Tú también, Thomas eres otra persona y lucille tú, tú también

-¿Isabella? – Daniel entro a la portería y me vio en el piso

-Daniel – Me levante y con mi delantal seque mis lágrimas – Ellos son Thomas y Lucille Sharpe, unos viejos conocidos, Thomas, Lucille él es Daniel mi compañero de trabajo y mi amigo

-El mejor amigo – Corrigió el alzando un dedo, me reí y ellos se estrecharon las manos

-No puedo creer que estén aquí – Abrace a Lucille y suspire – No había quien me abrazara en los noches de tormentas – Ella acaricio mi cabeza y me abrazo con fuerza

-Regrese, jamás volveré a dejarte sola, ya no me separare – Beso mi cabeza y ella me separo para verme – Es una promesa – Acaricio mi mejilla y me reí

-Vamos al parque a jugar, Daniel cúbreme

-¿Otra vez? – Pregunto haciendo berrinche y yo tome las manos de Lucille y Thomas para salir de allí pero mi madre iba entrando

-¿A dónde crees que vas eh?

- Madre es Lucille y Thomas, los sharpe

- Si como no, adentro muchachita no te me escaparas del trabajo de nuevo

-Mamá déjame por favor – Solté sus manos lentamente

-Señora Shepard – Thomas la abrazo y le dio una tarjeta – No sé si aún me recuerda, soy Thomas Sharpe usted trabajo en Allerde Hall para mi familia – Mi madre lo miro boquiabierta y sonrió

-Tom ¿Mi pequeño? Y ¿Lucille, verdad? – Ambos asintieron

-Estamos tan felices de volver y encontrarnos con ustedes, ¿Le molestaría que llevemos a Isabella a alguna parte? Tenemos tanto de que platicar

-Está bien, pero no vuelvan tarde – Tome sus manos y salimos corriendo antes de que se arrepintiera, llegamos al parque y me solté para correr entre los árboles, ambos me perseguían velozmente pero no lograban alcanzarme

Jugamos un buen rato a las atrapadas mientras reíamos y esquivábamos a las personas del pueblo que también visitaban el parque.

Fue el momento más feliz de mi vida, donde creí que los sueños se hacen realidad y podía correr libre entre los arboles del bosque, libre conmigo misma y nadie más, jamás pensé que se convertiría en una pesadilla de la que ya no podría salir mas.

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Griego Katharótita al español Pureza 

La Cumbre Escarlata (El juguete de los Sharpe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora