Capitulo 3: υποτροπή

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Me despedía de mis padres con mi mano yendo en el carruaje de los sharpe a la Mansión señorial, ellos parecían serios mientras yo hablaba con el arreador de los caballos y disfrutaba del paisaje, era primavera así que el paisaje era hermoso pero cambio repentinamente a uno aunque fértil se veía triste, las flores se veían decaídas como si se maldijeran por estar allí a pesar de ser hermosas. Últimamente Lucille tiene comportamientos posesivos por los que decidimos ir un tiempo allá

-Llegamos – Dijo Lucille y tomo mi mano pero yo sonreí pues me había asustada por estar distraída en el paisaje. Entramos a la casa pero se había deteriorado mucho, era muy frió y el techo había colapsado, seguramente por humedad

-No sabía que se encontraba en este estado – Miro Thomas impresionado, bajo la mirada triste y negó, comprendo porque se siente así pero no debe sentirse mal

-Wow me costara trabajo, si señor – Di una vuelta en mi lugar y quise correr al salón del piano pero me tropecé con madera que estaba en el piso cayéndome de frente y dándome en la cara

-Por dios, Isabella – Thomas me ayudo a levantarme y sonreí pero de inmediato la sangre empezó a gotear de mi nariz – Mantén la cabeza en alto, ven – Me llevo a algún lugar de la planta baja y abrió una lave del agua – Enjuágate, traeré una toalla

Baje la mirada y mire sangre salir de la tubería, me hice para atrás para que no manchara mi vestido y poco a poco se fue aclarando, tonta es arcilla no olvides que esta es una mina, me lave la cara y sentí como tomaban mi cintura

-Aquí tienes – Me dio la toalla y Lucille llego con una pomada

-Déjame ver – Tomo mi rostro y me incomodo mirarla acariciar mi nariz tan entrada en ello, tomo un poco de bálsamo y lo unto

-Lucille, creo que será mejor que descanse

-Ay por favor Thomas, no puedes hablar enserio nada más me pegue en la nariz, no sabes las veces que de verdad me he lastimado en la tintorería  Me mire al espejo y termine de untar, Salí del baño y me puse abajo del hueco en el techo para después mirarlo – Aun podemos repararlo, no tendremos que cambiar todo el techo

-Querida, no te hemos traído a eso - Comento Lucille

-Si me alcanzan les daré un premio – Corrí las escaleras y empecé a subir hasta llegar al cuarto de niños el cual también se veía desgastado y triste, a decir verdad ese cuarto siempre fue triste

-¿No puedes estar quieta verdad? – Pregunto Thomas llegando a mi lado agitado

-Solo cuando leo ¿Y Lucille?

-Abajo, está guardando los víveres que trajimos – Suspiro y miro el cuarto – Lo detesto

-Yo no – Me miro y yo rose mi mano en las paredes – Aquí solía jugar contigo y Lucille, no podría odiarlo – Lo mire e imite su cara seria para después reírme – Vamos quita esa cara – Se rió, no puedo creer que sea tan guapo, de todos los nobles que me podía enamorar, fue el, maldición

-Tienes razón – Acomodo un mechón de mi cabello detrás de mí oreja y sonrió, pero puedo notar su mirada triste y melancólica, quisiera poder desvanecer esa pena de sus ojos, aun puedo recordar cuando éramos pequeños, Lucille siempre nos decía lo únicos y perfectos que éramos

-Jamás entre a la habitación de piano, quisiera hacerlo

-Lo harás – Sus ojos por un instante cambiaron y mire sorprendida para después sonreír, acaricio mi rostro y suspire para cerrar los ojos, tome su mano y lo mire

La Cumbre Escarlata (El juguete de los Sharpe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora