¿Baby? ||CNCO||

18

—Y fin. —Cerro el libro y se dispuso a irse a su habitación, pero los ojos aún abiertos de los dos niños que restaban —por que Joel y Erick ya estaba dormido— no lo dejaban ni moverse de la silla.

—¿Y que paso después? —Pregunto Richard.

—¿Después de qué? —Arqueo una ceja.

—Después del fin, ¿Que paso con la princesa y el príncipe? —Cuestiono sentandose en la cama, dándole un mejor espacio a Zabdiel que también estaba despierto.

—Pues se casaron, y tuvieron muchos niños, y ya. —Se encogio de hombros sin saber que más decir.

—¿Y que paso con los niños? —Esta vez el que pregunto fue Zabdiel.

—No lo se, crecieron y también salvaron princesas, quizás uno salvo a otro príncipe. —Dijo irritado, eran casi la una de la madrugada y tenía sueño, estos días su ciclo de sueño estaba bastante descontrolado por los niños. 

—¿Y que paso con ellos? —Volvió a preguntar Richard.

—¡Se casaron tuvieron hijos y se murieron! —Grito ya harto. Richard y Zabdiel lo miraron sorprendidos y al ver que los estribos de Chris se habían ido volvieron a recostarse y a cubrirse con la cobija— Buenas noches. —Dio un beso en ambas cabecitas y se fue la habitación.

Tiro aquel viejo libro en alguna parte de la sala la cual estaba súper hecha mierda por el desorden que habían causado estos últimos dos días, que claro él no quería limpiar.

Cuando llegó a su habitación se tiró a la cama, impotandole poco que llevara la misma ropa que había estado usando desde ayer. Cuidar cuatro niños enserio era agotador, y se había re jurado que después de salir de esto no iba a tener hijos jamás.

Si es que salía de esto, claro.

Estaba cayendo en los brazos de morfeo cuando su teléfono sonó, y con un fuerte quejido lo tomó y contestó furioso.

—¿Qué? —Grito.

—¿Estabas dormidos? —Reconocio la voz de aquella vieja a kilómetros, se había desaparecido toda la semana, dejándolo solo con puto papel de M&G que ellos tuvieron hace como dos semanas y no volvió a aparecer nunca. Y ahora que se estaba muriendo de sueño quería matarla más que nunca.

—No, por supuesto que no, me estaba rascando el ombligo. —Espeto sarcástico.

—Uy, con ese temperamento cuidas de cuatro niños.

—¡Es la una de la mañana!, ¿Que quiere? —Grito furioso, en realidad le valía muy poco que estuviera hablando con una anciana, tenía sueño.

—Deja de pelear con el telefono y ven a abrir la puerta.

—¿Qué? —Esta vez se mostró desconcertado. Ni lo dudo un segundo cuando se levanto y fue a la puerta para abrirla, y justo como decía, ahí estaba la doña Mirella, la cual al verlo colgó su teléfono.

—Te tardaste un poquito, ¿No? —Dijo y se adentró a la casa como si la de ella se tratase.

—¿Que hace aquí tan tarde?, ¿Se da cuenta que son las una de la mañana? —Pregunto acercándose a ella, la cual se sentó en el sillón.

—Si, lo se. ¿Y los niños? —Pregunto viendo hacia los lados.

—Jugando en el parque, —Dijo sarcástico cruzanzose de brazos— ¿Que piensa usted que hacen unos niños a la una de la mañana?

—Como eres tú, pensé que los tenías durmiendo en la sala. —Lo miro cruzando de piernas.

—No soy como usted. —Paso por en frente de ella y se dirigió a la cocina.

—¿Que quieres decir? —Trato de ver a Christopher,  pero este ya estaba en la cocina.

—Que usted, primero da unos acertijos como de niños de cinco años, después se pierde una semana y ahora vuelve a la una de la mañana, cuando ni siquiera ayuda.

—Oh, querido, yo te quiero ayudar. —Se levantó del sillón y caminó hacia Christopher.

—Bueno, si tanto me quiere ayudar, ¡Ayudeme a revertir esto! —Grito molesto.

—No puedo, solo lo puede hacer la que lo hizo. —Se cruzo de brazos.

—¿Y quien mierda lo hizo?

—Bueno, ya que tanto insistes. Solo te daré una pista. —Chris se volteó de inmediato y la miró con los ojos bien abiertos— Fue una amiga de mi nieta.

—¿Que?, ¿Quien es?, ¿Como se llama?, ¡Digame! —Agito levemente a la señora.

—Oh, cariño, ya te di una pista, ahora tienes que hacerlo tú el resto.

—¡Pero ni siquiera se como es su nieta! —Lloriqueo.

La señora negó unos segundos y sacó de su bolso una foto y se la entregó a Chris, este la miro de pies a cabeza, en la foto había una chica de unos dieciséis años, cabello largo negro y pecas, en esos momentos sintió un extraño Déjà vu.

—Siento que ya e visto a esta chica antes. Pero, no se donde. —Bajo la foto y miro a la mujer, que se encogió de hombros.

—Ilumina esa mente Vélez, recuerda, recuerda. —Hizo un extraño movimiento con sus manos sobre la cabeza del castaño y después golpeo su frente con algo de fuerza.

—¿Eso fue un hechizo?

—No, solo es para ver si se te despiertan las neuronas. —Alejo sus manos y le arrebató la foto a Christopher.

—¡Hey!, La necesito. —Intento tomarla pero ya la mujer la había guardado en su  bolso.

—No, no, debiste haberla memorizado.

—¿Al menos le puedo sacar una foto?

—No. —Christopher suspiro rendido.

—Trata de recordar, trata de buscar en lo más profundo de tu mente. —Con su dedo toco la frente de Chris.

—¿Solo venía para eso? —Pregunto.

—Si, sabías que ibas a decir eso. —Sonrio orgullosa.

—¿No podía venir mañana?

—No. Ahora, te dejo, para que pienses mejor. —Empezó a caminar hacia la puerta, Chris solo tenía su mirada perdida en el piso— Buenas noches, Chris. —Dijo y salió del departamento.

—Buenas noches. —Miro la puerta unos segundos y después se devolvió a su cuarto para tirarse boca abajo sobre la cama.

Cerro los ojos intentando reconciliar el sueño, pero, ahora había un pequeño problema.

Ya no tenía sueño.

Restrego las palmas de sus manos en su cara y suspiro agotado.

Esta sería una noche larga.

Nohe-