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-Hola Christopher. -Saludo la mujer con una dulce sonrisa en su rostro. Christopher esta estático, sin saber que decir o como actuar, solo estaba impactado.

 La mujer al ver que este no respondía hizo a un lado a Christopher y entro al departamento como si de su casa se tratase.

-Lindo lugar, pero como que muy desordenado para cuidar cuatro niños. -Menciono viendo cada esquina del departamento hasta que su vista paro en los cuatro niños que la veían con curiosidad- Hola pequeños. 

-¿Quien es usted? -La detuvo justo antes que tocara a Zabdiel. La mujer volteo y lo miro, después soltó una risita por lo bajo, confundiendo mucho a Chris, demasiado. 

-Pero que descortés soy, soy Mirella. -Extendió su mano al castaño, pero este ni se molesto en tomarla- Al parecer no soy la única descortés. -Murmuro. 

-Y-Yo la vi a usted, usted ayer, en la banca, desapareció, ahora aquí... 

-Shh, shh. -Poso su dedo en los labios de Chris- No se te entiende nada, querido. -Le mostró una dulce sonrisa. Christopher quito su mano bruscamente.

-¿Como sabe de los niños? -Cuestiono frunciendo su frente. 

-Tengo que saberlo, ¿No?. 

-¡Usted hizo esto! -Grito a la señora. Por impulso intento acercarse a la señora pero esta lo tomo por los hombros deteniéndolo. 

-Oh cariño, yo no haría un hechizo tan mediocre como este. -La cara de Chris demostraba confucion, pero a la vez enojo- Y creo que si lo hubiera hecho, hubiera sido más realista. -Sonrió con orgullo. 

-¿Entonces? -Cuestiono, quitando los brazos de Mirella. 

-Yo solo di el hechizo. 

-¿¡Qué!?

--Si, aunque pensaba que lo haría mejor, solo parece que los encogió. -Sin ningún permiso tomo a Erick entre sus brazos para mirarlo más detenidamente. Christopher se lo arrebato de inmediato, importándole poco que hablaba con una anciana. 

-¿A quien se lo dio?, ¿y por que lo hizo?. ¡Los chicos no han hecho nada! -Grito. Pero la mujer ni le tomo importancia a sus gritos y solo soltó una leve risita.

-Oh cariño, tus amigos no hicieron nada. -Volvió a reír- El culpable de todo eres tú. 

-¿Qué? -Quedo en shock- P-Pero yo no he hecho nada, no me he metido con nadie, ni tampoco e ofendido a nadie. ¿Como pude ser yo? -Su tono bajo como si en cualquier momento fuese a llorar o algo. 

-Tienes que estar más al pendiente de las personas que ignoras, Veléz. -Musito. 

-Deje de jugar. -Sentencio, bajando a Erick al piso. 

-No estoy jugando, querido. Solo intento ayudarte. -Estiro sus labios formando una sonrisa, una que Chris no creía para nada. 

-Si me quiere ayudar ¡Revierta el hechizo! -Grito dando un zapatazo. 

-yo no puedo hacerlo. -Se encogió de hombros- La única que puede hacerlo es la que lo causo, y dudo mucho que lo haga, no hasta que te disculpes. 

-¡Pero como mierda me disculpo si no se lo que hice! -Grito, ya harto de la situación y de los malditos acertijos de la mujer. 

-Entonces supongo que te tienes que volver un padre responsable y criar a los cuatro tu solo. -Menciono con una expresión fría en su rostro. La expresión de Chris cambio a ser una de miedo, de mucho miedo. 

-N-No puedo criar a cuatro niños yo solo, aparte somos una banda, ¿Que pasara con CNCO? -Su tono representado y ya hasta había empezado a temblar y casi a llorar por la angustia. 

Mirella se encogió de hombros mirándolo con un expresión neutra, trasmitiendole lo poco que le importaba su situación. 

-Tiene que ayudarme, por favor. -Tomo los hombros de la mujer mirándola suplicante. 

-Yo no puedo hacer nada Christopher. El que tiene que ayudar a sus amigos eres tú. -Con su dedo toco la punta de la nariz ajena. 

-Pero tengo miles de personas en mi contra, ¿Como voy a saber lo que le hice a una? -Pregunto. Sus ojos se habían llenado de lagrimas y su voz se empezaba a quebrar. 

-Quizás esto te ayude. -Le entrego un afiche, pero claro, no era un afiche común, era uno que anunciaba el meet & greet que habian tenido la semana pasada en Nueva York, donde todo había pasado. 

Christopher frunció el ceño confundido y miro a la anciana, quería preguntar pero prefirió no hacerlo y solo se quedo en silencio con el afiche entre sus manos. 

-Quizás eso te ayude a recordar. -Menciono. 

-¿Pero y si me entero que hice, pero no se quien es la chica? -Pregunto. 

-Tendrás que averiguarlo tu mismo. -Le guiño un ojo. Dirigió su vista a su reloj y miro a Chris- Me tengo que ir, tengo que llegar temprano a la iglesia. -Le dijo. Y antes de salir se acerco a los niños y planto un besito en la cabecita de cada uno. 

-Espere, -La detuvo justo antes que caminara a la puerta- ¿Que hago si no logro saber lo que hice?, ¿Oh la chica no me perdona? -La mujer volteo y lo miro. 

-Me temo que tendrás que acostumbrarte a ser el papá de cuatro niños. -Planto un beso en su mejilla y se fue del departamento, dejando a Christopher plasmado en la puerta. 

Richard se bajo de su asiento y fue a donde Chris que aun estaba de espaldas- ¿Quien era ella, Christopher? -Pregunto, jalando de la playera de este. 

Christopher volteo, dejando ver sus ojos y mejillas llenos de lagrimas que seguían bajando sin fin, sus labios estaban apretados para evitar soltar cualquier sollozo y llamar la atención de los niños, pero era tarde, Rich lo había visto. El pequeño soltó un jadeo por la sorpresa al ver su estado, y claro, llamando la atención de los otros tres. 

-Porque lloras, Christopher? -Pregunto. 

-Por nada. -Limpio de inmediato sus lagrimas, forzando una sonrisa, una sonrisa para nada creíble en él. 

-Mi mamá dice que cuando uno llorar es por que esta triste y necesita un abrazo. -Dijo. Vio como las lagrimas de Chris empezaban a bajar de nuevo y su sonrisa se cambiaba por una mueca triste- ¿Necesitas un abrazo? -Pregunto, Chris asintió repetidas veces. 

El pequeño extendió sus brazos en el aire y Christopher no tardo en agarrarlo y abrazarlo. El pequeño rodeo el cuello de Chris juntando su mejilla con la ajena, soltando una corta risita aunque Chris estuviese llorando. 

Este miro a los tres pequeños que lo miraban atentos y no tardo en empezar acercarse a ellos- ¡Vengan ustedes también! -Como pudo cargo a los tres entre sus brazos haciendo que soltaran un quejido. 

Los cuatro al final terminaron abrazándolo, haciéndolo sentir como un estúpido ya que cuatro niños lo estaban consolando. Pero a la vez se sentía protegido ya que sabia que ellos eran sus amigos.

Que por ahora eran niños, y haría todo lo posible para que vuelvan a la normalidad. 

¿Baby? ||CNCO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora