Capítulo XIV

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(Con las amargas imágenes que ninguna doliente hubiese deseado ver, su cuerpo se sumergió en la inconciencia, había sido destruida físicamente, así como lo había sido en espíritu, y ahora sus oídos se llenaban de los susurros que en muchas mañanas había compartido con su adorada esposa Emma. Tan fría y vana, tan completa y perfecta, había empujado por completo la vida fuera de sí, y ahora su mundo comenzaba de nuevo, su segunda oportunidad fue servida gracias al veneno de una mortal víbora, al despertar se encontraría a días de conocer a Emma una vez más, y de vivir una historia que no era la que había sido escrita para ellas, pero que satisfaría cualquier deseo que tuvieran la una de la otra. Su señor así lo cumpliría, como se lo había prometido a ella, sin embargo, la suya no era la única promesa que el cumpliría esa noche, pues siempre había alguien más, dispuesta a sacrificar todo por una segunda oportunidad)

El miedo se apodero de ella rápidamente, la general estaba sufriendo de algo que nunca antes había visto antes, algo que se le hacía extraño y desalentador, algo que le convertía la piel en frio mármol, aun así, como pudo, se las arregló para calmarse y subir a la rubia a su cama, la cubrió con todas las pieles que habían disponibles, dándole de beber además, un poco de ron de Egipto que era capaz se calentar cualquier cosa, eso debía ser suficiente para la ocasión, pero no fue así, la rubia seguía helada, aun cuando había pasado tiempo entre las atenciones de la reina, eso desespero rápidamente a la morena, no quería perderla, sin importar lo que había sucedido sus sentimientos seguían siendo los mismos.

Llamo entonces a Elsa a los gritos rápidamente, nadie mejor que ella para ayudarla, era discreta y estaba dispuesta a servirle a cualquier hora, y como siempre la rubia no le fallo, haciendo acto de aparición casi al instante, cruzando la puerta de un tirón, creyendo que algo malo le había pasado a la reina, mas, cuando vio el cuerpo helado de la general, su aspecto de preocupación cambio a uno de extrañeza, ya había visto antes esa situación, solía ser fatal, o en el mejor de los casos, hacia a las victimas perder algunos dedos, pero, era imposible ver algo así en el desierto, cosa que la llevo a cruzar su mirada con los ojos marrones de la morena.

- ¿Qué es lo que ha pasado? – gruño la doncella. – estos síntomas los he visto antes, en los hombres que han estado expuestos a las altas nieves de mi reino, pero, ¿Cómo podría haber pasado algo así aquí?

-No tengo la menor idea, ni siquiera sé que es lo que le pasa. – espeto la reina caminando de un lado a otro. - pero si eso les pasaba a los hombres de tu reino, sabes que hacer, por favor Elsa, sálvala.

-Temo que solo hay una forma de salvar a alguien en este estado. – respondió la rubia alargando la mirada hacia la general. – pero después de ver lo que ha pasado hoy, no creo que le agrade la idea.

-No es momento para conflictos infantiles, dime lo que debo hacer y considéralo hecho. – continuo la morena. – traeré todas las pieles y el ron que tenemos en nuestros barcos, si es necesario.

-De acuerdo, pero no será necesario nada de eso. – alerto la doncella. – primero que nada, debemos quitarle la ropa que lleva, que debe estar húmeda lo que impide que el calor se acumule en la piel.

La morena rápidamente obedeció, dejándose guiar por Elsa, que, con sapiencia, apartaba las botas llenas de arena de la general, después la despojaron de la espada que cargaba en la cintura, el resto de la armadura que le quedaba, la capa roja y la túnica. La desnudes de la rubia sonrojo ligeramente las mejillas de la morena, que al verla tan vulnerable no pudo evitar recordar aquella primera noche que realmente compartieron como pareja, lo que la llevo a cubrirla rápidamente con las pieles, ante de que se viera débil y lujuriosa en el momento menos oportuno.

-Ahora, solo queda por hacer una cosa más. – sonrió la doncella con picardía sirviendo otra copa de ron, ofreciéndosela a la reina. – beba esto, luego desnúdese también, entre a la cama y abrácela.

La Serpiente Del Nilo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora