Cassandra, una adolescente de 14 años, nota que a su barrio se muda una pelliroja intimidante, y decide averiguar quien es, resulta que es una de las hijas de puta más grandes de España, Alicia Sierra.
Pero a Cassandra por alguna extraña razón no l...
Casualmente me encontraba caminando por el barrio, como casi todas las mañanas antes de ir a la escuela, cuando de pronto, de un auto bajó una pelirroja radiante, hermosa diría yo. Se acababa de mudar a la casa "embrujada",así le decíamos todos desde que se habían muerto varias personas por razones inexplicables. Pasé a su lado y cruzamos miradas, me acerqué a saludarla pero no era una persona muy amigable en sí.
¿Que miras, rubia?- me dijo la tía sin siquiera mirarme Así qué, eres nueva por aquí,¿no? Pues bienvenida, soy Cassandra y vivo cerca de aquí. Y tu eres.. -Soy Sierra, Alicia Sierra, y si, soy de las hijas de puta más grandes de la ciudad por si te lo preguntabas, un placer, quizá coincidamos en algún otro lado, Rubia.- dijo, parecía molesta por alguna extraña razon, pero no pregunté. -No me digas rubia, no me gusta- exclame a modo de protesta. - Como sea, Cassandra, me la suda- dijo con una mirada que te penetraba hasta lo más íntimo de tu ser.
Di media vuelta y seguí caminando, la chavala esta no parecía ser de muchos amigos, y al contrario, parecía de muchos enemigos. Me había olvidado de los horarios de la escuela, así que salí corriendo para llegar temprano, pero de mi mente no podía sacar a esa pelirroja, era hermosa, y realmente estaba considerando sentir algo por ella, no solo una amistad. Entre pensamiento y pensamiento llegué a la escuela. Caminé por el pasillo y me di cuenta que la señorita Avalos, estaba a punto de cerrar mi salon, y sabia que si me veía llegar tarde me caería un regaño de los gordos, así que me apresure, pero no mire por donde corría y me choque con una chica, y para mi sorpresa y buena suerte, era la pelirroja. Ambas nos caímos al suelo del golpe que nos llevamos, y nos quedamos mirándonos fijo en el piso.
-MÁS CUIDADO POR DONDE VAS, ERES GILIPOLLAS!?- me gritó Alicia mientras tomaba unas libretas del piso. Quise mirar una de las fotos que había salido disparada de una de sus carpetas pero no me dio tiempo. -¿Te quieres relajar? Solo fue un accidente perdona joder- dije molesta -Ash, ya odio este lugar- se quejó Alicia, y siguió caminando. Lo que ella no se dio cuenta es que yo me di media vuelta para ver como se alejaba, mis ojos disparaban corazones, pero no, no era posible que me estuviera enamorando de una mujer, eso esta mal, pensé.
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Conseguí entrar al salón sin que Avalos me viera, y me senté en el último banco como todos los años. Y obviamente, sola, porque odiaba a todos mis compañeros y porque no tenía muchos amigos en si, ni que me interesara tenerlos. Una profesora no muy alta y con lentes rojos entro al salón y todos se quedaron en absoluto silencio, lo cual era raro porque todos son unas putas cotorras, pero quizá querían caerle bien a los profesores, lo cual era la explicación más lógica para esas actitudes por parte de mis compañeros.
-Buenas tardes, soy la señorita Stephan y voy a ser su profesora de literatura, pero antes les quiero presentar a su nueva compañera, ella es Alicia Sierra- dijo con una sonrisa,falsa evidentemente, si es que ella no tenía ni puñeteras ganas de estar ahi, lo note en sus expresiones. Mis oídos no podían creer lo que estaban escuchando, la reina de las hijas de puta según todos, acababa de entrar en nuestro salón y encima vivía frente a mi casa, no comprendía esta situación, pero no me sacaba a Alicia de la cabeza, su radiante cabello rojizo había quedado grabado en mi cerebro.
