Cassandra, una adolescente de 14 años, nota que a su barrio se muda una pelliroja intimidante, y decide averiguar quien es, resulta que es una de las hijas de puta más grandes de España, Alicia Sierra.
Pero a Cassandra por alguna extraña razón no l...
Abrazada a la cintura de Alicia, Cassandra por fin sentía que encajaba con otra persona de su edad, se habían conocido hace unas horas atrás, pero había una conexión inigualable entre esas dos jóvenes. Cassandra se sobresaltó en un segundo por la manera drástica de Alicia de frenar. -Oye, ¿que sucede?- pregunto la rubia desconcertada aún abrazada a la pelirroja. -Haz una llamada, usa una moneda y dile a tu madre que no te espere, que vienes a mi casa a dormir, ese era el trato, ¿no?- dijo Alicia con una sonrisa, pero poco a poco se fue desvaneciendo porque la pelirroja pensó que Cassandra iba a rechazar la oferta, ya se había acostumbrado a que la mayoria de chicos de su edad se alejaran de ella porque era "peligrosa". -Claro, ya la llamo- respondió quien ahora era su nueva compañera de aventuras. Ambas pararon cerca de una cabina, buscaron una moneda y la madre de Cassandra respondió casi al instante.
-Hola ¿quien habla?- pregunto la madre -Mama, soy yo, Cassandra, no me esperes hoy, iré a dormir a la casa de una amiga- dijo con completa certeza. La madre se sorprendió, porque su hija nunca había hecho una pijamada con compañeras, tampoco era que le interesara, pero se alegró porque al fin tendría una distracción, y posiblemente una amistad.
La rubia cortó la llamada y fue junto con Alicia. -Bien, vamos a mi casa- dijo mientras se hacía una coleta. Ambas comenzaron a caminar y no se dijeron ni una palabra durante todo el camino, quizá eran los nervios, o las dudas que le surgían a ambas, querían decirse de todo, pero ninguna se atrevía a dar el primer paso. El tiempo pasó y llegaron a la casa de Alicia, la casa "embrujada" como era conocida por la ciudad. Cassandra pudo notar como algunos de los vecinos las miraban raro a ambas por entrar en esa casa, pero no dejo que eso le importase.
-Adelante- dijo Alicia tímidamente. -Wow, es muy bonita- dijo Cassandra para intentar ser cordial. -Gracias, ven vamos a mi habitación- dijo la dueña mientras dejaba su skateborad junto a una alfombra que tenían en la entrada. Para llegar a la habitación de Alicia, había que pasar por una escalera en forma de caracol, y un pasillo con 4 puertas, la de Alicia era la 3ra, Cassandra decidió memorizarla por si acaso. Alicia abrió la puerta de su habitación y Cassandra se sorprendió, lo que vio en su interior no se lo esperaba ni de casualidad.
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-Mierda- bufo la pelirroja- deje las luces prendidas, esperate las apago- dijo tomando un control para poder detener esas intensas luces violetas. -Bien, ven siéntate y hablemos- dijo la pelirroja soltando su coleta y dejando su abrigo en su cama. Cassandra procedió a sentarse en el piso, mientras esperaba a que Alicia le preguntara algo, no se animaba a comenzar la conversación, porque su nueva amiga la ponía nerviosa.
-Bien- dijo Alicia sentándose frente a la rubia- como no tuvimos mucho tiempo de hablar de nosotras, empieza tu, que te gusta hacer, tu familia, yo que se lo que quieras- soltó una pequeña risa al final, mostrándose interesada por su nueva amiga.
-Ok, me llamo Cassandra, me gusta leer cómics, no tengo amigos, siempre estoy en mi casa leyendo o jugando a las consolas con mi hermano menor, a mi madre casi nunca le interesa saber donde estoy, y antes de que llegaras aquí no me hablaba con nadie. Vas tú- dijo apuntando hacia su nueva amiga.
