Sentimientos / Чувства

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"Sin gato, el ratón es libre"
Proverbio ruso.

Alenna.

Me dejo caer sobre mi espalda, agitada, cansada y sudada, mi respiración y puso acelerados, me siento ligeramente eufórica a causa del esfuerzo, Igor está sobre mi, también cansado, el sudor gotea sobre su rostro, estoy atrapada bajo su cuerpo grande y resbaladizo.

— Eres bastante resistente — se queja, limpiándose el sudor con el antebrazo pero sin intención de quitarse de encima

— Sino lo fuera, no tendría sentido — le recuerdo, sus manos aprietan con firmesa mi muñeca y hay una pequeña chispa de diversión en sus ojos

— ¿Te hice daño? — pregunta entonces soltando mis manos con cuidado y dando una muy ligera palmada a mis costillas, hago una mueca de dolor

— No es nada que no he superado antes — le aseguro — me hiciste sangrar sin embargo — sonríe con malicia antes de finalmente apartarse y sentarse a mi lado

Igor es un hombre fuerte, y lo había demostrado, su cuerpo está marcado de forma similar al mío, tiene tatuajes y cicatrices por todas partes

— Oficialmente puedo decir que he sobrevivido a una batalla contra ti — dice, su voz demostrando su cansancio.

— Es un entrenamiento, no estaba intentando matarte — intento levantarme pero mi cuerpo se queja — y aún así te gané unas diez veces

— Vamos, te voy a curar esa herida, tienes que descansar y en cambio me convences de traerte a intercambiar puños — de levanta y me tiende una mano para que me ponga de pie

— Es mi forma de relajarme — miento, aunque es una mentira a medias, entrenar me hace olvidar el por qué estoy hasta el cuello en mierda, si quiero realmente relajarme, puedo solo leer un libro.

— la mayoría de chicas suele proponer otra forma de relajarse — se queja, dándome una mirada intencionada, tardo un segundo en comprender lo que dice, pero cuando lo hago, aparto mi rostro de su vista, intento no pensar en ello.

— Ya, ustedes los chicos solo piensan en eso — mi respuesta lo hace reír, le di un puñetazo en la mejilla, así que su pómulo está enrojecido, pero el pensamiento sobre su atractivo pasa por mi mente de forma espontánea

— A veces — Admite directamente y el recuerdo de que me ha visto desnudanme hace querer esconderme, él continúa — pero tanto manoseo suele Dejarte pensando — se queja,  cruzandose de brazos, me mira con una ceja levantada — dime que no se te pasó por la cabeza, ni un segundo mientras te tenía contra el suelo

No estoy segura de cómo consigo mantener mi rostro inexpresivo, le devuelvo la mirada, aunque la intensidad en la suya va por un camino diferente.

— La única razón por la que me tuviste en esa posición es porque estoy herida — levanto una ceja, el se ríe ligeramente y pone sus manos en las caderas.

Luego de haber regresado a la casa de Ekatherina, Igor había intentado responder mis preguntas sobre Lara y su crianza.

Entendía mi curiosidad por la miedosa chica, pero finalmente habíamos empezado. a hablar sobre nuestros trabajos hasta que todo terminó en una apuesta sobre sí yo podría o no vencerlo.

— ¿Eres virgen? — pregunta finalmente sacándome de mis pensamientos, lo miro, sin estar segura de si estoy molesta o avergonzada, pero mi rostro me traiciona y me sonrojo

— No es algo en lo que tenga tiempo de pensar — digo en cambio, el me mira luciendo extrañado

— ¿Enserio? ¿Ni siquiera los muchachos en Siberia? — me encojo de hombros, vivía en una mansión donde muchas veces habían fiestas llenas de prostitutas así que no soy inocente al respecto, y he tenido que usar mi cuerpo para atraer a hombres, pero nunca he llegado tal lejos.

Alenna - El OrigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora