Capítulo I

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30 de Abril, 2000.

Valia

Desperté por los gritos de mis padres, estaban peleando o algo así, aquí las peleas no son comunes pero cuando ocurren me hacen sentir incómoda e incluso hasta asustada. Mi desayuno ya estaba listo, lo han dejado  en una charola sobre mi buró. Me puse de pie y abrí las cortinas, quería que la luz del nuevo día entrará, es una hermosa mañana después de todo, desayuné en mi cama tratando de tranquilizarme por la pelea. No debo perder mucho tiempo ya que es día de escuela y no puedo llegar tarde.

Me bañé y después me coloqué el uniforme escolar, una blusa blanca, una falda un poco larga azul marino, ridículo pero no importa, por último me puse unas medias blancas y zapatos negros, tome mi mochila y salí de casa.

El colegio está muy cerca de mi casa por lo que prefiero ir caminando. Me detengo en una prestigiosa tienda de artes ya que algo ha llamado mi atención. Una hermosa y enorme pintura se está vendiendo. Es elegante, alegre, bonita. Parece la pintura de una diosa griega, aquella mujer es preciosa, ¿Será que ella existe? Si es así, ella es la más hermosa del universo, una completa diosa capaz de cautivar a su mismo género.

-Hola- me saluda un chico.

Un chico muy alto que tiene que bajar la mirada para mirarme, barba rasurada a la perfección, ojos cafés, cabello castaño ligeramente largo, tiene una mirada fría y huele a tabaco y perfume.

—Hola— respondí sin dejar de ver la pintura- ¿También llamó tu atención?

—¿Llamar mi atención?— cuestiona irónicamente aquel chico— ¿Estas impresionada de esto?

—Claro, yo jamás podría hacer algo así.  ¿Cómo lo lograrán?

—Es muy fácil, solo hay que hacerlo con el alma.

—"Hacerlo con el alma"— repetí esas palabras que han causado tranquilidad en mí.

—Lo hice yo— me reveló, parece muy sincero y debe ser cierto.

—No, no te creo.

—Es la verdad, con ayuda de mi hermana.

—Felicitaciones.

—Gracias.

—Ella es muy bonita, quisiera quedarme pero no puedo ya debo irme, llegaré tarde— me despedí, ya es tarde y tengo que darme prisa.

—Cuidate.
Joey, me llamo Joey.

Sonreí, que agradable y extraña manera de conocer a alguien.

—Valia— me presenté— fue un gusto Joey.

Joey, es un nombre muy común supongo pero nada usual conocer a una persona solo por admirar su arte.

Llegué al colegio, tome mi lugar. Es extraño que mi mejor amiga Rossy aún no esté aquí, ella es muy puntual siempre.

—Cariño— dice Maryna mientras se sienta a mi lado— mi hermano quiere sabes si aceptaras la cita.

Maryna es una chica rubia, de cabellos finos y delgados, brillante, sus ojos son verdes y tiene cientos de pecas en su rostro. Alta y con un cuerpo precioso que al final se ve opacado por su impresionante inteligencia y capacidad para persuadir con palabras. Es popular en el instituto por tener unos impresionantes y liberales ideales, además de tener una relación con dos chicos, ambos por supuesto están de acuerdo y normalmente se les ve a los tres caminando de la mano por los pasillos, tomando juntos los almuerzos e incluso en situaciones más comprometedoras.

—Citas para ser acosada sexualmente— respondí— primero necesito saber que más podría hacer por mí.

Pier ha estado acosandome desde que nos conocimos hace dos años. Es muy guapo pero tanta insistencia y acoso me resulta tan agotador que se ha vuelto un gran fastidio para. El poder de sus padres lo hace sentir como el rey del mundo, no es más que un hombre egoísta y ahora incluso posesivo. 

Dos mundos opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora