Joey
Los días han pasado lentamente, aún no puedo hacer frente al hecho de que Valia ya no está aquí, imagino que por la noche ella estará esperando como siempre en nuestra habitación. Nunca tardo en dejar de soñar y sentirme mal porque ella no volverá. Dijo que esperaría por mí, no puedes esperar toda la vida Valia y yo no puedo volver a quien tanto daño le he hecho. He mentido, he ocultado la realidad desde el inicio, si yo fuera ella no insistiría en estar con una persona como yo. Me advirtieron, terminaría muriendo nuevamente por ella, no quise ver la realidad, Valia ya me había hechizado, cada palabra, cada movimiento me hacían sentir que nada tendría un final, en este mundo la felicidad y el amor no existen, son una fantasía de la que nadie se quiere ocupar.
Clemence se ha aparecido después de mucho tiempo. Me pregunto qué habrá sucedido con James, ellos parecían muy felices, ella me ha pedido no preguntar nada al respecto y en realidad no es necesario saberlo. No debí volver a caer bajo los encantos de esta mujer, ella está prohibida, llega de noche para amarte pero a la mañana dice adiós. Tampoco pude controlarlo, quisiera gobernarme y poder decir "No, nuestro tiempo ya pasó" eso de ser plato de segunda mesa no es de mi agrado, por esa razón terminamos y además, mi corazón no puede olvidar a Valia.
Valia, si pudieras entender lo mucho que te extraño, ya todos me han dicho lo que sucedió contigo, lamento tanto haberte hecho daño cuando lo que menos deseaba era eso mismo, dañar a la mujer que amo. Esta bien, no volveremos a estar juntos, no mereces tan poco, por supuesto que nadie lo merece. Cuida de ti misma y de tu corazón, no sé lo entregues más a cualquiera, nadie sabrá cuidarlo, no quisiera verte sufrir de nuevo, y sobre todo, no vuelvas a entregármelo.
Mientras Clemence me besa siento aquel hechizo, aquella mujer inteligente que le encanta jugar con los sentimientos de los demás, que llena el vacío del querer con sábanas blancas y nuevas pieles día a día. Llegaste a mi porque querías sentir el peligro de estar a mi lado, te gustó tanto que decidiste quedarte por más y más tiempo, pero tus deseos eran más poderosos que tú supuesto amor. Y ahora vuelves aquí para decirme que no puedes olvidar, que todos estos años aún continúas perteneciendome.
Pero después de varios minutos, en los que recuperas tus poderes, te marchas de nuevo. No puedes volver a enamorarme, pero siempre tendrás un lugar especial, no puedo confesarme ante ti más allá del placer.
¿Por qué todo ese alboroto? Las personas en la pista de baile se detienen, parece que alguien se mueve entre ellos. Y como si de Afrodita se tratara, naciendo de la espuma del mar, la belleza se hace presente en los ojos de todos, aquella belleza que nos deja perpetuos ante ella. Valia está bailando en medio de toda esa multitud, detrás de ella hay un hombre se sigue sus movimientos, esos sensuales movimientos que solo ella puede realizar.
Deja atrás a aquel hombre utilizado solo para llamar mi atención, por si sola la pudo haber llamado, no había necesidad de que otro hombre tocará tu cuerpo frente a mi. Camina hacia mi, cada vez más cerca, no puedo moverme, siempre debes provocarme esto, esa mirada traviesa no ayuda, ¡Deja de hacerla!
—Oh baby, baby, how was I supposed to know? — canta cerca de mi oído y de poco a poco cae al suelo sobre sus rodillas, baja la mirada— Oh pretty baby, I shouldn't have let you go
I must confess, that my loneliness is killing me nowValia comenzó a llorar, cubriendo su rostro con sus pequeñas manos. No puedo evitar sentirme culpable de todo lo que he hecho con Valia, todo fue mi culpa esto ha sido mi culpa y ni siquiera tengo la capacidad para arreglarlo, todos deben estar pensando que soy un monstruo por hacerle esto, yo no quería llegar hasta aquí, no quería un final pero tampoco podía soportar el miedo.
—Hit me, baby, one more time!— vocifera entre lágrimas.
Tome su mano jalandola fuertemente para levantarla conmigo, la abrazo y siento sus lágrimas mojando mi hombro. Acaricio su espalda mientras intento tranquilizarla.
—Quiero volver— dice.
—Ya no es correcto, Valia— respondí— Debes irte.
Pasan unos segundos en los que continuamos abrazándonos, no podemos dejarnos ir, este amor no puede terminarse tan rápido. Quisiera detener el tiempo para permanecer así para siempre, abrazándote, amándote para el resto de la vida, sin que nada más nos importa, sin que nada más nos dañe.
Valia es la primera en soltar el abrazo. Se pone de pie, está lista para marcharse. Un impulso hace que tome su mano, ella hace que la suelte porque sabe que esto ya no tiene remedio, solo me queda verla partir, moviéndose de un lado a otro, con su mundo dando vueltas.
—Yo iría detrás de ella— dice mi primo Merab mientras se sienta a mi lado.
—Es mejor dejarla. Una persona como ella, maravillosa, como mi madre, no merece vivir asi— dije conteniendo mis lágrimas
—¿Por qué te niegas tanto a disfrutar?
—Disfrutar a cambió del sufrimiento de alguien más, eso no es lo que quiero. Si Valia estará conmigo quiero que los dos seamos felices.
Ese fue mi objetivo desde el inicio. Ahora ya no puedo detenerla, pero debe recordar que siempre estaré aquí para ella, alguien sabrá darle más amor y felicidad pero ese no seré yo. No podemos disimular lo evidente, aceptaremos nuestro destino tal y como debe ser.
—¡Valia!— exclama Solange entrando a la discoteca. Su gritó hace eco por todo el lugar, luce desesperada y Rossy viene detrás de ella. Gira su mirada de un lugar a otro mientras continúa gritando el nombre de Valia.
Merab y yo nos ponemos de pie y la seguimos. Bernard sale tratando de tranquilizar a nuestra hermana, pero ella solo continúa gritando, no puede respirar bien y está temblando. Su pálido rostro me causa terror, jamás había visto a Solange de está manera.
—Rossy, dime qué sucede por favor— digo, la tomo de los hombros porque parece igual de asustada que Solange.
—¿En dónde está Valia?— me pregunta Rossy, puedo sentir su corazón acelerado. Me mira a los ojos, esa mirada me da escalofríos, ambas están desesperadas.
—Valia— comienza a hablar Solange— Ella salió de la fiesta. Cuando veníamos en camino, observamos a lo lejos como una chica dormida...
Solange no puede continuar y comienza a llorar.
—Esto es culpa de...— dice Bernard.
—Ya lo sé— respondí de inmediato— debo ir tras ella.
—Joey, tú solo no podrás enfrentarlos. Yo iré contigo— mi hermano está decidido. Sin embargo, los dos solos aún somos incapaces de luchar contra ellos.
—Llamare al tío Vito y le diré lo sucedido. Es hora de hacerles saber quién manda aquí.
ESTÁS LEYENDO
Dos mundos opuestos
RomantikÉl es el hijo del mafioso más poderoso del país. Ella,una chica de familia perteneciente a la clase alta, cuyo principal interés son sus calificaciones. Valia y Joey tienen dos vidas completamente distintas pero el destino se encargará de unir ambo...