Acababan de salir. Era mi oportunidad de poder hallar aquella misteriosa carta y descubrir que podía haber en ella. Mi padre había ido a trabajar como cada mañana, y mi madre había ido a comprar, fruta fresca decía, pero después siempre aparecía con muchas cosas que no eran fruta, ya fueran galletas, chocolate, o dulces de algún tipo, si debía definir a mi madre de alguna forma, desde luego que sería golosa, cosa que he aprendido de ella, tengo obsesión con todo lo que sea dulce, eso explicaría porqué me había gustado tanto el Sue's... es decir... por su café, no por el chico de los tatuajes. Esa no era la cuestión ahora, lo importante era encontrar la carta y descubrir lo que ponía en ella para entender que es lo que estaba pasando el día anterior en casa. Bajé las escaleras y me dispuse a entrar en el despacho de mi padre. Cerrado. ¿Desde cuándo se cierra con llave un despacho? Palpé el marco de la puerta con la esperanza de encontrar la llave, pero no tuve tanta suerte como esperaba. Tras esto intenté pensar como mi padre, así que me dirigí al salón y miré cada rincón del piano, pero no estaba allí, estuve mirando por el resto del salón sin demasiado éxito y tras esto, me dirigí a la cocina, aún pensando como pensaría mi padre. Abrí la nevera y miré en el cajón de las verduras y efectivamente, no estaba allí dentro la llave. Miré bajo cada bote, frasco o recipiente, pero seguía sin tener ningún éxito. Viendo la hora que era decidí rendirme o me temía que iba a acabar llegando tarde a clase, y no es algo que me apeteciera precisamente, además, debía entregar la hoja de selección de las asignaturas optativas, finalmente le había hecho caso a Mackenzie y me decanté por la asignatura de Comunicación, por lo que ahora solo me quedaba explorar mi lado como periodista. Por el momento había sido un periodista un poco fracasado, ya que mi misión de encontrar la carta por no haber salido bien, directamente es que ni había iniciado, misión para empezar la misión de encontrar la carta: encontrar la llave para abrir la maldita puerta. Cogí mi mochila y salí de allí dirección al instituto, nuevamente había salido con bastante tiempo de margen, por lo que al llegar, el edificio estaba prácticamente vacío. Me dirigí a secretaría y esperé hasta que la secretaria dejó de jugar al Candy Crush y decidió prestarme atención.
—¿Qué necesitas? —preguntó apartándose un poco las gafas de los ojos.
—Era para entregarle unos documentos —dije yo, sacándolos de mi mochila— son los de la selección de las asignaturas.
—Hoy es el último día —dijo ella mientras le daba los documentos— se nota que no tenías demasiado claro que querías elegir. He de reconocer que para muchos esta elección es difícil, algunos piensan en que asignatura les servirá más para su carrera mientras que otros piensan cuál será más fácil aprobar, ya sabes, para poder tener una media alta en el expediente. Pero yo siempre les digo lo mismo, acabaréis en una universidad pública, con suerte tendréis a algún profesor de relativo prestigio y al final acabaréis trabajando de otra cosa diferente a lo que habéis estudiado. Luego me lloráis diciéndome que un mexicano os ha robado vuestra plaza en la universidad de pijos o que le han dado preferencia a ellos a la hora de darles un puesto de trabajo, pero así va el país muchacho, estos sin papeles tienen más derechos que nosotros. Es indignante.
—Indignantes son sus comentarios —solté yo sin poder evitar callarme, no podía aceptar que hablase así— mi madre es mexicana y estoy muy orgulloso de ella, que luchó para poder irse de su país, dejando su familia y su vida atrás para poder tener una vida mucho mejor, para tener mayor calidad de vida y para asegurar que su futuro hijo, yo, viviese en un país algo más seguro. Lo que ella no pensó es que aunque Estados Unidos fuese el supuesto país de la libertad, había que lidiar con personas como usted. Que pase buen día.
Salí bastante enfadado de allí, así que fui directamente a la zona de relax, de esa misma planta, donde por suerte aún no había casi nadie, me senté en uno de los sofás y tiré mi mochila al suelo, tras lo que le di una patada a la mesa por la impotencia y me acurruqué en el sillón.
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Moral of the Story
Teen FictionA veces piensas que estás enamorado, cuando simplemente estás sufriendo, confundes amor con una mera distracción de la vida que tienes, en la que no eres feliz, en la que sólo intentas sobrevivir, día a día, sin que nada importe. Y posiblemente esa...