Capítulo 26 -Los Miserables

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La parte negativa de todo aquello, porque obviamente había una parte negativa, era que yo acababa de pasar a aquella larga lista de conquistas de Jules. Había dejado de ser Froy, el chico mestizo que llega desde Nueva York y del que se encapricha Jules para dar paso a ser uno más de una lista de polvos. Polvos que seguro que calificaba según si eran buenos, o malos, porque obviamente, el chico de ojos verdes quería tener opciones variadas en caso de necesitar repetir con alguien por no haber nadie nuevo a quien engatusar. Esa noche fue mágica para mi, porque perdí la virginidad con Jules, el chico del que estaba enamorado, pero fue una mierda, porque para él no significaba lo mismo que para mi, él solo me había usado a su antojo y yo solo era un juguete roto más, ¿cómo lo sabía? Pues lo supe en cuanto abrí los ojos y me vi en aquella habitación completamente desnudo, tapado solo por las sábanas de la cama, con la única compañía de Niall que me miraba asustado. En ese momento fue en el que comprendí todo lo que había pasado. Yo había estado bebiendo toda la noche, y aún así, Jules vió sus intentos completamente fallidos, como siempre, lo que le hizo recurrir a lo único que le quedaba, aquellas pastillas de colores, posiblemente éxtasis. Con ellas me sentía diferente, igual que aquel día en su casa, notaba los sentidos de una manera completamente diferente, mi tacto era mucho mayor, permitiendo que disfrutara de cada cosa que rozasen mis dedos, notaba un intenso y abrasador calor, que casi parecía como si me encontrara en mitad de un incendio y mi cuerpo estuviera completamente envuelto por las llamas en un espectáculo a cámara lenta, como si el mundo se paralizara y solo estuviéramos Jules y yo, y no solo eso, me sentía muy ligero, como si estuviera sobre una nube, y por supuesto sentía una felicidad constante, quizá por el hecho de que en aquel momento era incapaz de pensar en nada, no era capaz ni de distinguir lo que estaba bien de lo que estaba mal, no podía diferenciar lo que quería o no quería hacer, me sentía vulnerable, y ahora... ahora no me sentía así, la realidad me había golpeado como si de una apisonadora se tratara, ya no sentía mi tacto más profundo, no parecía estar en una nube o en un incendio, el mundo no se había paralizado para mi y mi cabeza había dejado de estar en blanco, en su lugar a hora estaba llena de pensamientos muy confusos y desorganizados, y lo único que podía saber era que aquella noche, Jules había conseguido lo que quería y ya no estaba allí.

Me incorporé y dirigí mi mirada hacia Niall, aún confuso y con un profundo dolor de cabeza por el alcohol y la droga de Jules. El chico de cabellos dorados y ojos azules se quedó pasmado, mirándome con cara de preocupación pero también con cierto miedo, sin embargo, tras unos instantes en los que nos miramos él y yo, finalmente Niall se acercó a mi lentamente y me abrazó, estrechándome entre sus brazos. Me rodeó por completo, podía notar sus cálidas manos en mi espalda desnuda, pegando mi cuerpo al suyo de manera cariñosa y dulce, haciendo que me sintiera protegido, y la verdad es que en ese instante era lo que más necesitaba, que Niall me protegiera. Literalmente estaba desnudo, completamente vulnerable y algo destrozado por lo que acababa de pasar, lo único que me reconfortaba era saber que Niall estaba allí para protegerme, pasara lo que pasara, quizá por eso mi madre decía que Dios había puesto en mi camino a un buen chico, porque el ojiazul siempre se preocupaba por mi. Empezaba a parecer mi ángel de la guarda, y no era de extrañar, desde luego el perfil de ángel lo daba a la perfección, con su cabello rizado y dorado y sus ojos de un profundo e hipnotizante color azul. Gracias Niall por haber estado siempre a mi lado, quizá debería haberte valorado mucho más desde el principio.

—¿Qué ha pasado? —pregunté yo muy apenado al tiempo que me apartaba del muchacho de cabellos dorados— ¿por qué estás aquí?

—Vi a Jules bajando hace como una hora —soltó el chico mirándome con ternura— y a juzgar por su actitud, se veía muy drogado —afirmó Niall mostrándome el paquetito donde venían las pastillas, pero esta vez completamente vacío— esto estaba aquí en el suelo, honestamente, no necesito saber que te estabas metiendo, porque se como es Jules y se que puede engatusar a la gente con facilidad. Lo que quiero saber, es ¿cómo tú has podido dejarte engatusar por él?

Moral of the StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora