Capítulo 13 -El Principito

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Estuve toda la tarde del domingo trabajando en la entrevista, estuve redactando la propia entrevista en base a la grabación, en un formato de preguntas y respuestas siguiendo el mismo orden en el que había realizado la entrevista para que encajase con el vídeo que publicaría esa misma semana en la web del instituto. Por supuesto necesitaba la aprobación de la directora, motivo que me había llevado a tomar la decisión de cortar el final de la respuesta de Brooke ante la última pregunta, ya que trataba bastante el tema de la opinión del instituto y personalmente la opinión de la directora y era de esperar, que a ella no le acabaría gustando nada y por tanto acabaría censurando la entrevista. El propio viernes por la tarde, le mandé el vídeo ya recortado y el día siguiente me envió un correo dándome su aprobación, por lo visto la entrevista le había gustado bastante y le resultaba completamente inspiradora para los estudiantes del Coaldale High, por lo que podía afirmar con total seguridad que había sido un éxito. Ahora solo quedaría transcribir la grabación en mi portátil para poder incluirla en el Velvet & Gold. Me moría de ganas de que Niall la leyese, pero también teníamos que tener en cuenta que llevaba varios días sin saber nada del chico, solo sabía que estaba en Los Ángeles en la casa de esa tal Emily Wolf. Mackenzie no me había dado muchos detalles, pero lo que sabía era suficiente para poder sospechar que Niall estaba saliendo con aquella chica, mi duda residía en si aquella tal Emily era en realidad la exnovia que había mencionado Mackenzie y que supuestamente le causó tanto daño a Niall, ya que de ser así quizá nos deberíamos preocupar por el chico y por su bienestar y hablar con él sobre si aquella relación era sana o no.

Respecto a mi mismo, esa semana no había tenido demasiada interacción con Jules, también había que tener en cuenta que yo había estado bastante centrado en la entrevista, debido al hecho de que Niall estaba desaparecido y yo me encontraba completamente desorientado, sin tener muy claro cómo poder sobrellevar la entrevista o qué preguntas eran las más adecuadas. Por suerte la entrevista con la muchacha fue bastante bien, no tenía nada que objetar ni ningún motivo por el cual pudiera quejarme, obtuve bastante información y la tarde del viernes fue fructífera. Ahora solo me quedaba preocuparme por otros temas, como podría ser el de la librería de Fred. Había empezado a barajar opciones, no tenía muy claro lo que él opinaría al presentarle las opciones, pero lo que yo sí tenía claro es que eran bastante buenas ideas. Para empezar había pensado que quizás realizar las entrevistas en el espacio que yo había redecorado, podía brindarle cierto valor añadido a la librería y por tanto hacer que la imagen de aquella zona de lectura se quedase grabada en la mente de aquellos que viesen la entrevista desde la página web del instituto lo cual iba a ser un plus, debido a qué le daría mayor visibilidad por resultar llamativa para la gente. La librería siempre había estado presente allí, pero su problema era que pasaba demasiado desapercibida, es decir, si es cierto que si necesitabas un libro ibas a acabar acudiendo allí quisieras o no, a pesar de que había un supermercado en el que podías encontrar algunos libros, pero no había la misma variedad que allí, el problema realmente residía en que si pasabas por delante, apenas te ibas a fijar en ella, no tenía nada destacable, no era bonita ni agradable a la vista sino simplemente una librería con un montón de libros polvorientos, bueno no realmente polvorientos, para algo Fred y yo pasábamos todas las tardes ordenando y limpiando, pero la cuestión era que no tenía nada que llamase la atención de la gente ni qué los tentase a entrar y por tanto teníamos que trabajar en ese supuesto lavado de imagen si yo quería que la librería siguiera intacta.

Mi otro plan para poder permitir que la librería se mantuviera abierta, era algo más complejo y quizá a Fred no le parecería bien, por el hecho de que podría evocarle bastantes sentimientos. Mi propósito, era realizar la misma tarea que desempeñaba Margaret, su esposa, había pensado en leer a los niños todos los viernes por la tarde y así recuperar aquella bella costumbre que destacaba en la pequeña librería de Fred. Bajo mi punto de vista, era una idea bastante buena, ya que él mismo me había dicho que los niños se morían de ganas por escuchar a Margaret leerles libros, y quizá yo no era ella pero mi propósito era poder transmitir lo mismo que ella transmitía, sacar las mismas sonrisas que ella sacaba, crear las mismas ilusiones qué ella creaba y por supuesto, despertar en los niños el mismo amor por los libros que ella despertaba.

Moral of the StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora