04:40

153 30 3
                                    

Antes de llegar a la cafetería —como le había prometido a Bruselas— quise llevarla a uno de mis lugares favoritos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Antes de llegar a la cafetería —como le había prometido a Bruselas— quise llevarla a uno de mis lugares favoritos. Obviamente, antes de llevarla para allá le pregunté si no le molestaba, a lo cual ella me dijo que no era así.

Sin mentir, eso me hizo muy feliz. Quería mostrarle a Bri ese lugar, para mi significaba mucho y tal vez, si yo le mostraba esa parte de mi, ella también se abriría un poco más.

—¿El puente de Brooklyn?— preguntó cuando la estructura ya era más o menos visible.

—Así es.

—¿Sabes? Siento que tienes una pequeña obsesión con los puentes. Durante todo este tiempo hemos pasado por no sé ¿cuatro?— Entramos al puente, pero por la parte en la que van los autos, le dije a Bri que la vista era mejor desde ahí.

—Creo que más que obsesión, es admiración.

—¿Por los puentes?— Llegamos hasta la mitad del puente, podíamos ver el agua a nuestros pies, cada vez que pasaba por ahí, el movimiento de esta me hipnotizaba y calmaba. Era como si todo el ruido de la gente caminando y de los autos pasando se silenciara, solo eran las pequeñas olas y yo.

Ahora, en cambio, no tenía que silenciar nada, porque no había ruido alguno, solo la respiración de Bri y la mía.

—No, por las personas que los cruzan.

—Es una extraña manera de ver los puentes— Bri estaba mirando al horizonte, al igual que yo. Era una sensación similar a cuando estábamos aún en el Bow Bridge, ni siquiera nos mirábamos, cada uno prestando atención en sus propios pensamientos, pero a la vez sabíamos que estábamos al lado del otro.

—Antes le tenía miedo a los puentes, o más bien, a estar pasando por un lugar que podría derrumbarse y que yo cayera al vacío— las personas a las que le había contado eso podía contarlas con los dedos de las manos, y eso que conocía a mucha gente— Mi hermana una vez me dijo que los puentes eran como la vida, para el llegar al lugar en el que quería estar, tenía que pasar por un camino riesgoso y lleno de obstáculos. Me dijo que cuando llegara a la mitad, pensara en el final del puente y que cada vez que tuviera un objetivo, tendría que pasar por uno.

»Al día siguiente, salí de la casa de mis padres y crucé este mismo puente una y otra vez. Desde entonces, todos los días cruzo, por lo menos, un puente. Sé que es algo extraño, pero siempre lo pienso cuando me siento atrapado y sin salida.

Cada vez que le contaba esa anécdota a alguien, sentía un peso salir de mis hombros.
Briseida se mantuvo unos segundos en silencio, quizás procesando todo, quizás conectándolo con algún suceso de su vida.

—No sabía que tenías una hermana— dijo con voz queda.

—Se fue hace algunos años a estudiar a Inglaterra, no ha vuelto desde entonces— murmuré con el mismo volumen de voz.

Mi hermana siempre nos decía que este no era su lugar, y aunque los cuatro —mis padres ella y yo— no llevábamos bien, nunca se sintió cómoda. Hablábamos con ella en las fechas importantes y nunca nos habíamos atrevido a ir a visitarla.

Bri hacía un casi imperceptible movimiento de cabeza, me preguntaba si ella también tendría hermanos, por lo que sabía, vivía sola en un apartamento y no mencionaba mucho a la gente de su familia.

—Tener hermanos es difícil— me quedé sorprendido al escuchar su voz ¿me estaba contando algo de su vida?

Volteé para ver su perfil, su mirada estaba fija en el agua. Su rostro tenía un rastro de tristeza, o tal vez nostalgia.

—¿Quieres hablar?— ella vaciló un momento antes de responder a mi pregunta.

—Tengo dos hermanas menores, son gemelas, Liah y Ava. Cuando vivía con mis padres cuidaba de ellas, luego pasaron algunas cosas y yo me mudé aquí.

Sin que ella se percatara, una pequeña sonrisa surcó su rostro, pero no era una de alegría. Se notaba que las extrañaba, así como yo extrañaba a mi hermana, sabía cómo se sentía.

Le puse una mano en su hombro y ella me correspondió la mirada, sus ojos tenían algunas lagrimas acumuladas, pero sabía que no las iba a derramar.

—¿Por qué te mudaste aquí, Bri?

—Mi padre, por él me alejé de toda mi familia.




Hola HOLAAAA, aquí de nuevo, les vengo a informar que falta poquito para terminar esta historia, tal vez unos cuatro o cinco actualizaciones más, aún no lo tengo muy claro. Como les dije desde un principio esta sería una historia cortita, so... si.

LOS AMO BABIES, nos leemos pronto
Lena fuera

Medianoche en Nueva York | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora