𝘪𝘵'𝘴 𝘺𝘰𝘶 / 𝘎𝘪𝘭𝘣𝘦𝘳𝘵 𝘉𝘭𝘺𝘵𝘩𝘦

08

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Sophia pov.
Comenzaba a ver el sol salir, eran las siete de la mañana por lo cual entonces yo tenía mucho tiempo todavía para que Gilbert viniera. Me encontraba observando mi habitación y apenas despertando bien cuando vi el color de las paredes, entonces recordé que todavía no las había pintado, pero si así no las pintaría hoy, se me había ocurrido una idea y alguien más me ayudaría.

Entonces me levante y no me quería alistar así que en pijama me dirigí a la cocina y me encontré con Betty, una señora más grande que mi madre y que trabajaba ayudándonos en la casa junto con dos más y ella se encarga de la cocina aunque es como una segunda madre ya que tenía muchos años trabajando con mis padres , Betty en cuanto me vio comenzó a prepararme unas tostadas con mermelada y un vaso de leche y me los llevo a la mesa.

— ¡Buenos días!

— ¡Buenos días mi niña! ¿Cómo amaneciste? — preguntó mientras dejaba el plato y el vaso en la mesa.

— ¿Muy bien y tú?

— Muy bien mi niña. Ayer tú madre mencionó que irás a casa de cierto jovencito, eh!

— Si, se llama Gilbert Blythe — sonreí.

— Yo estudié con su padre era uno de mis mejores amigos pero viajo tanto que ya no supe dónde estaba , me lo saludas,esta bien?

— Si, yo te lo saludo de tu parte, mamá Betty — sonreí de nuevo y continué comiendo mis tostadas.

— ¡Hola familia! — mi padre entro a la cocina junto con el periódico.

— ¡Hola papi!

— ¡Buen día Liam! — habló Betty

Mi padre se sentó en la mesa, mientras yo ya había terminado mi desayuno. Levante mi vaso y mi plato para llevarlos a lavar, al terminar estaba por ir a mi habitación cuando mi padre me habló:

— Cariño, ven — dejó de leer el periódico para verme.

— ¿Qué sucede?

— Recuerda que quiero conocer a ese muchachito  ¿esta bien?.

— Si, aunque papá solamente es un amigo y también justamente te quería pregunta algo.

— Dime.

— ¿Puedo invitarlo mañana a comer? y también tenía la idea de que me ayudara a pintar mi cuarto, por que ya sabes que no me gusta de tener liso y así.

— Pues mañana es domingo así que no veo el problema.

— Bueno me iré a vestir.

— Está bien.

Subí a mi habitación para luego comenzar a vestirme con un vestido rojo con algunos detalles dorados, este era uno de mis favoritos por lo cual simplemente hice el mismo peinado con un lazo dorado y me coloqué mis botas. Todavía era temprano por lo cual comencé a leer un rato, y al fijarme en la hora ya faltaban quince minutos para las dos, por lo cual tomé mi cuaderno de dibujos, con los materiales necesarios, y mi reloj de bolsillo.

Me fijé en el espejo de mi cuarto y volví a colocar mi lazo de nuevo, y baje las escaleras rápidamente al escuchar el timbre, tomé una canasta en la cual había mis acostumbradas tartaletas de fresa junto unos panecillos de zarzamora y guardé ahí mismo mis cosas de dibujo junto con el pequeño reloj. Estaba por llegar a abrir la puerta cuando Luke se adelantó.

— ¡Hola Blythe! — habló mi hermano.

— ¡Hola Luke! — habló el que se encontraba en la puerta.

— ¡Luke, muévete no es tu asunto! — estaba por pegarle en la espalda cuando este se movió haciendo que yo le pegara a la nada y me tambaleara hacia adelante y cayendo en los brazos de Blythe.

— Obra de Luke — habló mi hermano al verme en brazos del pelinegro y lanzando un beso como si terminara una obra de arte.

— Idiota — murmuré por lo bajo a lo que solo Gilbert me escucho sonriendo o eso creía cuando...

— ¡Mamá! — gritó Luke

— ¡Vamos Gil! — lo tomé de la mano y salimos corriendo hacia el bosque.

— ¡No te saldrás con la tuya! — grito mi hermano.

— ¡Siempre lo hago hermanito! — le grite por lo lejos, lanzándole un beso como anteriormente lo había hecho él ganándome una carcajada de parte de Gilbert.

— ¿Se la viven así? — habló Gilbert riendo.

— Casi siempre — dije meneando la cabeza de un lado a otro.

— Ahora si — me miro sonriendo — Hola Soph — mencionó dándome un beso en la mejilla.

— Hola Gil — le devolví el beso.

— ¿Te ayudo con tus cosas? — me preguntó.

— No, no te preocupes — lo mire sonriendo.

— Aún así — tomó la canasta rápidamente sin soltar mi mano, a lo que algo de mí se alivió y sonreí.

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