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__¡¡Espera un momento!!— dije mientras saltaba del asiento con alegría.

__ ¿Hacía donde vas?

__Vuelvo en unos minutos

Las aves que volaban en el malecón sentían envidia de mi, les envidiaba ver cómo corría disfrutando mi nueva libertad, corría tan rápido que la gente se me quedaba mirando, llevaba una sonrisa de oreja a oreja. Mi cabello negro ondulado estaba siendo acariciado por la dulce brisa que contradecía mi recorrido, mis ojos canelas reflejaban el brillo de la ciudad y mi piel blanca, sudaba por los rápidos movimientos que hacía para llegar a la librería más cercana.

__ Necesito escribir algo en braille— dije atónita por cansancio del recorrido

Al dar la información de lo que quería escribir, el personal de la librería puso manos a la obra y no tardó más de 15 minutos en entregar lo deseado.

__Eres muy privilegiada querida—expresó el joven que me atendió __ No todos tenemos a alguien en nuestra vida que nos ame por lo que somos y no por cómo lucimos o por las pendejas cosas que poseemos ... así que apresúrate y haz a ese chico el más feliz que haya en esta tierra.

Esas palabras fueron un golpe de energía para poder regresar corriendo al Malecón; estaba muy agotada y a la vez sintiendo que vivía la mejor experiencia de mi vida.

(...)

Llegué y vi a Alexis sentado con aire preocupado. Sus grandes ojos azules que se podían llegar a confundir con el cielo y el mar, miraban para todos lados, mostrando desespero y curiosidad. Su cuerpo ejercitado y bronceado se encontraba tranquilo en la reposera, mientras que yo me encontraba frente a él sintiéndome la persona más afortunada.

__¡¡Llegué!!—grité mientras me sentaban en sus piernas.

Estar en sus piernas fue la sensación más acogedora que había sentido; rodeó mi cintura con sus fuertes brazos.

__ Espera, te tengo algo—Saqué la hoja con las letras de braille y se las coloque en las yemas de los dedos mientras él decía con la boca lo que iba leyendo.

__Si- qui- ero- ser- tu- no-via—Leyó mientras salían de sus ojos pequeñas lágrimas__Hoy y siem-pre—concluyó.

Los 2 empezamos a abrazarnos fuertemente de una manera inefable, entre nuestro sollozos salían risas de felicidad que confirmaban que este amor sería para siempre, que aquello que escuchaba decir de las personas hechas una para el otro era precisamente lo que sentimos Alexis y yo al conocernos.

Aquellas cosas que me turbaban la mente estaban siendo eliminadas con cada caricia que Alexis hacía en mi cuerpo. Con sus brazos empezó a explorarme. Subió despacio sus manos y pausó en mi cuello agarrándolo suavemente y haciéndome mirarlo fijamente.

__Prometo hacerte feliz Enmaily— Interrumpió el silencio.

__Seremos feliz Alexis— Mordí mi labio inferior al ver cómo me sujetaba el cuello y veía su tierna cara.

Siguió subiendo sus manos hacía mi rostro, tocó mi pelo, mis ojos, mi nariz, mis cachetes... hasta que dio con mis labios y empezó a acariciarlos, pasaba sus dedos por ellos suavemente y aquel acto me ponía de una manera loca.

__¿Puedo besarte?— dejó salir una leve sonrisa

__Nunca pares de hacerlo— contesté tomando la iniciativa.

Creo que la luna también nos envidiaba, envidiaba vernos acompañado, aunque me imagino, que si hay en ella un poco de amabilidad, se siente feliz de verme por primera vez en aquel lugar con alguien que está dispuesto a ser feliz conmigo y espero que no la haya puesto celosa vernos besar... No paramos en ningún momento.

Cuando tus ojos me miran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora