1. Vacaciones

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Habían llegado al país apenas un par de días antes, luego de acomodarse al horario y desempacar, organizarse con los otros miembros del tour de que se verían para desayunar y comer juntos, de esa forma se mantenía un control de asistencia y verificaban que nadie faltará. Ese día era el primero en que podían vagabundear por aquella bella ciudad ellas solas.
Su pequeña tenía su lista de lugares por visitar, era admirable su ambición para su corta edad, hasta el momento todo iba muy bien, se estaban arreglando para darse a entender cuando necesitaban indicaciones o al hacer compras. Aunque la menor no entendía por qué no las dejarían entrar a los estudios de grabación de su dorama favorito, pero ya había insistido en que ese punto de la lista  no podía eliminarlo ya que estaban de visita en aquel país, sería complicado al igual que conseguir el autógrafo de los artistas; pero como buen madre no quería romper sus sueños ya vería como logar aquel punto.

–Ma, entremos a esa cafetería! – decía la niña de cinco años brincando mientras caminaban por las calles de Seúl.

–¿Para que quieres entrar a una cafetería? Aun eres joven para tomarlo Ada – cuestiono la madre observando el lugar al otro lado de la acera, mientras llevaba de su mano a su acompañante.

–¡Vamos mami! Ese lugar es “frecruentrado” por muchos actores de los doramas que te gustan– la menor continuaba estirando su cuerpo hacía el lugar.

–Frecuentado–corrigió la madre mientras veía ambos lados de la calle para cruzar sin accidentes viales. -Esta bien, vamos. Pediremos unos chocolates y regresaremos al hotel para el siguiente tour del grupo.

–Si! – grito la niña brincando de felicidad mientras ambas cruzaban la calle.


***

Observo las calles de la ciudad mientras era llevado hasta el set de grabación, iba dentro del horario. Hacía dos horas había subido una foto a su cuenta que ya tenía millones de reacciones, la media sonrisa en su rostro lo hacía ver misterioso y a sus fans les encantaba.
Indico a su chofer que se detuviera para ir por un café y algo para saborear antes de llegar, este día serían varias horas de grabación gracias a los errores que tuvo su coestelar el día anterior y debían estar al corriente antes de cambiar la locación por unos días para la siguiente parte de la historia.
Vio a través de los cristales, esperando que la tienda no estuviera tan abarrotada y poder salir pronto por su agenda apretada de trabajo. Solo un par de clientes y las mesas casi vacías, debía ser temprano para que hubiera tan poca gente.


***

Leslie solo esperaba que alguien hablará ingles ya que se habían topado muy a menudo en su vagabundear por la ciudad que los nativos mayormente hablaban su idioma, así que les dejaban muy pocas opciones para entenderse.
Ellas estaban de vacaciones, había sido un viaje que se prometieron desde que su hija comenzó el pre-escolar. Habían quedado en una promesa que si la menor se esforzaba y salía siendo una de las mejores a nivel académico, la llevaría de vacaciones a donde quisiera. Y por eso, había pecado de inocente a su edad; su hija desde muy pequeña había nacido con la curiosidad por viajar y hacer cosas grandes. Grande fue su gran sorpresa cuando la pequeña le dijera a solo dos meses de terminar el curso que su destino era visitar la nación del k-pop. Una niña deseaba atravesar el pacifico en un vuelo larguísimo para ir a Seúl, no era algo usual, pero su hija se lo merecía.
Fue un ataque directo a su corazón, pero como había estado ahorrando durante varios años para ocasiones como aquel día, ya que una promesa se cumple cueste lo que cueste, no fue difícil encontrar un tour por varios países europeos y que el final fuera Corea del sur. Aunque habían sido muy pocas las personas que habían llegado con ellas, si estaba agradecida por sentir seguridad de los compatriotas.

Al entrar en la cafetería fue una sorpresa encontrar unas pocas mesas ocupadas así que tomadas de la mano, ambas se aceraron para pedir su chocolate con las figuras que les hacían con leche. Fue un alivio para Leslie que aceptaran un cambio de moneda y que la señorita del mostrador hablara un fluido ingles.
Estaban por ir a una mesa cuando la menor al girar para guiar el camino choco con un adulto y casi cae de bruces…

–owww! Lo siento… no me fije– decía la menor en su idioma natal sin darse cuenta por estar sobándose la frente por el choque.

Fugaz entre mis manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora