7. Fugaz
Leslie Duran se encontraba encerrada en aquel baño público de la agencia, miraba a su hija cómo se lavaba las manos a través del espejo. Levanto la mirada para ver su reflejo y se encontró con una nueva mujer que hacía algunos años no recordaba que podía ser…
…su mirada vacía, la frente arrugada por la preocupación y toda esa confusión destrozando sus nervios. Sin olvidar, aunque si que lo estaba ignorando, eran esas mariposas cada vez que ese guapo actor estaba cercas; además de aquellas otras reacciones que prefería no tener presentes justo ahora, cuando el mundo asiático estaba en su contra.
El salir del país no parecía una idea tan descabellada.
La rueda de prensa era algo que si bien no le molestaba, ya anteriormente por su trabajo había tenido que dar algunos discursos a la prensa extranjera. Era parte de su trabajo y lo hacía pensando en ese mantra. Ahora, bueno ahora se encontraba comiendo sus uñas mientras dejaba a su hija jugar con el agua del lavamanos.
Se estaba aferrando al pensamiento de que “técnicamente”, ella no debía estar presente en la rueda de prensa porque no era alguien conocido; además que, era mejor opción que nadie supiera su identidad. Pero si ahora iba a decirles eso era seguro que terminaría nuevamente de pleito con esa mujer y no era el momento de ponerse en estado primitivo. No con su hija presente al menos.
-Mami – su pequeña llamo su atención, pues la miraba hacía rato y Leslie ni se había dado cuenta por sus rollos mentales.
-Dime mi niña – le sonrió y se agacho para quedar a su nivel.
-¿estamos en problemas? – la inocente pregunta le bloqueo por un momento el sentido del habla.
-No cariño. Puedes decirme que te hizo pensar eso y después te explicó todo.
-Solamente pudo verte con esa cara cuando tu trabajo esta teniendo problemas – respondió la menor llevando un dedito a la frente arrugada de su madre, provocando que entendiera a que se refería. – También lo veo cuando estoy en problemas o cuando la abuela habla sobre mi padre… por eso quería saber, si estábamos en problemas y poder ayudarte mami.
El nudo en la garganta de Leslie y unas cuantas lágrimas inundaron sus ojos, su niña era tan inteligente que a veces en verdad la sorprendía de sobre manera. Tuvo que aclararse la voz un par de veces mientras pensaba que responder, con los hijos uno aprende a improvisar las respuestas conforme a las preguntas. A veces eran temas delicados pero que debían guiarse con la ingenuidad de por medio, esa forma se había salvado de explicar muchas cosas para las que su hija aun no tenía edad. Solo que en momentos cómo ahora, donde la respuesta era que su madre las había metido en problemas por anteponer sus deseos por primera vez en muchos años… cómo le explicas que una nación ahora estaba buscando quién había sido capaz de exponerse en un momento tan intimo de esa forma tan tonta.
-Adahara – comenzó subiendo a su hija al lavabo mientras le arreglaba una de las trenzas de su cabello. – Mi niña no estamos en problemas, pero cuando te involucras con personas famosas siempre hay riesgos. Un artista siempre es el centro de atención y ahora, nosotras estamos en peligro por ser amigas del señor Lee.
-Entonces, ¿está mal ser su amiga? – preguntó haciendo un puchero con su boquita paradita, seguramente ella deseaba conocer más gente famosa.
-No, esta mal ser su amiga Ada. Solamente es complicado y justo ahora debemos permanecer muy juntas esperando para que nos lleven de regreso a nuestro hotel.
-Yo no quiero dejar de ser amiga del señor Lee – dijo tristemente la menor.
-Podrás ser su amiga por internet cariño. Recuerda que en unos días nos iremos a casa…
Casi no pudo contener el grito de sorpresa cuando vio el espejo del baño y ese hombre estaba recargado sobre una de las paredes en la entrada del baño. Su rostro estaba muy serio, haciéndole parecer de más edad que la que tenía y por lo que sabía era unos pocos años más grande que ella.
Su mirada no concordaba con su rostro, mientras estaba serio, sus ojos transmitían una ternura que en verdad Leslie no estaba preparada para enfrentar.
***
Min Ho no había querido espiarlas, en realidad las estaba buscando para que comieran algo mientras hablaban sobre el tema a tratar frente a la prensa.
Había estado molesto con su hermana por no disponer del representante de la agencia para que se enfrentará contra esos chacales del medio. La discusión había dejado muy en claro que su hermana quería exponer a Leslie y que los fans la destruyeran, pero había cambiado un poco de parecer al ver a la menor. Quería crear una estrategia para salir librados de esté caos.
Los golpes que le había dado mientras le reclamaba el haberse enredado con una madre, peor aun con una mujer con familia aun ardían en su piel. Si tan solo supiera que esa mujer era más fuerte de lo que se veía, ya que no quiso contradecirla para no exponer la vida de Leslie.
El asistente Park tuvo que arrebatarle el teléfono pues había estado apunto de llamar a sus padres para contarles que clase de mujer era con la que su hijo se había involucrado. Sus sentimientos sobre cómo le hacía sentir justo ahora está mujer parecían no importarle, para su hermana siempre prefería verlo actuando, con trabajo tras trabajo sin la oportunidad de ser feliz.
Por eso ahora que tenía la oportunidad entre sus manos no quería dejarla ir.
Esta fugaz esperanza de tener a Leslie para siempre a su lado, poder conocerla, disfrutar a su lado y crear una familia después; era algo que no estaba dispuesto dejar pasar.
No entendía de donde venía toda esa seguridad sobre lo que sentía por alguien a quien llevaba solo unos días de conocer. Pero Leslie le inspiraba algo que ninguna otra mujer había podido…
Está mujer parecía escaparse de entre sus manos aunque la tuviera enfrente, ese era una incógnita que quería descubrir. No dejaría que nada se interpusiera entre esa pequeña opción.
*Por eso ahora que había escuchado la explicación para la menor, la afirmación temible de que pronto regresarían a su país solamente le estaba desgarrando los nervios y arterias de su miocardio. Era seguro que a su edad un infarto sería de lo más temible, pero un corazón roto podría resultar mucho peor.
No pudo evitar mirar el rostro sorprendido de Leslie, sus labios abiertos le provocaban cerrarlos con sus besos. Sus ojos abiertos en una expresión definida solo le hacían recordar sus momentos juntos.
La ternura que sintió al ver la carita de la menor en todo ese pucherito triste, con su cabecita agachada y sus manitas juntas, casi apunto de llorar. Esa niña también estaba adentrándose fuertemente en su corazón.
-Ada siempre podremos ser amigos – le dijo caminando hasta donde se encontraban a pesar de ser el baño de mujeres, para eso había dejado al asistente Park afuera cuidando de que nadie entrará mientras revisaba, no quería más notas ahora sobre que era un pervertido entrando al baño de mujeres.
-¿De verdad? – preguntó ilusionada la infante levantando su carita triste para verlo después de haber escuchado su voz.
-Claro, siempre a pesar de la distancia.
-Pero yo no quiero irme Mr. Min Ho – le respondió con otros morritos. – Yo quiero quedarme aquí con usted y que mi mami sea feliz… Aunque también puede venir con nosotras, así le enseño mi escuela y la casa de los abues… ¡Tengo una gran idea! – grito de pronto brincando para ir al encuentro de los brazos del hombre. – ¡Puede vivir con nosotras!
El sorprendido ahora le tocaba ser a Min Ho que no se esperaba aquella proposición inocente de la menor. Le sonrió acariciando su mejilla tiernamente, en verdad esa niña provocaba sentimientos que no sabía que tenía o que podía tener.
Voleo a ver a Leslie, su expresión era completamente diferente, parecía estar ocultándose tras una mueca de serenidad que estaba claro no sentía.
Le vio bajar a su hija cargándola por las axilas, la menor seguía divagando sobre posibles futuros ficticios donde los tres serían felices. Min Ho se sorprendió deseando con bastante necesidad, también esas escenas donde compartiría con ellas más que unos simples días.
Aunque tuvo que contener cualquier comentario cuando la vio alejarse de su lado con la misma mueca de seriedad que proyectaba. La escucho también decirle tiernas palabras a su hija en su idioma natal y supuso que sería algo que la menor no aceptaba, puesto que su carita volteo a verlo mientras salían de aquel baño publico. Mentiría si no admitía que su corazón se apretó al ver esa carita triste alejarse de él…
Tampoco espero acorralar a esa mujer que lo estaba volviendo loco contra la encimera de la cafetería.
Min Ho no podía aguantar un momento más sin estar cerca de ella y la había visto alejarse para ese lugar a por más bebidas para ella y su hija.
Se alejo después de hacer una señal secreta a Park que cuidará de la menor, mientras él se encargaba un momento de su madre.
Vio la mueca apretada del hombre pero ya poco le importaba que le dijera que no podía acercarse.
***
Leslie se dio cuenta muy tarde de su presencia. Había estado tan absorta en sus pensamientos, aquellos destructivos que le gritaban que se fuera antes que alguien pudiera lastimarlas; también estaban presentes los que le decían que su hija sería la más expuesta.
Aunque por último pero no menos importante, se encontraba su vocecita gritando que eso era lo que tanto deseaba. Que a pesar de ser madre nunca había dejado de ser mujer y algunas noches más con aquel hombre le podían dar lo que tanto había deseado por años…
Protección.
Atención.
Pasión.
Amor.
Pero el miedo la carcomía, su pequeña Adahara era todo y aunque deseará mucho estar con él, no podía.
-“Cobarde. ¿Desde cuando te volviste tan cobarde?" – le gritaba la voz dentro de su cabeza y sí, podía aceptar que desde que se convirtió en madre se había vuelto más precavida, más observadora y sobre todo más letal a la hora de defender a su pequeña. Eso hizo que su pequeña voz creciente se silenciará, pero la muy traidora lo había hecho cuando él ya estaba tan cerca.
No entendía cómo su cuerpo reaccionaba así con ese hombre. Era sentir su sola presencia en su espalda, ni siquiera la tocaba y Leslie ya se sentía dispuesta a todo lo que pudiera pasar por su mente.
-Quisiera entender por qué reacciona mi cuerpo cada vez que estoy frente a ti – escuchaba su voz muy cerca, pero solo su aliento era el que erizaba los vellos de su nuca. – Quisiera poder subirte a la mesa, comerte a besos y encerrarte entre mis brazos para no dejarte ir.
Esas palabras eran tan candentes como lindas, pero Leslie no podía moverse, ni hablar. Aquel escenario era lo más sugerente que podía imaginarse, tanto quería ella que fuera verdad pero no se podía detener si algo así iniciaba. Estaba por darse la vuelta y encararlo cuando, Min Ho la abrazo por detrás, escondiendo su nariz en su cuello, aspirando su aroma.
-Me encanta tu olor – le susurro con esa voz que le hacía palpitar una zona al sur. – Aun te llevo sobre mi piel, aunque sea morboso lo que digo, ni ocasión me han dejado para ir a bañarme aunque Leslie, si puedo ser sincero no quisiera quitarme tu olor de encima nunca. Como me gustaría tenerte como anoche, gimiendo contra mi cuello, bebiendo tus gritos de placer.
“¿Qué no eran más tranquilos los Coreanos?” – le preguntaba ahora ella a su vocecita interior al verse completamente descolocada con esas frases. Logro escuchar la risa traviesa de su consciencia.
Debía poner fin a ese discurso o en verdad sería ella quién lo acorralará contra la pared.
Se giro dentro de sus brazos para enfrentarlo y fue lo peor que pudo hacer, puesto que el hombre no desaprovecho la oportunidad de besarla.
Leslie sentía el calor en sus labios, la sorpresa quedo grabada en su rostro y pasados algunos segundos, simplemente se rindió. Llevo sus brazos alrededor de sus hombros, enterrando sus manos en su cabello, mientras el beso aumentaba de intensidad; sus labios recorriendo, humedeciendo, calentando, hasta que sintió su lengua recorrerle fue que reacciono alejándolo.
-¡No puedes hacer esto aquí! – le decía de manera susurrada pero con un tono bastante molesto. – Mi hija puede vernos en cualquier momento, yo no puedo dejar que eso pase.
-¿Por qué? – fue simplemente su pregunta, en su rostro se había instalado una mascara de seriedad que antes solamente le había visto en los dramas que actuaba.
-Porque no te puedes quedar – dijo Leslie dándole la espalda, no podía enfrentar esa mirada de turbación con la cual le estaba viendo. Es qué él no entendía que su hija ya se había encariñado, que su hija lloraría cuando dentro de un par de días se subieran a un avión para no regresar, al menos en muchos años.
Y el sentimiento la golpeo, no pudo evitar encontrarse llorando. Un par de lágrimas silenciosas que mojaban su rostro pero que evidenciaban también su propio dolor. Leslie tenía años que no se dejaba romper de esa forma, llorar frente a alguien era mostrar debilidad y en su trabajo no podía ser así; por eso solo de vez en cuando, si la situación la rebasaba ponía con su hija películas tristes o iba corriendo a quedarse una noche en casa de sus padres y se refugiaba en brazos de su madre, quién siempre le daba consuelo aun a pesar de la edad.
Por eso no pudo evitar que un sollozo escapará de sus labios cuando Min Ho la abrazo fuertemente, conteniendo sus lamente contra su pecho. Le acariciaba la espalda para darle apoyo mientras ella se desahogaba. Su corazón se sentía más ligero, pero no completamente, ella también sufriría cuando se fueran, ese hombre se había colado en su ser, había pasado todo tan deprisa y ni así pudo evitar renegar de irse.
-Entiendo lo que dices Leslie, yo también estoy dándole vueltas al momento de su partida – le confesaba con una voz tan suave que la estaba relajando. – Quisiera poder enseñarte cuanto dolor me causa esa idea, en tan poco tiempo ustedes se han colado profundamente en mi corazón. No estoy dispuesto a dejarlas ir tan fácil… pero siendo maduros, sé que tienen una vida en su país.
Un nuevo sollozo de Leslie contra ese pecho duro y respiro hondo varias veces para calmarse, tenía que volver al lado de su hija.
-Sé que tenemos que irnos – le respondió mirando sus ojos y dejando un muy corto beso, fue más un simple pico pero que dejaba completamente la sensación de una completa despedida.
***
Min Ho se quedo en la cafetería con la clara idea de que fue lo último que obtendría de Leslie. Esa mujer siempre trataba de irse, la sensación de tenerla era tan fugaz que simplemente se escapaba de sus manos aunque ella estuviera ahí, lograba esfumarse.
Por primera vez, estuvo muy consciente del dolor que ella también estaba sintiendo, la partida, el embrollo con la prensa y sobre todo la responsabilidad de proteger a su hija estaban rebasando a su bella mujer. Porque ya no podría tener a alguien más después de Leslie, de eso estaba muy seguro.
Regresa a la mesa donde estaban comiendo, estaban planeando cómo sería la mejor forma de tratar el tema con los reporteros. Leslie había entrado totalmente en su estado de abogada, podía notarlo por su forma de hablar, por las ideas que aportaba a la conversación.
De esa forma no se dieron cuenta cuando irrumpieron toda esa masa de cámaras hasta donde estaban.
Habían sido citados para la rueda de prensa, pero nadie se esperaba que los fueran a descubrir estando tan cerca de la oficina de la CEO. El asistente Park intentaba por todos los medios alejarlos de esa multitud, las cámaras no dejaban de accionar el flash viéndose cegados ambos. Min Ho intenta protegerlas de los avances de la prensa y abraza a la menor, Leslie opto por cubrir su rostro con sus gafas de sol, también saco un par de tapabocas que había conseguido por las alergias que tenía su hija por los cambios de clima; incluso había puesto uno a la infante para tratar de ocultar mejor su imagen.
Hasta que Min Ho pudo ver a lo lejos a su hermana escapar por un pasillo directo a encerrarse y fue tras ella, dejando al asistente Park protegiendo a Leslie y a su hija; las llevaría para resguardarse a la zona de ensayos.
Min Ho encontró a su hermana volcando su oficina, había tirado una estatua que decoraba su salita personal, se encontraba tirando todo lo de su escritorio en un grito de furia y desesperación hasta que lo vio.
Fue directamente a plantarse delante de él y lo golpeaba por todos lados.
-Tenías que enredarte con ese tipo de mujer – le reclamaba encolerizada Yun-jeong, lo abofeteo sin importarle nada la marca en su rostro. -Ya te diste cuenta qué no las puedes proteger? ¡A caso no entiendes que la gente es tan prejuicios a qué la duda de estar con una mujer con una hija es pensar en ti entrometido en una buena familia! No te das cuenta que con este hecho tu carrera está perdida!
-¡Lo desmentirme todo! ¡No puedes seguir controlando mi vida! – le gritó Min Yo a su hermana que no paraba de regañarlo e incluso la detuvo cuando iba a golpearlo nuevamente.
-Tu serás el único culpable de lo que le ocurra a esa mujer – le escupió las palabras sobre la cara realmente molesta. – Sabes de todo lo que puedo ser capaz y ahora que todo el mundo sabe que su actor preferido no es más que un infeliz destructor de familias, cualquier cosa puede pasar… Recuerda Min Ho, las personas no olvidan y la prensa no deja escapar un escandalo así de bueno.
Min Ho no pudo mas que removerse nervioso de un pie al otro, era cierto, cada palabra que decía su hermana lo dejaba pensando; pero no pudo mas dejar de importarle, ya había hecho todo cuanto pudo por complacer a su hermana y aunque le gustará demasiado actuar o modelar, en verdad no le quitaría el sueño si dejaba de hacerlo.
Había comenzado modelando como un escape al no poder realizarse en lo que en verdad deseaba y por las buenas ofertas que su hermana le mandaba, pero su talento había sido lo que lo había llevado a triunfar.
Solo lamentaría no poder seguir ayudando a más personas con las caridades que hacía, si su carrera llegaba a su fin por defender su verdadero amor, que así fuera. Más adelante buscaría la forma de seguir ayudando.
Tan encerrado se quedó en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando fue encerrado en la oficina de la presidenta, la muy arpía lo había dejado ahí, seguramente ya estaba por empezar la rueda de prensa.
Tenía que salir de ahí, tenía que llegar al lado de Leslie para juntos enfrentar al mundo.
***
Leslie se encontró sola frente a la puerta de la sala de conferencias de la agencia, su hija se había quedado al cuidado de Mr. Park, para que no se viera realmente involucrada con todo ese escándalo.
La señorita presidenta le había dado un folder con su declaración pública y con varias posibles respuestas de que le harían. Pero Leslie no fue capaz de revisarlas porque la hicieron pasar, los flashes la cegaban mientras se dirigía a unas de las sillas de atrio.
Hasta que leyó la frase escrita en inglés sobre el color crema del folder…
“Enfrenta sola tu destino perra” – la simple idea de quién lo había escrito la hizo apretar las manos y fruncir el ceño claramente molesta.
Más un segundo después que la presentará el encargado de las declaraciones, descubriéndose sola, escuchando cómo disculpaban a Min Ho por su agenda apretada de trabajo. No pudo más que ponerse nerviosa.
Enfrentaría aquella multitud sola.
La garganta se le seco y unas perlas de sudor acudieron presurosas hasta su frente.
Cuando le indicaron que tomará el sitio en el atrio frente al micrófono, simplemente respiraba profundo para poder hablar, repitiendo su mantra cómo la feroz abogada que era…
“Por amor a tu hija te vuelves invencible y el mundo no pude contigo” -se repetía lentamente mientras llegaba hasta su lugar. La vocecita que tanto había estado molestando por fin mantenía un silencio tenebroso.
Los reporteros habían comenzado haciendo todo tipo de preguntas, la siguiente peor que la anterior.
Leslie respondía las que creía no afectaban, hasta que se vio rebasada por la intensidad de la prensa por muy organizados que fueran, en todos lados causaban caos si de una exclusiva se trata.
Por eso decidió abrir el folder y ver que le había preparado esa despreciable mujer.
“Por la presente declaración, tomo mi parte de responsabilidad sobre el escándalo iniciado en contra del actor Lee Min Ho. Debo aclarar que fui contratada por su apreciable presidenta para poder clamar las necesidades físicas y poder, de esa manera des estresar al querido actor antes mencionado. Pido disculpas en su nombre y con toda la vergüenza sobre mi rostro pido su perdón por el exhibicionismo del que fuimos participes la pasada noche, no era nuestra intención pero el momento sucedió así. El actor estuvo un poco en contra de recibir tales tratos, pero al ver que era un regalo de su presidenta tuvo que aceptarlo y disfrutarlo. Sin más que decir sobre los sucesos, pedimos disculpas nuevamente y esperamos que toda la nación entienda que un hombre tiene necesidades aunque no eran las formas de obtenerlo…” – la sorpresa en la cara de Leslie es imposible de ocultar al leer semejante chiste.
Ya por su mente pasaban las dudas sobre estar leyendo bien aquella declaración. Esa mujer quería que ella tomara toda la responsabilidad, además de admitir que era una vil prostituta que lo único que hizo fue cumplir un trabajo vergonzoso en manos de ese actor.
Su reputación no estaba en juego.
Su dignidad no sería pisoteada por esa estúpida ni por nadie.
Así que, se aclaro la garganta y anunció lo que mejor le parecía en ese momento…
-Apreciables reporteros y cadenas nacionales. Mi nombre es Leslie Duran, soy una extranjera que se encontraba en el momento equivocado y en el lugar equivocado. Mi intención al viajar de vacaciones hasta está bellísima nación no fue otra más que conocer, disfrutar de su cultura y conocer sus buenas tradiciones, en mi planes nunca estuvieron tener que presentarme a pedir disculpas por mi mal comportamiento – decía firmemente hacía todos los presentes y evito a toda costa voltear hasta donde se encontraba esa mujer Yun-jeong. – En este momento solo me queda responsabilizarme de mis actos y pedir abiertamente disculpas. Esa noche el señor Lee había llegado a mi hotel para obsequiar una disculpa, solo que no entendemos cómo se nos fueron de las manos los acercamientos. No lo culpen a él, es solo un hombre trabajador y cansado, que en un momento de mi debilidad tomo lo que tenía en sus manos. Así que sin más declaraciones que hacer, con una abierta disculpa de mi parte, me retiro y agradezco su amabilidad. Pronto regresaré a mi país para contar solo buenas experiencias de está nación. Todas las dudas que puedan tener, la agencia mandará un comunicado para terminar y hacer oficial la disculpa del propio actor Lee Min Ho.
La presidente al fin había encontrado la huella digital de todas esas fotografías, si bien, unas claramente habían sido expuestas por dos cadenas de televisión la que la había dejado sorprendida era la que se había hecho desde el mismo celular de su hermano. Claramente este hecho se lo había informado a Leslie tras unas palabras secretas al pasar por su lado tras el encuentro con los reporteros.
Si bien la rabia la corroía por dentro, no fue mejor el dolor que estaba sintiendo por saber que él mismo hombre los había delatado de esa ruin forma…
De todas formas ella no se había molestado pero su esperanza de una posible relación con él, si habían desaparecido completamente y no podía seguir viendo a ese sucio hombre.
La había expuesto y seguía con su rostro fingiendo inocencia…
Dejando a toda la sala completamente sorprendida y arremetiendo con los flash de las cámaras, Leslie salió empujando a su paso a esa mujer, ya ni amabilidad podría dignarse a dirigirle.
Fue directamente hasta donde se encontraba su hija, a quien abrazaba con fuerza para mantenerse entera y no ir tras la cabellera de la ocurrente presidenta.
-Deben irse ahora, mientras aun el anonimato esta a su alcance – le aconsejaba el señor Park viendo molesto que había estado sola frente a toda la prensa. – Min Ho debió estar a su lado.
-Nadie llega a un lugar si se le obliga – fue su respuesta seria. – Debemos ir a recoger nuestras maletas al hotel y de ahí al aeropuerto para regresar.
-De acuerdo, haré que un chofer de la agencia las lleve hasta el aeropuerto. Buen viaje.
El hombre se despidió yendo seguramente en la búsqueda de su actor.
Leslie con su hija en brazos fue hasta la puerta principal, con sus gafas de sol, su cubre bocas bien montado en el rostro llegó hasta el auto que la esperaba y que las llevaría de vuelta a su hogar.
***
Un recuerdo ardiendo en su memoria.
Un beso.
Un abrazo fuerte que le hacía temblar el alma.
Un momento fugaz, detenido en esa burbuja donde solo existían ambos…
Casi había estado embriagada de felicidad después de que le dijera que estaría a su lado en cada momento, las promesas se podían romper tan fácilmente que ahora recordar ese momento le provocaba dolor en el pecho.
Una lágrima traicionera había escapado mientras miraba por la ventanilla del avión, preguntándose cómo regresar después de todos estos días de locura. La tristeza la embargaba pero no se dejaría caer, sólo era cuestión de tiempo.
-Mami, ¿estás triste porque Min Ho no vino con nosotras? – preguntaba la infante seguramente por verla llorar.
-No cariño, es solo que estoy cansada. Vamos a intentar dormir un rato mientras llegamos a casa en esté súper avión – decía intentando ocultar el dolor que sentía con una sonrisa amable en su rostro pero que no llegaba hasta sus ojos.
Si bien había sido todo un caos después que el escandalo exploto, había tenido la esperanza que ese hombre al menos fingiría ser mas amable, o que se responsabilizaría de sus actos; pero saber que había mandado a su hermana para que lo despidiera porque su trabajo era lo primero…
No quería ni escucharla dirigirse a ella, supuso Leslie que había ido hasta ahí para verificar que tomaran su vuelo. Así lo hicieron, ya sin las ganas de querer regresar en ningún momento.
Eso era lo que en verdad molestaba, además de lastimarla. Si en verdad hubiera sentido lo que le dijo antes de la entrevista todo hubiera sido mejor y al menos despedirse sería menos doloroso, pero no, simplemente se había estado divirtiendo con ella, así que su hermana tenía que encargarse de limpiar los desastres.
Claramente se lo había dicho, Leslie no era su primer escandalo, aunque si había sido la primera extranjera en hacerse famosa de esa manera tan cliché. Si no se le había lanzado a los golpes nada más fue porque su hija estaba cercas para verla y ante todo siempre intentaba darle un buen ejemplo, pero las ganas no le faltaron que con sus palabras se lo hizo saber.
Cerró sus ojos mientras el avión despegaba.
Ya no quería lidiar más tiempo con sus sentimientos, nadie le creería lo que había vivido en esas vacaciones. Ahora regresaba a casa completamente derrotada, con el corazón roto y siendo odiada por toda una nación.“Ironías de la vida” – fue su último pensamiento antes de seguir a su hija en un profundo sueño.
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Si les gustó voten, comenten o compartan ! :)Dedicado a mi hermosa Yaz que me ánima y recuerda que debo hacer tiempo para escribir. Gracias.
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Fugaz entre mis manos
RomanceUnas vacaciones le dan un giro importante a su vida, mientras el amor lucha por florecer, una niña tiene muy claras sus prioridades. Aunque la fama se ponga en su contra. Un amor fugaz, siempre tiene un final. Aunque deberás tener la convicción par...