10. Te quiero
Durante todas esas semanas después de su sorpresa inicial, una vez que asimilo que había sido bloqueado la noche de vísperas de año nuevo, siendo un hecho tan deprimente no dejaba de darle vueltas.
“¿Por qué lo había dicho? En que momento de locura se te ocurrió semejante confesión sabiendo que Leslie huyó por lo que paso…” – se reprendía mentalmente dando vueltas en su habitación mientras acomodaba la ropa en su maleta.
Había dicho esa frase tantas veces anteriormente, por su trabajo eran las escenas más importantes de todos sus dramas o de las películas. Se lo había dicho a algunas mujeres con las que mantuvo una relación formal… pero sentirlo, en realidad era cómo dejar el interior de un cartón de jugo vacía, drenado y sin su forma original. Así era como se visualizaba Min Ho en ese momento, con un hueco donde antes estaba su corazón.
Porque sentirlo sin ser correspondido solamente te dejaba vacío.
No había pensado en ese momento cuando esa frase salió de sus labios dispuestos a no dejar escapar su verdadera oportunidad del amor. Pero en realidad no pensó que sus dedos en verdad escribirían lo mismo, había entrado en pánico cuando se dio cuenta que lo había visto. Ese visto de la confirmación habían sido como puñaladas directas en su espalda.
No había esperado que ella no le creyera, solo un idiota creería que después de lo que paso, ella creería algo que le dijera, mucho menos había esperado que se lo diría de esa forma tan tonta cómo un mensaje. Pero si había esperado que al menos le respondiera algo que le recordará su trabajo y que esas palabras carecían de veracidad saliendo de su boca. Que por lo menos tuvieran algún tipo de discusión donde ella no le creía pero podían bromar como si fueran amigos.
Pero Leslie Duran y Lee Min Ho, no eran amigos. No habían sido ni eso, ni pareja ni nada… No tuvieron tiempo para poder ser algo.
Aun recordaba cada momento que pasaron juntos y no dejaba de darle vueltas a esas fotografías que se habían publicado desde su cuenta, estando dentro de ese cuarto cuando era obvio que ambos estaban durmiendo.
Aun recordaba esos momentos antes de que la prensa los acorralará, y en verdad, no podía creer cuando la beso y su cuerpo temblaba pegado al suyo… Parecían reaccionar cómo si su tacto y su piel se conocieran de toda la vida. Cuando ni no los habían dejado ni un par de días disfrutar juntos.
La maleta parecía estar tan llena ahora, cuando su mente regreso a prestar atención sobre lo que hacía su cuerpo. Vio las prendas de casi todo su armario regadas por la cama, apiladas otras más sobre la maleta que ya no podía abarcar más carga.
Min Ho soltó un suspiro cansado, removiendo su cabello hacía atrás en un gesto de fastidio por no darse cuenta de lo que hacía.
Llevaba horas atorado con esa maleta, unos días de descanso en casa de sus padres no habían sonado mal, pero su mente parecía ajena a todo. Tenía la ligera sospecha que su inconsciente le mandaba señales contradictorias a su cuerpo, al querer empacar casi para las tres semanas que tenía libre. ¿Cómo si fuera a ir más lejos que a casa de sus padres?
Se dejó caer sobre su cama en un pequeño espacio que estaba libre, pensando nuevamente en cómo lo había borrado de sus redes en cuestión de segundos. Después de su saludo, de esas palabras que expreso sin proponérselo, había llegado el visto y después la inevitable realidad de ser bloqueado de su único medio de comunicación.
Fueron días enteros, semanas en lo que estuvo más que tentado para enviar un mensaje y al fin, cuando decidió que no podría hacer daño aquello, ella simplemente lo elimina de su vida.
No podía entender por qué ella lo estaba negando todo.
Tal vez de esa manera lo sobre llevaba mejor, pero el sabor amorgo que le dejaba no podía quitárselo. Incuso ya le costaba actuar a causa de esas palabras, simplemente decirlas ahora para seguir el guion del drama que estuvieron grabando era algo que le había costado actuar. Justo estaban en esa escena y era su error numero veinte; su director le había dado su espacio para que pudiera tomar un descanso. Tuvo que imaginar que era ella, que Leslie estaba parado frente a él en ese puente, sosteniendo su mano, con esas mejillas coloradas y una sonrisa brillante en su rostro; para que el “te quiero” pudiera salir de sus labios sin que su rostro se dibujara en una mueca de disgusto.
Solo pensando en ella había logrado terminar ese drama.
EL director le había dicho que su oscuro secreto había dado más publicidad al drama y que al final de todo, fue una buena estrategia comercial. Lo que nadie se había esperado es que un hombre siempre tan pacifico cómo era Min Ho, le soltará un golpe a puño limpio a ese hombre que lo veía desde el suelo sobando su barbilla.
El asistente Park había tenido que disculparse por él, pero ya no importaba el drama había terminado y con eso, el contrato con ese director.
Aún en su cama, Min Ho recordaba aquel día con un rencor.
Su perrito Choco pidió su atención brincando frente a él, por lo que le acariciaba detrás de las orejas, quería ver a Leslie para poder aclarar todas esos pequeños detalles que se quedaron atorados entre ellos.
Con una decisión en su rostro cargo a su mascota y dejando al pequeño animal sobre su cama se dedico a terminar de hacer el equipaje, al final, sólo podía hacer una cosa en esas semanas. Checaría el clima en internet para que el frío o el calor no lo sorprendieran al llegar.
Porque, febrero podía estar un poco loco.
***
Leslie había regresado a trabajar después del bien celebrado “día de reyes”, aquel diez de enero, sentada en su oficina, había terminado el informe sobre las gestiones de la nueva empresa que estaba a su cargo, que además estaban por hacer reformas en su infraestructura y era su trabajo llevar todo el papeleo, sin mencionar los viajes para revisar los permisos.
Se recargo en su silla, cerrando los ojos para descansar un poco su vista después de leer semejante informe. Escuchó más que vio a su asistente entrar, sabía que dejaría un vaso con agua y su pastilla para la migraña; lo que si la extraño fue que el odioso dolor no llegará después de semejante día de trabajo.
-Kevin mejor trae algo para las agruras – le dijo sin abrir los ojos, llevaba unos días con muchas agruras. Tal vez la cena de año nuevo le había caído tan mal como ese mensaje. “Vaya que tenía agallas para mandarle eso…” – pensaba Leslie aun en sus minutos de descanso.
-¿No tiene migraña? -preguntaba un Kevin en ese tono sorprendido y cantarín que tenía el joven hombre.
-No. Trae mejor un sal de uvas o algo así… pregunta en enfermería, que me manden algo por favor, ya no aguanto este ardor – decía Leslie ahora si viendo a su asistente y tocando su cuello porque la acidez había subido casi a su garganta.
Vio salir al joven hombre, parecía que en aquellos días que no había convivido con él había cambiado. Su manera de vestir era tan casual como siempre, pero había un toque que la hacía pensar que algo cambio. Quizás solo fuera su imaginación o que se cortará el cabello, pero al verla regresar con su vaso burbujeante la sensación no se iba.
Para mediados de enero, Leslie había terminado los cambios con esa empresa en Phoenix y con la maravillosa ventaja de solo haber tenido que viajar en dos ocasiones. Se había concentrado tanto en su trabajo que trataba de no recordar sus sentimientos, casi no estaba en su casa, Ada había permanecido con sus abuelos y la llamaba todos los días sin falta, pero no por eso calmaba a su pequeña o a su madre.
Un día había tenido la presencia de ambas ahí, directamente en su oficina con una mirada llena de lágrimas contenidas y unos ojos mayores con preocupación hablando por si misma. La habían interrogado sobre su alimentación, sobre por qué se veía tan pálida, tan cansada y sobre todo, esas ojeras bajo sus ojos que ya ni el maquillaje podía ocultar.
La verdad es que llevaba algunos días sin poder dormir por querer terminar con suficiente tiempo el trabajo se había descuidado un poco, eso sin contar que ya acarreaba cansancio que hasta en la oficina se la pasaba bostezando.
Cuando iba a tomar su tercer anti- ácido del día cuando su madre se lo había arrebatado, en un jalón nada delicado antes que se lo metiera en la boca.
Si no le había gritado era porque hasta Adahara se había quedado viéndola sorprendida, con su boquita abierta igual que sus ojos.
-¡Mamá! – había soltado Leslie después de la sorpresa, alargando el final un poco.
-Deja ya de huir de tus sentimientos de esta forma Leslie Duran, que yo no críe una mujer sin autoestima que se esconde en el trabajo para no lidiar con su depresión – había comenzado la regañina de su madre, aquella que había creído que no sucedería después de la intervención de su padre. Pero después de casi un mes había venido para jalar sus orejas y regresarla al camino donde era una mujer fuerte. – Yo no te críe para que pasaras tu vida compadeciéndote y dejando a mi pobre nieta a nuestro cargo, como si su madre hubiera muerto. Sé que en fin de año, cuando llego ese mensaje el poco buen humor que te había regresado se esfumo después de eso hija, pero si no hablas con nadie menos podrás arreglar las cosas…
-Lo siento mamá. Lo siento Ada – respondía Leslie con los ojos inundados de lágrimas, sus emociones estaban a flor de piel, seguramente su periodo estaría por llegar. – No quería preocuparlas, pero…
-Ya Ada nos contó Leslie. Ya nos dijo que por fin, después de años sola encontraste alguien que te hizo sonreír, que te hizo volver a brillar y que todo termino de un modo que tu pequeña hija no entiende pero por lo que nos dijo, hubo mucho barullo por parte de los Duran en aquel país – dijo su madre apretando una de sus manos que había dejado caer sobre el escritorio y con la otra revolvía el cabello de su pequeña nieta.
Leslie no pudo evitar mirar a su hija con el ceño fruncido, a lo que la infante solo pudo poner esa carita de inocencia con esa sonrisita traviesa asomando por un lado de su boca. Pero no había esperado que su hija fuera realmente consciente de lo que había visto, eso de “volver a brillar” parecía algo que solo su ex pareja decía.
Probablemente su hija había estado en contacto con él durante esos días en lo que no estuvo al pendiente de su mensajería instantánea.
Decirlo, era como si creyeran que Leslie había encontrado al amor de su vida.
Decirle que había vuelto a sonreír, era como si le estuvieran diciendo que la felicidad que sentía antes no era nada comparado con lo que había sentido al lado de ese hombre, aunque solo fueran un par de días o algunas horas…
Que le hicieran ver aquellos detalles, sería cómo obligarla a decir que se había enamorado y en verdad sentía algo fuerte por ese tonto actor coreano llamado Min Ho Lee.
-Me enamoré mamá – soltó Leslie sorbiendo por la nariz y aceptando el pañuelo que su hija le ofrecía. – Me enamoré como una tonta y ese… hombre me dijo que me quería por un mensaje en fin de año… Ese hombre que me dejo enfrentarme a la prensa… ¡Ese hombre que dejó que su estúpida hermana tratará de pisotearme y tratarme como una cualquiera! ¡De ese hombre me enamoré mamá y prefería no aceptarlo!
-Vamos a casa cariño – ofreció su madre limpiando sus lágrimas y poniendo sus gafas de sol evitando que saliera tan expuesta al recorrer los pasillos hacía la salida.
+++
Al fin había sacado todo lo que tanto la atormentaba.
Lo malo fue que la intervencion había sido en su oficina, gracias a los dioses que ya casi era hora de salir, por lo que ya no dijo más, termino de mandar los correos que le faltaban, dejó una lista en su agenda para que Kevin, sus asistente hiciera el final del trabajo por ella y con una hora de adelanto salió de la oficina con su madre y su hija de la mano.
Cuando llego el día siguiente, su jefe le había mandado una caja de chocolates para que se endulzara el día; su asistente trataba de hacer todo su trabajo sin que ella se esforzara realmente por algo y hasta las señoras del comedor le habían mandado una porción extra de postre, la cual estaba segura había sido gracias a su chismoso asistente.
O a que ella no pudo evitar que todas las otras oficinas y secretarías escucharán sus gritos desconsolados al poder desahogarse por fin con su madre al llegar a casa.
Leslie les había contado todo lo que sucedió a su hermana y a su madre, en medio de lágrimas de coraje, gritos y rabietas. Saco hasta lo que más temía aceptar, que se había enamorado como una idiota de ese hombre, pero que no creía poder perdonarlo por lo que había hecho.
Incluso tuvo que mostrarles una foto de la web para que supieran quien era, su hermana logro sacarle una sonrisa al decirle que se había “comido” un chico guapo. Los comentarios bobos de su hermana siempre lograban animarla, pero su madre había parado las tonteras con su muy conocido comentario…
-Lo guapo no es importante si no es inteligente y respetuoso. Un hombre que en verdad te quiere te defiende hasta de su propia familia – dijo con su voz contenida por el coraje, algo que su madre Rosy siempre odiaba era que, sus hijos sufrieran de esa manera.
Y dolió. Ese comentario en verdad dolía, porque al recordar lo que tuvo que pasar, no podía evitar pensar que podían ser mentiras; podía ser solo una actuación más en su repertorio de conquistas.
Y Leslie lloró, grito, se quejó y por qué no, maldijo haberse enamorado, haber caído en las redes de un actor. Al que quería más de lo que quería admitir frente a su madre.
“También te quiero Min Ho” – pensaba Leslie mirando por la ventana de su casa, con los brazos alrededor de su cuerpo.
La soledad de su casa nunca había sido más inmensa como en ese momento, puesto que su hija había permanecido con sus padres por petición propia para que su mami regresará a la normalidad. Pero agradecía tener a su pequeña, esa niña entendía el mundo de una forma en la que nadie más podía.
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AVISO: falta editar, o bueno su revisión, pero como que quedare unos días sin internet, voy a editar y a subir el editado y esperemos el siguiente también de una vez cuando vuelva a tener la siguiente semana.No desesperen, esto sigue fluyendo solo que lento.
Sus votos y comentarios me ayudan a sabes si les esta gustando la historia.
Se vienen sorpresas y en un par de capitulos más algo de acción :)
Solo es un aviso jajaja ¿?
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Fugaz entre mis manos
RomanceUnas vacaciones le dan un giro importante a su vida, mientras el amor lucha por florecer, una niña tiene muy claras sus prioridades. Aunque la fama se ponga en su contra. Un amor fugaz, siempre tiene un final. Aunque deberás tener la convicción par...