Q U I N C E

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Dos semanas pasaron sin ningún tipo de contratiempo, los chicos y yo nos volvimos tan cercanos como éramos antes de todo; Bia sólo habla con Richelle, Frederick y a veces conmigo y Adler y yo... Bueno, eso es complicado.

El rubio y yo no nos hemos vuelto a besar ni a hacer nada parecido pero nos hemos dado alguna que otra miradita. Las clases de armas con él van de bien en mejor y las de combate combate con Blaz también.

Parecerá como si todo fuese de maravilla pero no es cierto. Por las noches tengo pesadillas horribles que involucran a Aurien muriendo o a cualquiera de mis seres queridos, también vivo con la inquietud de que los descerebrados o Los Mejoradores vengan en cualquier momento a atacarnos y, por si fuera poco, Arian está resentido conmigo por besar a Adler. En resumen, todo es un desastre.

Me gustaría saber quién de los dos me gusta pero me resulta imposible, los dos son geniales a su manera. Arian, a pesar de ser frío, tiene gran amor para darme y a veces, se muestra cariñoso. Por otro lado, Adler, aún siendo malhumorado, me ha sacado mil sonrisas en estos oscuros días y ha despertado mi curiosidad desde que lo vi.

Camino hacia el patio tratando de acallar mis pensamientos interiores. Ya se resolverán mis dudas internas, estoy segura.

A esta hora tengo clase de combate con Blaz. Es una de mis horas favoritas del día porque el resto del tiempo apenas hago nada aparte de sentirme culpable por todo. Siento que me estoy hundiendo poco a poco y eso no es nada bueno. Pero lo bueno es que cuando tocas fondo, lo único que queda es salir para arriba y levantarse.

—Llegas tarde, alumna. —Ruedo los ojos.

—No te queda el papel de profesor, Blaz.

—Castigada una semana —Suelta una carcajada—. No, ni yo me lo creo.

Entrenamos por una hora hasta que Frederick se lo lleva bajo la excusa de que Richelle se ha enfadado y ha creado un gran árbol del que ahora no puede bajar. Suelto una carcajada que trato de disimular sin éxito y los sigo hasta el enorme árbol que ha hecho en el patio.

—¡Richelle, te has pasado! —Exclamo incrédula.

—Oye y, ¿por qué tengo que ser yo quien escale el árbol?

—¿Porque eres el único que tiene súper fuerza? —Ironiza Leyna. Ambos comienzan una discusión haciendo que Frederick se harte y ruede los ojos.

—¿Sabéis qué? Yo iré. —Dicho esto, usa sus poderes de transformación y sube volando como cuervo.

—¡Bien, crack! —Grita sarcásticamente Adler, que ya ha entrado en confianza con casi todos— Que ella se suba a tu lomo de cuervo y seguro que no se mata mientras vueles.

Blaz le choca los cinco al rubio y ambos se ríen. Parecen tener un complot contra Frederick ya que es el más calmado de todos comparado con la explosividad de estos dos.

—Sois unos pesados. —Es lo único que aporta Arian.

Frederick se convierte en humano nada más que para insultarlos y luego se hace un mono enorme. Richelle se sube sobre él y ambos bajan sanos y salvos. La niña corre a abrazarlos haciendo que sonría. Ellos parecen una familia y, por lo que he hablado con ella, Frederick y la rubia parecen tener algo especial.

Eso me recuerda que yo también tengo algo especial y lo he abandonado. Doy pasos hacia atrás disimuladamente para poder escaparme sin que se den cuenta. Por suerte, todos están ocupados riéndose del enfado de mi amiga como para que nadie se de cuenta.

Salgo del patio, cojo un cuchillo del cajón y salgo a la calle. Es hora de volver a casa aunque no sea para quedarme.

Antes de poder dar más de dos pasos, una voz me hace sobresaltarme.

Versteinerung © [#1 Experimentos Letales]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora