𝘿𝙞𝙚𝙘𝙞𝙣𝙪𝙚𝙫𝙚; 𝙫𝙚𝙣𝙙𝙞𝙚𝙣𝙙𝙤 𝙡𝙖 𝙢𝙞𝙣𝙖 𝙙𝙚 𝙤𝙧𝙤

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—Dijo que era algo así—dice Sarah mientas miramos el dibujo, estamos las tres sentadas en la camioneta.

—Son 15 metros hacia abajo, y usando una cuerda de treinta metros—nos explica Kie mientras señala el papel. Supongo que este carrito irá... al compartimiento  del oro.

—¿Quien diablos dibujó esto?— preguntó riendo, lo hacemos las tres.

—¿Quien creen?— Kie dirigirse su mirada hacia Pope, puedo notar como él la mira a ella.

—¿Y donde está JJ con el maldito oro?— preguntó mirándolas, pero Kie sigue mirando a Pope.

—¿Como es que sabes cómo derretir oro?— me pregunta Sarah.

—Te sorprendería las cosas extrañas que aprendes siendo hija de él — hablo mientras asiento con la cabeza.

Con Sarah sonreímos porque vemos  como todavía ella lo observa, mi pequeña intuición dice que hay algo mutuo.

—Más vale que funcione Vi, no podemos venderlos con el signo de trigo—JJ arroja los lingotes frente a mi.

—Vaya, se hacer esto y mucho más— lo miro, una pequeña sonrisa sale de mi rostro, es extraño, pero veo como sus ojos también lo hacen.

—Tú puedes—Sarah me da un pequeño apretón de hombros.

—Manos a la obra— me pongo de pie, amarró mi cabello y también me pongo las gafas de protección—Quiero que los chicos aprendas a hacer esto, par de nenitas.

Escucho risa por parte de ellos.

Pongo los lingotes en un envase y los pongo en una pequeña cocinilla para enseguida tomar el soplete y encenderlo, comienzo a calentar el recipiente hasta que veo como el oro comienza a fundirse  y  se transforman en uno solo.

JJ y Pope chocan los cinco.

—Creo que ya está— me quito las gafas y todos los observamos.

Toda mi vida e sabido que los negocios de papá no son del todo limpios, verlo fundir y otras cosas se nota a distancia que no todo es legal.

—¿Ahora que haremos?— pregunta Sarah.

—Iremos a venderlo—John B se pone de pie y la ayuda a hacerlo.

—Quiero escuchar mis respeto por el genio del lugar— hablo mientras tengo una mano en mi oreja como que si fuera para escuchar mejor.

—Está bien— dice Pope—Eres grandiosa.

—Vamos —habla JJ sacándolos del recipiente que ya debe estar más frío.

Nos subimos a la camioneta de John B y conducimos hasta el lugar. Al llegar bajamos de la camioneta

—No me convence esto— habla JJ mientras baja de la caminata.

—Bueno, entonces porque....—hablo molesta, pero John B se interpone entre nosotros y nos hace callar.

—Es fácil para ustedes, no vas a vender esta mierda—JJ le muestra el oro —¿Como termine aceptando esto?.

—Eres el mejor mintiendo—le habla Pope mientras entramos a la tienda.

—Hola—saluda JJ a la mujer.

—Buenas tardes— le dice ella, voy hacia un pasillo y comienzo a ver las cosas.

—Veo que compra oro— le dice este.

—Eso dice el cartel ¿verdad?— le responde la mujer.

—Espero que compre mucho...—JJ saca la mochila de su hombro—Porque esto le va a volar la cabeza.

—No me queda mucho cabeza que volar así  que adelante—vaya, la señora tiene su carácter.

—Es una placa sólida— le dice JJ cuando ya la tiene encima del mostrador.

—Es imposible— ella sonríe, cree que es una broma.

—¿Imposible?— pregunta JJ—Mire lo pesada que es.

JJ le pasa la placa a la mujer.

—Si, iluminela bien —le dice JJ cuando la mujer toma la linterna.

—Esto es Tungsteno pintado—veo como le dice la mujer mientras lo sigue observando.

—¿Tungsteno pintado? ¿En serio? — le pregunta JJ—¿Porque no se fija si es sólida?.

—¿Te molesta?— le pregunta ella refiriéndose a examinarlo, me posicionó junto a John B.

—No, adelante— le dice este a lo que ella lo hace.

—No tan rapido— ella lo mira —Todavía no hacemos la prueba del ácido.

—La prueba del ácido— JJ nos mira para luego mirar a los demás—Mi favorita.

—No es una lámina, ni está pintada—alcanzó a escuchar cuando pone el ácido.

—Señora, le digo...—JJ la mira—Esto es totalmente real.

—Parece que alguien intentó derretirla— dice ella, miro hacia otro lado.

—Mi mamá — miente JJ—Tenía muchas joyas en casa y pensó que lo mejor sería fundirlas, consolidarlo.

Me sorprende la capacidad para mentir de JJ.

—Tres kilos—dice ella cuando lo pesa—Tenía muchos aros.

—Bueno, es muy difícil ver a mamá desmoronarse por el Alzheimer— dice,  Sarah me da una mirada.

—Dame un momento— le dice ella para enseguida ir a otro lado.

—¿Es en serio?— preguntó susurrando—Podrías haber dicho otra cosa.

—Es lo primero que se me ocurrió —se encoge de hombros—Por cierto, ella noto lo lindo que lo dejaste derretido.

Levantó mi dedo de al medio para enseguida girarme y seguir mirando las cosas.

—Ya hablé con mi jefe— ella parece de nuevo.

—¿Y?— le pregunta JJ.

—Esto es lo que puedo ofrecerte— veo que ella deja dinero encima.

—¿Cincuenta mil?— pregunta JJ—¿Cree que vine sin saber cuánto vale? Señora, se que esto vale al menos 140 mil.

—Cariño, está es una casa de empeño— le dice ella—Esto no es Zúrich ¿tengo cara de ser suiza?

—Noventa mil o me voy — le dice JJ.

—Setenta mil — ella le ofrece— La mitad y... no preguntaré de donde sacaste esto.

Este nos mira unos segundos.

—Que Sean billetes de alta numeración— le dice, sonreímos.

—Bueno, hay un problema—dice ahora ella—No tengo todo el dinero aquí, puedo hacerte un cheque.

—Un...no señora, quiero el efectivo— le dice JJ—Eso es lo que dice el cartel. Efectivo por oro, eso espero.

—Bueno, tendrás que ir al depósito— le dice ella–Tenemos el dinero ahí ¿te parece bien?.

—¿Donde está en depósito?— pregunta JJ, ella anota algo en el papel.

—Adios— JJ toma el papel y salimos de la tienda.

—Esa señora me da mala espina— hablo mientras subimos a la camioneta.

Nobody compares to you [Outer Banks]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora