Capítulo 2

676 86 39
                                    


El maldito despertador comenzó a sonar en toda la habitación.

Jungwoo se despertó e intentó ponerse en pie para apagarlo, pero pronto se dio cuenta que tenía una pierna delgada sobre la suya y un brazo agarrando su cintura.

Kim Jaemin.

Estiró los brazos para desemperezar su cuerpo, pero fue fallido pues el pelirosa con aroma a alcohol y cigarro barato lo tenía bien sujeto. No le quedó más opción que permanecer en su lugar, estiró el brazo como pudo para tomar su teléfono celular.

Y en cuanto lo encendió recibió dos mensajes nuevos, uno de parte de su madre y otro de un número desconocido. Abrió el de su madre primero; “No hagas nada malo, snoopy. Me quedaré doble turno hoy y no llegaré a casa hasta el amanecer. Puedes quedarte en la casa del Sr. Kim si quieres, pero trata de no incomodarlos”

Suspiró frustrado, luego abrió el otro mensaje con prisa: “Encontré tu número, gracias a Taeyong. Quería hablar contigo pero tenías el celular apagado. Te veré mañana después de la clase ¿Está bien?”

Jungwoo quiso ponerse en pie y saltar haciendo su baile triunfal, pero Jaemin no lo dejaba moverse.

—Jungwoo, deja de moverte…quiero dormir—Murmuró el pelirosa con un ligero puchero en los labios, se veía tan feliz y adormilado que al pelirrojo se le hizo puño el corazón.

Por eso se quedó quieto unos minutos más, hasta que se levantó sin despertar a Jaemin, tenía que arreglarse para poder ir a la secundaria. Tomó su uniforme “limpio” y decidió darse una ducha e hizo todo lo posible para no encontrarse con el Señor Kim, esta vez sí echó el seguro para que nadie lo encontrase allí. No estaba listo para ver a la cara al padre de su amigo.

Se quedó instalado bajo la ducha por algunos minutos, intentando aclarar sus pensamientos, ¿Cómo había llegado hasta ese punto? ¿Cuándo se había descarriado tanto?, al terminar su ducha matutina se puso el uniforme, y peinó su cabello.

Lo mejor era no despertar a Jaemin, pues seguramente el pelirosa inventaría que tenía alguna enfermedad, y faltaría a la escuela. Tomó la correa de su mochila y se la pasó por el hombro, bajó las escaleras con toda la suavidad del mundo, por un instante deseó que sus pies fueran ligeros. Una vez que llegó a la sala respiró tranquilo, al parecer el Sr. Kim aún dormía.

— ¿Ya te vas, Jungwoo? —El pelirrojo dio un salto y dejó escapar un grito poco masculino. Su corazón se aceleró al máximo y su cabeza comenzó a rodar por toda la casa. Clavó inmediatamente su mirada en el pelinegro que tomaba su café de forma tranquila, con las rodillas extendidas.

—Tengo…una, mi madre, la…—Puso las correas de su mochila en su cintura con fuerza, seguramente el Sr. Kim notaba sus actos y por eso se reía, a lo único que atinó el pelirrojo fue a bajar la cabeza con vergüenza por su sonrojo repentino.

—Siéntate, te haré un desayuno sencillo—Doyoung hizo un movimiento de cabeza para mostrarle una de las sillas a su lado— ¿Quieres café? Porque en esta casa nadie toca los cereales de Jaemin, son sus favoritos y pega un grito al cielo cada vez que me los como por error.

Él Sr. Kim actuaba como si nada hubiese pasado pero Jungwoo podía percibir ese aire aplastante en sus pulmones, como si un tractor le estuviese pasando por encima. El pelinegro se puso en pie para preparar el desayuno mientras el castaño tiró de una silla para acomodarse en ella.

— ¿Tiene algún caso que atender? —La pregunta peor formulada salió disparada de la boca de Jungwoo, quien se reprendió sólo. Claro, era lógico que el padre de su amigo ya estuviese cambiado con un traje a las 6 de la mañana con un café en la mano y un periódico en la otra. Él era un abogado, lo sorprendente era que había sido catalogado como uno de los mejores por la competencia de sus casos, desde divorcios hasta herencias y homicidios.

¿Qué Esconde El Señor Kim? °Dowoo° NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora