Capítulo 4

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Jungwoo iba a matar a Jaemin.

Pues era su culpa que él estuviese sentado sólo, con una cerveza en la mano, en la barra más cutre de toda la fraternidad. Yukhei había llevado a su novia y Renjun ni siquiera había regresado, ahora Jungwoo estaba tirado entre tanta gente que no conocía.

<<Acércate a alguien que te llame la atención y habla con él. Así fue como conocí a Jeno>> Le había dicho el pelirosa antes de desaparecer con su novio entre el genterio. <<Debes dejarle en claro que no quieres un polvo, o estarás en problemas>>

¿Estar en problemas?

Ya estaba en jodidos problemas, Uno: no podía sacarse el ceño fruncido del Sr. Kim de la mente. Dos: Estaba estúpidamente sólo en una fiesta. Tres: Ya se había tomado siete cervezas y sus manos comenzaban a temblar.

Jungwoo se apoyó en la barra y tomó otro sorbo. Se encontraba al extremo de la barra, cerca de una maceta de helecho que le hacía invisible. En una esquina había una pareja de mujeres que se estaban mordiendo los labios. Durante un rato el castaño se imaginó a si mismo mordiéndole los labios al Sr. Ki. ¿Cómo se sentiría?

Finalmente desvió la mirada, tomó otro sorbo y saboreó el gusto picante. <<Acércate a alguien y habla con él>> Tenía que ser fácil, sin duda era fácil. Pero, ¿Qué carajos se supone que iba a decir?

—Eres patético, Jungwoo—Se dijo a sí mismo—Pa-te-ti-co-

¿Qué hacia allí de todos modos? Nadie se interesaba en él, todos tenían sus parejas.

— ¿Otra cerveza, o quieres algo más fuerte? —Unos ojos grises se toparon con los suyos, un chico rubio con una sonrisa brillante, muy brillante.

—No sé, tú. Pero generalmente la cerveza se hace picante cuando no tiene el punto exacto de congelación.

— ¿Estás hablando conmigo?

—Soy Nakamoto Yuta—Quizá no debería haberse bebido la última cerveza, pensó. Pues ahora veía al extraño borroso— ¿Te da vueltas el lugar?

Volvió a clavar sus ojos en Yuta, a pesar de verlo borroso, él era guapo, demasiado guapo. Le gustaba el traje negro que este llevaba, tan atractivo.

— ¿Se te ha metido algo en los ojos?

—No—Respondió Jungwoo—Estaba coqueteando, soy un asco en eso…pero, Jaemin. Deberías conocer a Jaemin, él es un Dios en el tema.

—Pues, si quieres podemos ir a un lugar más privado—Propuso el rubio—Pero primero tomate una margarita.

Era inútil decir que no, y menos ahora que ya habían pasado como veinte minutos y Jungwoo ya casi no distinguía las letras.

—Solo digo que la universidad es un asco. ¿No lo crees?

—Déjalo, no nos estamos entendiendo Jungwoo—Murmuró el chico rubio.

—Es una pena—Farfulló Jungwoo.

— ¿Qué es una pena?

El pelirrojo sacudió la cabeza y se puso en pie como pudo.

—Nada, nada. Adiós, Yuta.

Cuando Jungwoo comenzó a caminar, Yuta le miró el culo. ¿Qué persona no lo haría?

—Vamos afuera a respirar aire fresco—El corazón de Jungwoo se detuvo en cuanto sintió las manos grandes del otro sobre su cintura. Pero en realidad necesitaba aire fresco.

Yuta enrolló sus manos en el cuerpo delgado de Jungwoo y lo sacó afuera, lejos de todo el bullicio, apenas el pelirrojo llegó afuera el aire le sopló la cara y desvarió apegándose más al extraño.

¿Qué Esconde El Señor Kim? °Dowoo° NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora