Capítulo 4

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Las corrientes de agua se mantenían constantes brindando vida y frescura a las plantas que rodeaban el pequeño manantial. Charlotte después de lo sucedido se quedo junto a Maru sintiendo el flujo de las cosas que la rodeaban. Morghan mantenía una entretenida charla con Enzo mientras Vincent examinaba los libros, quien le incitó que no estaría mal llevarse algunos para luego estudiarlos de todas formas dudaba volver a ese lugar. Siguiendo su idea guardo algunos en su bolsa y no se esperaba que entraran ya que era pequeña, pero al parecer es más honda de lo que creía. 

Cerrando sus ojos trato de ver su vínculo y se sorprendió con lo que encontró. Todo era mucho más fácil y no le costaba mucho llegar a donde él estaba, se encontraba en una buena plática por teléfono en la misma habitación donde ella despertó. La llamada se corto y él sabía que ella lo estaba viendo por su vínculo ya que sonrió cuando salió de la habitación. Al abrir sus ojos el moreno ya había entrado a la sala con ellos manteniendo una sonrisa en su rostro.

—Hasta que por fin saliste de allí —se quejo Enzo cruzándose de brazos —Por poco entro a buscarte.

—No sabes lo feliz que me hace que te preocupes por mí, pero ya nos podemos ir de aquí.

Todos fijaron su atención en él para que se acercara a uno de los cuadros y lo tocara haciendo que la textura cambiara por completo tornándose líquido y en su centro se crearan ondas donde se mezclaban los colores de la imagen. El marco de la pintura se extendió llegando a tomar el tamaño de una puerta promedio. Una pequeña luz salió de su centro mientras las ondas continuaban formando una imagen borrosa. Charlotte percibía las altas cantidades de magia y energía que brotaba aquel cuadro.

—Alguien nos está esperando del otro lado así que pueden estar seguros que no habrán problemas.

— (Bufido) No me digas, ahora si pudiste hacer un portal.

—Si Enzo, si puedo y no empieces porque sabes las razones que antes me impedían hacerlo —refutó para evitar los comentarios de él.

Enzo se limito a rodar los ojos y atravesar el portal seguido de Régis y Vincent dejándolas a ellas tres de último. Ambas asintieron junto a Maru para pasar juntas. Atravesando el portal no se mareo como antes, si llego a sentir una ligera incomodidad en su estómago pero eso fue todo. Detallando el lugar al que llegaron era una oficina pulcra y muy ordenada donde un cuadro en la pared había tomado la misma apariencia que el anterior, para luego volver a su aspecto normal dejando ver una pintura de un hermoso y lujoso auto rojo. La oficina constaba de un escritorio promedio y no muy lejos otro más pequeño con una mujer totalmente inmersa en su trabajo que ni si quiera se inmutó al ver un montón de personas aparecer de la nada fuera sido ella y ya habría pegado un brinco al techo.

Nada estaba fuera de su lugar, todo se mantenía calculadamente alineado y colocado en perfectas condiciones. Charlotte no sabía porque pero sentía que había estado en un lugar parecido antes. 

—Si no me equivoco estamos en New York otra vez ¿verdad? —pregunto Vincent detallando el lugar al igual que todos.

— (Suspiro) Si lastimosamente.

Enzo se había recostado en una de las paredes cruzado de brazos esperando por algo que ellos no sabían con exactitud.

Charlotte se dio cuenta que la mujer que estaba en el escritorio era una elfa y extrañamente se estaba sintiendo nerviosa y sus palpitaciones aumentaban lanzando miradas furtivas a Enzo y Vincent. Sintiendo un peso encima la mujer volteo para encontrarse con la severa mirada de ella y un bajo gruñido de parte del gran perro que se encontraba a su lado, ella la estaba fulminando haciendo que bajara la mirada y continuara con su trabajo.

Ciudad Prohibida. Reinado Eterno. Volumen IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora