Capítulo 6

15 7 0
                                    

El sonido de los tacones resonar en la cerámica hizo que levantara la vista de su computador esperando por su llegada. Ambos hombres que se encontraban charlando en los sillones le importaban un rábano, pero sabía cómo se ponían cuando la veían y lastimosamente para ellos dos, él nunca les tenía mucha paciencia.

Las puertas del despacho se abrieron dejando ver a una mujer con un vestido color vino formal ceñido al cuerpo mostrando su figura y su cabello lacio caer por sus hombros. Ella entro ignorando las palabras de los hombres que la devoraban con la vista para postrarse ante su señor.

—Traigo mi informe… mi Lord —dijo con su cabeza gacha sintiendo como las ganas de arrancarles las cabezas a los hombres aumentaba, pero mantenía su postura.

Colocándose de pie le dio una seria y fría mirada a los hombres que ni se inmutaron ante su advertencia, pero de igual manera los ignoro para centrar su atención en ella.

—De pie —ordeno para que obedeciera al instante.

—Se nota que le gustan los que dominan —susurro uno de ellos riendo por lo bajo.

—Calla esto no te incumbe.

El hombre extendió sus manos sonriente en símbolo de rendición, pero su mirada estaba llena de sorna y malicia.

—Informa —ordeno posando su atención en ella haciendo que asintiera.

—Ella ya despertó como nuestro señor indico —arrastro las últimas palabras evitando no sentir molestia al hablar — (Carraspeo) Nuestro infiltrado aun continua con su labor, pero… mantiene un anillo de interferencia que evita el contacto directo con nuestro señor, eso ha hecho que se acerque más de lo establecido a nuestro objetivo mi Lord y ahora se dirigen a un nuevo destino para desarrollar sus habilidades.

—Muy bien… gracias por tu arduo trabajo puedes descansar.

Asintiendo se coloco al lado del escritorio con sus manos cruzadas al frente.

— (Risas) Por lo que se ve la linda gatita trabaja bien en las sombras.

Uno de los hombres se coloco de pie para acercarse a ella, quien mantenía una mirada inexpresiva.

—Si quieres puedo ayudarte con tus trabajos… en privado —ofreció sonriente pasando sus dedos por su rostro, pero fue detenido por una mano que apretó fuertemente su brazo congelándolo.

—Basta —advirtió con una voz filosa.

— (Risas) Vaya, vaya, pero miren que tenemos aquí —se burlo sonriente encarándolo —Si es nada más que el gran Señor de la Tempestad quien me amenaza será mejor el que muele el hielo porque no puede hacer nada sin las ordenes de nuestro hermano.

El hombre soltó su agarre quebrando el hielo que lo sujetaba para tomar a la mujer por el cuello extendiendo una daga en su cuello inmovilizándola solo por el simple hecho de provocar a su contrincante que lo asesinaba con la mirada y él se limitaba a sonreír victorioso.

—Ambos me dan lastima… pero… ¿sabes cariño? Conmigo te divertirías mucho mas —dijo pasando su lengua por su rostro haciendo que los ojos de ella se tornaran rojos de la impotencia y la repulsión que le causaba su tacto. Deseaba arrancarle la lengua junto a su mano pero sabía que si lo llegaba a tocar las consecuencias no las pagaría ella.

La habitación estaba tornándose completamente fría llegando a un punto donde hasta el cristal de las ventanas se quebrarían con un ligero toque. El hombre desprendía un camino de hielo atrapándolo en el suelo desde sus pies hasta recorrer todo su cuerpo con gran rapidez haciendo que la soltara junto a la daga para que se alejara pasando su mano por su cuello y se posicionara detrás de él fulminándolo con la mirada pero su captor simplemente le lanzo un beso seguido de un guiño lamiéndose los labios haciendo que el hombre que lo estaba envolviendo en hielo puro formara témpanos filosos que flotaban alrededor de su cuerpo teniéndolo en mira lanzando uno justamente al lado de su oreja dejando salir un mínimo hilo de sangre por su mejilla.

Ciudad Prohibida. Reinado Eterno. Volumen IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora