Capítulo 5

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No quería despertar, no quería aceptar el hecho de confrontar su realidad, pero debía hacerlo… y esta vez tendría la seguridad de que no estaría sola. Una mano apretó la suya haciendo que abriera los ojos y se fijara de quien se trataba y solo era Régis quien la observaba sonriente. Al acomodarse en la cama él paso un dedo por su mejilla limpiando su rostro haciendo que ella frunciera el ceño y frotara sus ojos quedando sorprendida, estaba llorando, tenia años sin llorar dormida, pero eso no fue todo, un frio la tomo por sorpresa haciendo que alzara la mirada y se fijara en las esquinas de la habitación que estaban cristalizadas como si hubiera una filtración por donde entrara el agua ya que eran como gotas del tamaño de un puño que recorrían casi todo el techo.

—Lo que fuera que hayas sentido dormida lo reflejaste en vida.

Charlotte lo observo anonadada ¿ella lo hizo?, no podía creerlo.

—El collar reacciono… y percibí tú energía salir… —señalo la joya que estaba brillando — ¿Qué soñaste?

—Y-yo… —sintió un poco de inquietud, pero al verlo fijamente decidió olvidarse de eso —Vi a mi madre Régis… ella estuvo conmigo y hablamos un poco, incluso me hizo manipular líquidos…

Él se quedo en silencio sin apartar la vista escuchando la explicación de ella.

—Ya veo… había sentido algo familiar halar de mi por medio de nuestro vínculo y supongo que se trato de eso y por lo visto sus lecciones funcionaron de algo.

Ambos observaron las gotas que colgaban como cuencas en el techo. Maru se revolvió en la cama para estirarse con pereza y seguir la mirada de ellos.

—Debes descongelarlos.

— ¿¡Que!? Pero si ni siquiera sé como lo hice.

—Claro que sabes por nada se formaron en el techo, además, dudo que Joaquim quiera tener un refrigerador en sus habitaciones para huéspedes.

Suspirando en resignación se quedo mirando el cristal para concentrarse y hacer lo mismo que le había dicho su madre con las pinturas, calmo su respiración tal y como aprendió en las pocas lecciones con él y podía sentir con facilidad la energía fluir por su cuerpo, extendió la palma de su mano cerrando sus ojos sintiendo como una calidez la recorría por completo y se aglomeraba en un punto en específico para dejar salir la energía. Abriendo sus ojos lentamente vio que las gotas ya no estaban, en cambio un vapor las reemplazo dejando el techo en su estado anterior. Charlotte sonrió en satisfacción al haber logrado con su objetivo.

—Fantástico no puedo esperar por comenzar con tu formación.

— ¿Ya no me habías entrenado anteriormente? —pregunto enarcando una ceja.

Régis sonrió en complicidad cosa que no le agrado mucho a ella.

—Muy bien lo dijiste, te entrene mas no te forme por completo, eso solo era el inicio de tu verdadera instrucción Charlotte, aun tenemos un largo camino por recorrer.

Charlotte dejo caer sus hombros en cansancio, si eso fue el principio no se quería imaginar lo que se le avecinaba encima, pero de lo que si era seguro es que terminaría exhausta de nuevo.

—Alístate en un rato nos iremos —dijo colocándose de pie para dirigirse a la puerta.

— ¿No nos íbamos a quedar aquí?

 —Aunque estemos con familia sigue siendo un lugar muy peligroso para ti… pero no te preocupes cuando tengas mayor control de ti misma será más fácil afrontar las dificultades del camino.

Con eso se retiro de la habitación dejándola sola junto a su Doberman el cual dejo caer sus orejas en descontento cuando se fue. Charlotte se sentía emocionada, estaba deseosa de poder aprender más de sí misma. Saliendo de la cama se apresuro a darse una ducha rápida y cambiarse de prendas. Termino con unos pantalones de mezclilla junto a unos botines negros y una camiseta de franjas moradas que se acoplaba muy bien a su cuerpo, recogiendo su cabello un leve aroma a rosas hizo que volteara a ver a la puerta. Sentía que él estaba detrás esperando por tocar la puerta o que le permitiera entrar.

Ciudad Prohibida. Reinado Eterno. Volumen IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora