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La televisión está prendida. Ni siquiera le presto atención a lo que ocurre en la pantalla. Solo miro. Creo que es una película en blanco y negro, de la época de Oro... Lo supongo por la canción que el protagonista está cantando.

"Y si vivo cien años... cien años pienso en ti"

Se me revuelve el estómago y me atrapa la impotencia. Cierro los ojos y se me humedecen las pestañas.

Mi abuelo se sienta a mi lado y me pasa el brazo por encima de los hombros. Me limpia las lágrimas de los ojos y me da un beso en la coronilla.

—Ya, Viry... No te apures. El amor a veces duele —me dice muy bajito. Su bigote me pica la piel de la frente.

Me acurruco cerca de su pecho y dejo que me abrace. Percibió la escencia a mentol y pomada en su ropa y la fragancia a café de olla que se acaba de preparar. Me gusta, me hace sentir segura. Con los sentimientos a flor de piel suele ser más fácil percatarse de los pequeños detalles.

—Estar viva duele. Que horror... —murmuro sin dejar de sober por la nariz.

—No digas eso, tú no eres así —dice, pero sé que no está molesto ni en total desacuerdo con lo que dije. Aún así, el es el adulto. Me soba el brazo, de arriba a abajo.

Me despego de él, descanso la espada en respaldo y me pongo un cojín sobre las piernas.

Él extiende la mano para tomar el control remoto de la mesita de centro y apaga la televisión.

—Ver esto no te hará bien por ahora. Debes dejar de torturarte.

Sé que tiene razón, esas canas no son en balde, eso es lo que él dice, pero no me gusta que haya algo que haga sentir peor. No me gusta sentirme así. ¡No me gusta que esté ocurriendo esto!

—¿Será así siempre? —digo con un hilo de voz.

Él se vuelve hacia mí y me sonríe ligeramente.

—Ya pasará, siempre pasa. Crees que no podrás vivir después de una angustia muy fuerte y luego... ¿qué?

—Vives, sigues viviendo... como si nunca hubiera pasado. Pero yo no quiero olvidarlo... —se me atoran las palabras en la garganta y se me escapa un chillido. Vuelvo a llorar.

Ya me arden los ojos, pero no puedo parar de llorar cada que vez que pienso en él.

Mi abuelo suspira y me acaricia el pelo hasta que me calmo.

Me quedo mirando la ventana sin ningún propósito. Solo miro. Parece que eso es lo único que  puedo hacer estos últimos días... Solo mirar.

El comienza a ponerse y la sala de la casa se llena de luz naranja.

—¿Quieres que te sirva una tácita de café?

—Sí... por favor —digo y cuando intento esbozar una sonrisa me tiemblan los labios.

Mi celular vibra con la llegada de un mensaje. Me lo sacó de la bolsa del pantalón para leerlo. Es mi mamá.

🤱🏻Viry, ya nos vamos con Francis. ¿Quieres venir? Tus hermanos ya están listos.

Meneó la cabeza como si me ella me viera y respondo con un:

👩🏻No, mejor me quedo con el abuelo.

Me envía un nuevo texto:

🤱🏻Está bien, pero no te mal pases. No has comido bien desde el otro día. Háblale a la Ayalis si quieres para que vaya un rato y platiquen.

Recibo el café que me trae mi abuelo y me voy a su cuarto. Quiero estar en un lugar pequeño y acogedor porque quiero sentirme... No sé... Solo quiero estar en otro lado que no sea la sala, esa sala que ahora se siente tan vacía.

¿Cómo fue que llegué a este punto?

¿Cómo fue que comenzó a gustarme él?

¿Si no me hubiera enamorado de él estaría sufriendo así?

Es posible que si no me hubiera enamorado de esos otros no estuviera tan dolida como ahora... Mi espíritu y corazón se fue debilitado desde ellos y tal vez por eso es más difícil resistir esto.

Ellos... Ellos tres...

Quisiera odiarlos.

Quieras hacerlos sentir todo el dolor que me causaron.

Quisiera olvidarlos...

Pero cada uno de los momentos que ellos me hicieron vivir siguen muy frescos... Quizás por eso duele tanto.

¿De verdad son esos recuerdos tan importantes?

Me levanto de la cama y dejó la taza de café sobre la tocador para ir a buscar una libreta y un lapicero. Encuentro una toda arrugada debajo de unos libros y tomó un lápiz amarillo que está en un bote llenó de plumones; a mi abuelo le gusta coleccionarlos.

Por ahí escuché que cuando escribes cualquier pensamiento...  ¿se hace más pequeño u más intenso?

Espero que sea lo primero. Espero que, cuando anote sus nombres y nuestras historias sobre estas hojas viejas, sus recuerdos se vuelvan tan tenues como el color con el escribe este lápiz.

Espero...

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Holaaaaa. Aquí les dejo... ¿el primer capítulo? Jajajaja no sé. Estaré trabajando en el resto así que estén pendientes. Por ahora, dígame qué les pareció y qué creen que está ocurriendo.

Ustedes que atrapan cenzontles... ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora