Capítulo 19

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Daniela no hablo en todo el camino. María José tampoco, no iba a presionarla.

Al llegar le quitó la chaqueta y la acompañó al sillón.

- Te... te prepararé un café.

- No debería estar aquí. – dice finalmente.

- Si, si deberías. Si hay una persona que debe cuidar y protegerte, soy yo.

- Poché por favor – prácticamente ruega mirándola a los ojos finalmente – prométeme por lo que más quieras que tu no conoces a Kevin. Por favor necesito escucharlo.

- Dani... – susurra tomando su mano y colocando la palma en su corazón – Nunca en mi vida lo había visto. Solo se acerco para sacarme a bailar, el resto lo escuchaste. Por favor cree en mi palabra: No sabía que era él hasta que tú misma lo dijiste.

Daniela suspira, un poco de alivio y otro poco para intentar ahuyentar las lágrimas que amenazaban con salir. Nunca había llorado delante de nadie, ni siquiera recordaba la última vez que lo había hecho.

- Tengo miedo – confiesa – Él puede hacer lo que quiera con ella.

Ahí es cuando finalmente se quiebra.

Ella tuvo todo lo que quiso en su vida: Amigos, familia unida, aceptación por su condición sexual, además de todo lo que el dinero podía comprar. Pero ni todo su dinero y amor podían evitar el riesgo de no tener a esa niña consigo.

Así que hizo lo que sentía hace mucho tiempo, y no se animaba a hacerlo, ni sola ni acompañada.

Lloro.

Lloro desconsoladamente mientras María José instintivamente la abrazaba dejando besos en su cabello.

- Tranquila – le susurraba de a ratos. Mientras la apretaba mas contra ella dándole la contención que necesitaba.

Nunca había visto a Calle tan vulnerable. Esa mujer ejecutiva, segura de si misma se había evaporado.

Le dio su tiempo hasta que comenzó a calmarse. Solo así la soltó limpiándole las lágrimas una y otra vez.

- Quiero ayudarte de alguna forma, Calle.

- Lo... lo siento. No sé que me paso – se avergonzó secándose sus mejillas.

- No conozco a Elena, pero se lo importante que es para ti y en consecuencia lo es para mí también. Vi como la cuidas y te mueres por y para ella. Es imposible que otra persona no lo vea. Tendría que ser muy idiota para no verlo.

Dani sonríe melancólicamente antes de contestar.

- De hecho, poca gente sabe sobre ella. Nunca quise exponerla a nada. Quería cuidarla como su padre nunca lo hizo ni lo va a hacer. Tú fuiste a la única persona fuera de mi familia a quien sentí la necesidad de contarlo.

La peliazul sintió galopar su corazón al escucharla.

Después de aquel sueño, le había quedado ese miedo a que Calle pudiera compartir ese pequeño tesoro con Abi, o incluso con alguien más.

Pero al ver sus ojos avellana, mirándola fijamente con ese brillo tan cautivante, supo que eso no iba a suceder.


- Me tome mi tiempo para verlo y fui una estúpida por actuar de esa forma, pero nunca podría hacerte daño o herirte. – confeso - Ahora sé que confiaste en mí como en nadie antes, también aprendí a hacerlo yo contigo. Y prometo nunca faltar a tu confianza. Necesito que sepas eso.

- Gracias – dice Calle apoyando su mano sobre la de ella.

Poché mira atentamente sus manos entrelazadas.

Era el primer contacto buscado por Daniela en mucho tiempo.

- Haría lo que sea por ti. Creí que eso había quedado claro – dijo intentando ponerle algo de humor – Calle.. – le tomo la mejilla clavando sus ojos en aquel avellana vidrioso – Si quería llamar tu atención hoy, pero no con él. Puedes ahuyentar cualquier fantasma, nunca haría algo así.

- Lo sé – Calle tomó su mano para dejar un beso en ella – y te creo. Siento culparte, pero la situación me sobrepasa.

- Puedes culparme de lo que sea si eso te permite descargarte de alguna forma.

- Gracias.

La peliazul la abraza un poco como consuelo y otro poco para hacerse a la idea de que Calle estaba con ella allí nuevamente, en ese sillón donde se había entregado a ella por primera vez.

- Quédate conmigo – le susurro – Puedes dormir en el cuarto de Abi, o donde quieras – aclaro separándose a mirarla – pero no vayas a tu casa sintiéndote así, estar solo es peor. Y tú no lo estas, déjame cuidarte. Solo por esta vez – le rogo.

Una hora después, Poché daba vueltas en su cama sin poder dormir.
Había hablado con Juancho hacia unos minutos.

Lo tranquilizo diciendo que Daniela estaba a salvo y cerca suyo, en la habitación siguiente para ser exactos.

Ambos concordaron en que no había sido una buena noche, y definitivamente no había nada bueno para contar.

Kevin se había reído en su cara por la actitud de Calle al salir corriendo. Era obvio, suponían que el hecho de que estuviera borracho y con un insoportable olor a whisky influía.

Aunque probablemente invente algún testimonio para embarrar a Daniela.

Más allá de lograr un avance con la castaña, las cosas casi terminan peor de lo que estaban.

No dejaba de pensar en ese tal Kevin, y en como afectaba a Calle.

Si alguna vez se lo volví a cruzar le haría saber lo que opinaba sobre él y no iba a ser para nada cordial.

Un ruido en la puerta la saca de sus pensamientos. Esta se abre, y una silueta que reconoce rápidamente se escabulle en su cama.

- ¿Que sucede, Dani?

- Shhh, solo duerme – responde pegándose más a ella – necesito sentirte cerca. – confiesa posando la cabeza en su cuello mientras la abraza por la cintura.

- Tranquila – susurra María José devolviéndole el abrazo – Estoy aquí para ti.

Estúpido Amor (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora