Final

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- Poché, ¿que hacemos aquí? ¡Tengo prohibido acercarme a Elena!

- Calle, por favor, confía en mí. Ella te necesita

- ¿De que hablas? ¿Que paso con ella?

En ese momento Emma abre la puerta con una sonrisa.

- ¡Viniste! – exclamo.

- Sí, pero aun no le explique nada

- No entiendo, ¿donde esta Elena? – pregunta buscándola.

- Dani, no quiero que te alarmes. Pero te traje aquí porque eres la única que puede resolver este problema.

- Elena se encerró en su habitación hace horas y no saldrá hasta que tú vayas a buscarla – soltó Emma.

Sin terminar de escuchar la explicación, corrió hacia la habitación de la pequeña.

- Elena, mi amor, soy yo – golpeo esperando respuesta – ¿Amor?

- Hace un tiempo no la escucho – contó Emma a su lado – Supuse que se había dormido

- ¿Dormido? Dios ¿y que si tuvo algún ataque?

- No había pensado en eso – dijo Emma alarmada.

- Elena, abre la puerta por favor – intento nuevamente Calle pero nada - ¿Llevaba su bronco dilatador con ella?

- Tiene varios por todos lados como pediste la última vez.

- ¿No hay llaves de repuesto?

- No tengo acceso a ellas...

- Mierda. – soltó Daniela pasando de ellas para ir rápidamente hacia el patio.

- ¿Que haces? – preguntó Poché siguiéndola.

- La ventana de su habitación da hacia el naranjo. Podre entrar por allí si llego a alcanzarla.

- Calle es muy alto. – dijo frenándola.

- Poché no voy a sentarme allí esperando a que alguien venga a abrirle. ¡Tirare la puerta o la casa abajo para asegurarme que esta bien!

- Ten cuidado – pidió soltándola para darle espacio y así poder subir.

Pronto apilo algunas sillas hacia la mesa y se subió manteniendo el equilibrio tomando las ramas del árbol.

Salto para quedar colgada sobre la cornisa y se balanceó para subir los pies y así trepar al techo para alcanzar la ventana.

Luego de unos cuantos intentos, pudo treparla y subir rápidamente a través de su ventana.

Una vez que se recompone suspira de alivio al ver a la pequeña durmiendo abrazada a Alanna, la muñeca con la que siempre jugaban.

Se acerco y la tapo mientras repartía suaves besos por su carita.

- ¿Calle? – pregunto Poché detrás de la puerta.

- Está bien, ella solo duerme – dijo sin apartar la mirada de la niña.

Dejo un nuevo beso en su frente y se paro para abrir la puerta.

Sonrió al notar que había varios muñecos apilados en ella para impedir el paso.

- ¿Está bien? – repreguntaron ambas desde la puerta.

- Si, durmiendo plácidamente.

- Gracias a dios –

- Tomate un tiempo con ella – dice Poché a su lado mientras apreta su mano.

Ambas sabían que lo necesitaba.

Si las cosas seguían su curso, esa era una especie de despedida.

No iba a poder ver a su ahijada por un tiempo.

Emma y María José salieron de la habitación para darles espacio.

Daniela se arrodillo al lado de su camita mientras la observaba dormir.

Paso admirándola durante largos minutos hasta que la niña abrió los ojos adormilonada.

- Inna Nani – exclamo dormida – viniste.

- Shh, estoy aquí mi amor.

- ¡Quería verte! – dijo mientras hacía fuerza para no cerrar sus ojitos.

- Lo se pequeña, estoy aquí. Y estaré siempre que me necesites, pero debes prometerme que no te encerraras nunca mas, podría pasarte algo malo...

- Lo prometo – susurro.

- Bien. Ahora duerme, yo te cuidare. – dijo besándola- Siempre lo hare.

La abrazo cerca de su pecho mientras sentía como la respiración de la niña se volvía contaste.

Le había hecho una promesa, y costara lo que le costara la iba a cumplir.

No iba a dejarla sola nunca, aunque un estúpido papel diga lo contrario.

- Llevan mucho tiempo allí, ¿verdad?

- Si, necesitan ese tiempo juntas.

Pronto las dos se paran al escuchar abrir la puerta de calle.

- Poché, ¡que sorpresa! – exclama Sandra.

Ambas se miran nerviosas y se tensan mucho más al notar que los abuelos no llegan solos.

Luego de unos incómodos saludos, finalmente la abuela habla.

- El es Raúl García, el encargado de...

- Fue el encargado de dictaminar la tenencia de Elena – Calle apareció y pudo notarse el disgusto en su voz.

- ¿Daniela? Que haces aquí? – Sandra estaba sorprendida, paseando su mirada entre las tres.

- Elena se encerró en su habitación, no hubo forma de sacarla, excepto Daniela...

- ¿Ella esta bien? – pregunto preocupada.

- Si, lo esta. ¡Pero no entiendo porque no hay copias de su puerta por toda la casa, es una niña!

- Señorita Calle creo que no es forma de dirigirse, además creo que usted no está habilitada para estar aquí. Le reitero que no tiene permiso de ver a la niña.

- Toda esa ridícula decisión ya la sé, se encargaron de hacérmela saber muy bien. Pero aun no firme nada y tengo derecho a despedirme de ella. Antes de irme le diré que vine porque la niña me necesitaba. No fue a su padre al que busco, sino a mí. Pregúntele a ese mal nacido cuando es el cumpleaños de su hija y puedo asegurarle que ni siquiera lo sabe. Esa niña, la cual usted me está quitando, es mi vida entera y ni un juez ni mucho menos un estúpido papel va a alejarme de ella. Puede que no tenga una familia formada, ni mi condición sexual sea la mejor, pero la amo con todo mi corazón y nada va a cambiarlo. Nada.

Dicho eso, toma su abrigo y se dirige a la puerta seguida por María José.

- Señorita Calle – comenta el doctor esperando a que se gire – pase mañana a las 11 en punto por mi despacho, hay algo que debemos discutir.

Daniela no contesta, solo retoma su marcha.

- Ella estará ahí – dice Poché antes de seguirla.

*****************************


- ¿Necesitas algo? Puedo prepararte algo para comer. ¿Que tal unas galletas? Aunque casi es hora de la cena...

- Poché, estoy bien solo.. no tengo hambre.

- Dani estoy segura que no te has alimentado en todo el día. Por favor, déjame cuidarte. Me siento muy culpable, te lleve allí, nunca imagine que se iban a aparecer.

- Poché, no me importa quién me vea allí, no te hubiese perdonado si no me hubieses dicho lo que sucedía. No fue culpa tuya.

- ¿Segura no quieres nada? – insistió luego de un momento.

- Estoy bien. Gracias.

Lo tomo como una señal.

Daniela no necesitaba su compañía en este momento.

- Bien, entonces te daré tu espacio – dijo algo incomoda.

Deseaba con todo su corazón poder quedarse, pero no quería incomodarla.

- Estaré atenta al celular por cualquier cosa – aviso antes de darle un suave y cargado de sentimientos beso en la mejilla.

- Poché – la frenó Daniela parándose con ella haciéndola volverse – que... ¿que va a pasar con nosotras?

- Pasara lo que tú quieras que pase. Te amo, Calle – dijo metiendo un mechón de pelo tras su oreja- no me importa ni tu pasado ni nada que lo involucre. Quiero un presente y un futuro contigo. Pero te lastime y entiendo que necesites tu tiempo. Te daré todo el espacio que necesites, como alguna vez tú me lo diste a mí. Cuando estés lista, hablaremos sobre esto. Y si no vuelves a estarlo lo entenderé...

No pudo terminar de hablar.

No la dejaron.

Daniela la tomo por la cara y planto un apasionado y cargado beso en sus labios.

Ambas gimieron con el contacto de sus lenguas.

Se extrañaban.

Hacía mucho tiempo no se besaban de esa forma.

Se abrazaron, se adoraron hasta separarse mínimamente.

- María José, acabo de perder a una de las personas más importantes de mi vida. Y si ahora estoy de pie es porque tú apareciste por esa puerta dándome la fuerza suficiente para seguir adelante. Mientras abrazaba a Elena pensaba que si tú no te hubieses presentado aquí nunca habría podido llegar a ella. Tu preocupación... Nunca imagine que iba a llegar el día donde alguien se iba a interesar en ella casi tanto como yo. Así entendí que realmente me quieres y que también lo hago yo. No quiero perder más tiempo, no más. Pero por favor prométeme que nunca más desconfiaras de mí.

- Lo prometo. Fui una idiota amor, me deje llevar por los celos. Pero confío en ti, lo prometo. No me importa lo que haya pasado, fue antes de conocerme. Incluso, por tu trato hacia Abisambra me demostraste muchas cosas, pero estaba tan cegada que no pude verlo. No te lastimare más, no quiero eso para nosotras.

- Estaremos bien y aprenderemos juntas, ¿de acuerdo?

- Y pelearemos - remarcó asintiendo – Pero siempre consientes de que nos amamos y estamos terriblemente enamoradas.

- Extremadamente, tanto que duele. Ahora bésame antes que muera de ternura por ti.

La sonrisa que se dedicaron fue algo jamás visto por ninguna.

En sus ojos había nada más y nada menos que Amor.

Sonrisa la cual desapareció solo en el momento que sus labios hicieron contacto.

Fue un beso más lento que el anterior pero igual de intenso. Dejando detrás su errores para cometer nuevos, pero esta vez con la seguridad de que se amaban y nada podía cambiar eso.

- Te necesito – susurro Daniela mientras bajaba a besar su cuello -

- Estoy aquí – respondió la peliazul de la misma forma- No pienso ir a ningún lado. Nunca más – aseguro - ¿Por qué crees que te citaron por la mañana? – preguntó aun abrazada a Calle.

- Debo firmar un papel donde me comprometo a respetar el estúpido orden de visitas sin presionar a la niña para que venga conmigo – contó separándose a mirarla.

- ¿Tú crees que empeoro tu situación?

- ¿Que puede ser peor que perder su tenencia? No importa lo que digan a partir de ahora. Tendré que conformarme con pasar algunas horas por semana con ella.

- Siento mucho lo que paso, realmente creí que ibas a ganarla.

- El idiota de Kevin tuvo mucho que ver con eso. Aunque me alegra que tampoco haya quedado con él. Nunca estará mejor que conmigo pero, creo sus abuelos la cuidaran como se lo merece.

- ¿Te gustaría que te acompañe al juzgado?

- No podría hacerlo sin ti – dijo volviéndola a abrazar, pegándola más a ella.

- Te amo – le susurro María José con la cabeza escondida en su cuello.

- También yo, amor. Mucho.






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Estúpido Amor (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora