Te había preparado una carta.
En ella puse todos mi sentimientos por ti.
Cursi lo sé.
Escribí como con cada mirada hacías estremecer mi mundo.
Cada sonrisa tuya me ponía de buen humor.
También escribí que siempre quería robarte un beso, quería sentir tus labios gruesos y carnosos sobre los míos, quería saber lo que se sentía envolver mis brazos en tu cuello y tocarte, quería saber si me podría desmayar con solo un beso tuyo, quería sentir tus manos acariciar mi cuerpo, quería sentir todo eso contigo.
Lamentablemente todo se quedó en un simple "quería".
Te iba a dar la carta, enserio.
Pero no pude.
Te ví con ella.
Vi como la mirabas, como le sonreías.
Solo estaban conversando.
Solo eso.
Pero me bastó para saber que tú nunca me mirarías de esa forma.
Ese día mi corazón se rompió, al igual que la carta.
¿Quien era yo para complicarte la vida si te veías tan feliz?
Es por eso que fingí que todo estaba bien.
Incluso cuando empezaron a salir.
Creo que fingí bien, porque nunca lo notaste, no te imaginas como se desgarraba mi corazón cuando te veía besándola y abrazándola.
Siempre imaginaba que yo era la que recibía todo eso, cosa que me dañó mucho más.
Tardé mucho tiempo en olvidarte.
Quería odiarte, pero no podía, no lo merecías.
A veces pienso en que hubiera pasado si te hubiera entregado la carta, supongo que no mucho.
Lo único que hubiera pasado era que tú me rechazarías, porque para tí solo era tu mejor amiga.