27 maratón (3/3)

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Último capítulo de la maratón 💖💖

Es fuerte, mucho, así que estén preparad@s💖

Y aquí estamos, sentados en el piso mojado del baño uno al lado del otro y muy incómodos. Nuestros ojos se miran, nuestras respiraciones ya están calmándose pues la pelea acabó luego de su confesión.

Tengo mucho que pensar. Amar y estar enamorado son dos cosas muy diferentes.

"Te amo" Roland me lo había dicho muchas veces y nunca lo tomé enserio "Estoy enamorado de tí" esa es nueva, no solo con él sino que con todos en general.

Nadie jamás se a enamorado de mí, desde que mi madre murió, mi padrastro me mantuvo encerrada dejándome salir solo para ir a trabajar o para ir por cosas para llenar la despensa.

Pasaron muchos años desde que mamá murió y sus palabras siguen vivas en mi mente, talvez su voz se borró con el paso de los años y talvez como la recuerdo no es como en verdad se la oía pero si recuerdo lo que me decía.

"El amor es un misterio pero cuando encuentres a tu verdadero amor...ay mi niña verás que no hay nada igual, será tan mágico y hermoso que creerás vivir en un cuento de hadas"

No estoy segura de que Roland sea mi verdadero amor, no sé si lo amo o si lograre aguantarlo por mucho tiempo más.

Menos mal que mi madre tenía palabras para todo:

"Si no es el indicado sácalo a patadas y asegúrate de que la puerta le pegue en el trasero"

Comencé a reír y miré a Roland, si yo le llegara a cerrar la puerta él le dispararía a la cerradura y volvería a entrar.

—Eres un caso perdido, ni una puerta puede pararte— murmuré enojada.

Me levanté del piso, mis piernas y pies ya estaban fríos y no pasaría mucho tiempo hasta que mis dientes castañeen.

—¿De qué puerta me hablas?— salí del baño, me sequé a las apresuradas y me vestí rápidamente.

—De ninguna olvídalo— escuché sus pasos y justo cuando me terminé de subir el cierre de la campera el se apareció delante de mí con una toalla y comenzó a secarme el pelo.

—Dime— ordenó.

—No te diré nada y yo puedo
sola— le arrebaté la toalla.

—¡Dame la toalla, es mía!— me gritó enojado.

—¡Quiero secarme el pelo!— le devolví el grito.

—¡Yo te lo quiero secar!— me lo quedé mirando con la boca abierta y algo sorprendida, comencé a reír ¿Me quiere secar el pelo?

—Vale pero hazlo bien— le ordené.

Wow ahora entiendo porqué lo hace, se siente bien tener el control.

—Oye, oye— jaló mi cabello —No te pases de lista, aún sigues siendo una leoncita, cuando te conviertas en reina puedes dar todas las ordenes que quieras mientras tanto sigues siendo la mula de carga— me empujó y caí de culo en la cama.

Me sonrió traviezo y se subió a la cama, se acomodó detrás de mí y me secó el pelo con la toalla.

—Tienes un asco el pelo— se quejó.

—Y...y...y a tí te está creciendo la barba— okey, eso no sonó como en mi mente.

—Gracias me veo guapo— me besó el cuello y siguió secándome el pelo.

—Estás todo mojado, empapas mis sábanas— me quejé.

—Calmate que no mandas ni a un perro— salió de la cama y me seguí secando el pelo.

A Las Ordenes Del BandoleroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora