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Tardé mucho en convencer a todos de que no lastimaran al hombre más de lo necesario, tenía un plan y lo de esta noche solo era una parte. No estaba en mis planes que la marcasen pero ya no hay nada que pueda hacer, lo hecho, hecho está y ahora solo falta dar el siguiente paso con mi leona para ganarme su corazón

—¿Estás bien?— me había costado mucho hacerla subir al coche de Ben y como en ningún momento dejó de gritarme, la cargué en mi hombro y apretándole suavemente el trasero y recibiendo de sus patadas en mi espalda la pude subir

Entré en la parte de atrás con ella y cerré la puerta

—Te dije que no quería nada contigo, déjame en paz Roland— sollozó llevándose la mano al cuello

Ignoré lo que me dijo y quité su mano de su cuello, forcejeando con ella para que me dejase ver
—En la casa te daré hielo amor— besé su cuello y le pasé mi lengua por la herida para que no le ardiera tanto y de paso para sentir una vez más su piel.—Me gustas mucho y por eso no puedo dejarte ir amor— la besé y aunque solo fue un segundo antes de que me empujara, pude sentir sus labios devolviéndome el beso.

Le sonreí cariñosamente fingiendo no estar molesto por su empujón y la abracé siguiendo con la fachada de niño enamorado

—Esta noche dormirás
conmigo— comencé a besar sus piernas y ella me pateó la cara

—Roland no me toques...

—Exacto, los bajaré a ambos si se escuchan gemidos y besos— miré de mala forma a Ben y él me sonrió inocente y comenzó a conducir —Hermano tienes toda la noche, mi auto debe ser vírgen hasta que mi futura esposa y yo lo estrenemos— hice una mueca y mi churrita se asomó al asiento del conductor, quedando muy cerca del cuello de Ben

—¿Vas a casarte?— le pregunto y este asintió con una sonrisa. No sé que le vé de divertido a follar y a prometerle amor eterno a una sola persona, es tonto e idiota atarse a otra persona arriesgandote a que una maldita bala te la quite

—Sí, podrías ser la acompañante de Roland, él será mi padrino— le informó a la churrita

—No— dijimos ella y yo a la vez —Yo nunca acepté Ben— le recordé —Y tú deja de decir que no o te desvirgaré esta noche— la amenacé

—No soy virgen Roland por favor deja de decirle eso a todos— susurró con las mejillas encendidas y me la quedé mirando. Esto debía ser una maldita broma

—No puedes hablar enserio ¡¿Ya comiste otra polla con esa boquita?!— grité molesto

—Eres un asco hermano— murmuró Ben y estacionó justo en frente de mi casa

—Baja del puto auto, vamos a hablar de esto— le dije a ella enojado y en cuanto traté de bajar Ben tiró de mi brazo impidiéndome bajar y esperó a que ella bajara para hablar

—Dame el arma, la vas a asustar disparándole a alguna pared y no quiero que le hagas daño, ella no tiene la culpa de tus ataques de furia— bufé y le entregué mi arma

Salí del auto cerrando de un portazo, entré y todo estaba apagado. No había señal de Evangeline y cuando me acerqué a su habitación ella estaba apoyada en la ventana y llorando. Me acerqué y dejé un beso en su hombro

—¿Por qué no dijiste nada? Creí que eras una cachorra pero ahora veo que me mentiste y que eres toda una leona bajo esa piel de gatita— traté de sonar lo más calmado para no romper mi fachada y esperé a que se girara pero no lo hizo

—No tengo nada que decirte Roland— dijo enojada y sonreí

—¿Por qué trabajabas y no estudiabas como toda chica joven?— quitó bruscamente mi mano de su cintura donde la acababa de poner y siguió mirando por la ventana

—¿No es obvio? No tengo dinero y por tu culpa tampoco trabajo ni casa— me miró con odio y no pude evitarlo, verla enojada me calentaba y mucho

La besé y tiré de su cuerpo hasta que quedó sentada sobre mí

—Roland suéltame— mordí sus labios cuando se resistió y jadeé en su boca cuando clavó sus uñas en mi pecho intentando soltarse
—Eres muy bipolar, primero me gritas y de repente te halsas ¿Qué pasa en tu cabeza?—sonreí con picardía y acaricié uno de sus pechos

—En este momento lo único que pasa por mi cabeza eres tú comiéndome la polla como la otra noche, dios nena, tu boca es única— quise volver a besarla pero sus manos me empujaron y ella cayó al piso. Traté de levantarla pero se arrastró lejos de mí

—¿Cuándo me hiciste la
marca?— las lágrimas caían de sus ojos como cascadas

—No importa, solo la hice y ya— murmuré sin ganas de discutir, cometí un error al decirle lo que había pasado pero no iba a decirle más cosas

Ella cubrió su rostro con sus manos y lloró en silencio

—¿Tuvimos re...relaciones?— descubrió apenas sus ojos para mirarme y negué

—No, te reté a que no te animabas a meterte mi...

—¡Cállate Roland! ¡No quiero oírte! Por favor déjame sola— lloró y gritó cubriéndose la boca con su mano

Me acerqué lentamente a ella sin saber que hacer además de abrazarla lo hice y me sorprendí cuando no me alejó —Déjame en paz— susurró con la voz quebrada y ronca

—No, te amo. Eres mía, la marca está hecha solo para tí, todos la tienen en el cuello pero tú eres tan importante que te la hice en otro lugar, ahora por favor deja de llorar y dime que también me amas— sabía que me estaba pasando de la raya y que me iba a ir al infierno junto a pinocho por tantas mentiras que estaba diciendo pero no podía dejar que el plan se fuera al carajo solo porque la cagué

—No te diré algo que no siento— murmuró

—¿Y qué sientes?— levantó la mirada y todo su enojo era solo mío, sus ojos me miraban tan enojados que en cualquier momento parecían querer matarme

—Odio, te odio Roland— acaricié su mejilla y el borde se sus labios negando con la cabeza y con una sonrisa en mi boca

—Del odio al amor hay una fina linea churrita— seguí acariciando su rostro y llevé mi mano a su nuca, atraje su rostro al mío y me incliné para besarla —Y tú y yo la hemos cruzado— la besé con dulzura, jamás había besado a nadie de esta forma y dudaba que lo estuviera haciendo bien

Se separó cortando el beso pero no abrió los ojos—No quiero este mundo, quiero un futuro lejos de tí— sonreí y volví a besarla

Separé solo un poco nuestras bocas para que podamos tomar aire y con mi dedo pulgar acaricié su mejilla sin soltarle la nuca

—El mundo será todo tuyo en cuanto robemos el diamante y tendrás un futuro conmigo, a mi lado, como mi mujer y pequeña bandolera— besé su mejilla y también su cuello —Solo debes obedecerme y hacerme caso en todo lo que te diga, puede sonar feo pero es la unica forma de que tendrás mi corazón y completo amor— o mejor dicho yo el tuyo..

—El mundo será todo tuyo en cuanto robemos el diamante y tendrás un futuro conmigo, a mi lado, como mi mujer y pequeña bandolera— besé su mejilla y también su cuello —Solo debes obedecerme y hacerme caso en todo lo que te diga, puede sonar feo per...

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A Las Ordenes Del BandoleroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora