CAPÍTULO 52

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Miro hacia la pared, casi sin poder ven nada entre tanta penumbra. Siento a Judas detrás mía, su brazo descansa en mi cadera y no hace ningún ruido. Está completamente dormido. Los dos estamos en su habitación, completamente desnudos. Ya es bastante tarde, calculo que son más de las tres de la madrugada pero no logro conciliar el sueño. 

La colcha de la cama de Judas me cubre hasta el pecho, pero el la aplasta levemente hacia mi cuerpo a la altura de mi cadera por el peso de su brazo. A él solo le tapa hasta la cintura, al ser un hombre lobo tiene más temperatura en su cuerpo que yo. Tiene el torso desnudo, separado por unos escasos centímetros de mi espalda. 

Cierro los ojos, pero me es imposible dormir, y la imagen de Niall no se va de mi mente, y aparece acompañado, su padre, Máximo, ha vuelto. Ahora la corona está en mano de ellos dos, y en la sombra, Ville. Están manejando el reino a su antojo y ninguno de ellos debería estar en ese puesto. El verdadero heredero al trono está durmiendo a mi lado. 

Después de ver la trasmisión en directo en la televisión antigua que tienen escondida para ocasiones en las que es necesaria, justo como la de hoy, el ambiente se volvió incluso más tenso. Todos volvimos a la sala donde estaba la chica que nos había dicho de encender la televisión, pero no sabía nada más, tan solo le llegó el rumor de que algo importante se trasmitiría y tan solo nos lo comunicó.

Máximo ha vuelto y quieren separar a los rebeldes que están capturados y esclavizados, no sabemos cuantos son, pero no son pocos, y no tenemos ni siquiera una idea de como sacarlos de allí. Después de un rato conversando todos sin llegar a ningún plan Jared nos ordenó que descansáramos un rato y desconectáramos, y que si a alguien se le ocurría algo o le legaban nuevas noticias que no dudásemos en contárselo. Judas y yo después de eso comimos algo y subimos a su habitación.

Noto como la mano de Judas se mueve y me destapa un poco, dejando mi hombro al descubierto, su tacto caliente contra mi piel más fría que de costumbre hace que un escalofrío me recorra todo el cuerpo. Traza circulos imaginarios con su pulgar sobre mi piel, y eso otablemente me relaja. 

Me giro lentamente hasta quedar cara a cara con él, a unos centímetros pero los dos tendidos sobre la cama. 

Él levanta su mano y me acaricia la mejilla, está adormilado pero se que sabe que llevo sin dormir un buen rato. Me acerco a él y lo abrazo, buscando calor, tengo frío. Él me rodea con sus brazos y yo me siento completamente protegida, su calor me invade y mi cuerpo se destensa completamente. 

-¿Estás bien?- oigo que susurra contra mi pelo.

Yo asiento, moviendo mi cabeza, que está apoyada justo debajo de su hombro, y poso un suave beso en su piel desnuda. Él acaricia mi pelo y después de varias horas pensando sin poder dormir al fin el sueño me vence.


Despierto sola en la habitación, pero a mi lado todavía las sabanas están calientes, Judas no se ha levantado hace mucho. En la habitación entra un poco de luz por la ventana que no está completamente cerrada. No se cuantas horas he dormido, pero me siento mucho mejor que ayer. 

Me siento en la cama, con la colcha cubriéndome hasta el pecho, ya no hace frío como anoche. Froto mis ojos con mis manos e intento despejarme, pero demasiados problemas me atormentan como para estar tranquila ahora mismo. Necesitamos hacer algo y rápido, pero lo tenemos bastante difícil.

Me levanto de la cama y me dirijo al baño, allí me miro al espejo. Mi rostro tiene poco color y unas leves sombras se forman debajo de mis ojos, ellos si resaltan, de un morado intenso y brillantes, decorados por unas pestañas gruesas. Mis labios rosados están fruncidos y mi pelo está completamente despeinado. Decido meterme en la ducha y allí despertarme del todo.

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