Capítulo 17

9.8K 899 66
                                    

Bruce

—Contigo todo es diferente —musita Kaylee, con una sonrisa dibujándose en sus labios. Es tan tierna, que me provoca hacerle el amor una y otra vez. 

Sin embargo, el dulce momento se vuelve amargo cuando recuerdo que debo ir al pueblo a visitar a mi padre. No quiero dejarla, no cuando al fin nos hemos dado la oportunidad de ser felices.

—¿Ocurre algo? —ella sabe leerme como nunca nadie pensé que podría hacerlo.

—No, no es nada —miento. Ella enarca una ceja, sé que no me cree, así que no me queda más remedio que soltarlo —Debo marcharme todo el verano.

Sus ojos y su boca se abren ligeramente, como si le costase procesar mis palabras.

—¿Por... por qué? —su voz se torna triste, y me quiero abofetear a mí mismo por arruinar el maravilloso momento que acabamos de tener.

—Siempre que acabo las clases, voy a visitar a mi padre al pueblo.

—Nunca me habías hablado de él —menciona, y frunzo mis labios. Tiene razón, preferí mantenerla al margen.

—Él... está enfermo —explico, tragando duro. Kaylee acaricia mi mejilla, mirándome con amor.

—Lo siento —susurra abrazándome, y la aprieto contra mí. Sus abrazos me dan fuerza —¿Y tu mamá?

Inmediatamente me tenso, para luego  separarme de ella.

—Se divorciaron y se marchó con otro hombre —pronuncio, sintiendo una punzada de dolor en el pecho. Dejó a mi padre cuando más la necesitaba, pero a pesar de ello no le guardo rencor. Tengo buena relación con ella, aunque hablemos muy poco.

—Vaya, a mí me pasó algo similar —ríe sin humor —Mi padre se marchó con otra mujer, y nunca volví a saber de él.

Alzo las cejas, sin ocultar mi sorpresa.

—Mi madre cree haberlo superado, pero no es así, se acuesta con varios hombres solamente para olvidarse de todo por un rato...

—¿Por qué te fuiste de tu casa? —pregunto curioso.

—Llegaba del trabajo agotada y no podía descansar debido a los gemidos —chasquea su lengua —Era incómodo despertarte y ver en la cocina a un hombre diferente cada día.

—Vaya... —murmuro —Yo... no sé qué decir. Supongo que tampoco lo hubiera soportado.

—¿Y tú, por qué viniste? —quiere saber ella.

—Necesitaba alejarme del pueblo y empezar una nueva vida aquí como estudiante, pero le prometí a mi padre que cuidaría de él todos los veranos.

Ella asiente, comprendiendo. Me encanta que no se enfade a la primera oportunidad, que intente entenderme. Kaylee es especial, única, y cuanto más la conozco más me gusta. Me tiene completamente loco por ella.

—¿Cuándo te vas?

Rasco mi nuca, incómodo.

—Dentro de una semana.

Su labio inferior tiembla, y noto que está conteniendo sus ganas de llorar.

—No, Kaylee, no —digo acunando su rostro —No me lo hagas más difícil.

—Es que... —su voz se rompe, partiéndome el corazón —Cuando creo haber encontrado el amor, este acaba yéndose.

—Pero yo no pienso dejarte aunque estemos lejos, pequeña.

—¿De verdad?

Ruedo los ojos, sonriendo.

—¿Cómo podría hacerlo? —digo sosteniéndola en mi regazo —Si has alegrado mi vida, vecina grosera.

Ella se estremece, ocultando su rostro contra mi pecho, y comienza a sollozar. Cierro mis ojos mientras me obligo a ser fuerte y envuelvo su pequeño cuerpo entre mis brazos, negándome a soltarla.

—Te echaré tanto de menos... —susurra, sorbiendo por su nariz.

—El tiempo vuela, enana, pronto volverás a ver este rostro tallado por los dioses.

Ella golpea mi pecho con su diminuto puño, haciéndome reír entre tanta tristeza.

_________________________________________

*se limpia una lágrima*

Ya solo quedan tres capítulos :(

Al otro lado de la pared ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora