Capítulo 20 (final)

14.1K 1K 368
                                    

Kaylee

Acepté de inmediato la oferta de Carrie, y aquí me encuentro, en el asiento de copiloto mientras observo por la ventanilla el bello paisaje. Mi mente evoca la imagen de Bruce, y ruego que me perdone por haber sido tan estúpida.

—¿Por qué decidiste ayudarme? —pregunto al cabo de un rato, confundida —Ni siquiera me conoces.

Ella me mira por el rabillo del ojo, esbozando una pequeña sonrisa.

—Digamos que soy una romántica empedernida —contesta, sorprendiéndome —No podía permitir que vuestra historia de amor acabase por una estupidez de mi amiga.

—¿Ella es así siempre? —digo rodando los ojos, recordando cómo se abalanzó sobre mi novio.

—No —niega con la cabeza —Solo cuando se clava por un chico de verdad. Se obsesiona de una forma insana, no lo puede controlar.

No emito ninguna palabra y sigo observando por la ventanilla, disfrutando del aire fresco sobre mi rostro. Tengo curiosidad por imaginar la cara que pondrá Bruce al verme. ¿Se alegrará tanto como yo?

Después de un rato en silencio, con una lenta canción de fondo, Carrie se gira hacia mí y sonríe.

—Llegamos.

Los nervios y la emoción me comen al instante, juro que mis piernas tiemblan como nunca.

—No sé si esté preparada.

—No digas tonterías, mujer, ¡es ahora o nunca! —me anima —Venga, corre, te espero aquí.

Asiento no muy convencida y miro el papel de nuevo con la dirección de su calle. Según un anciano al que le pregunté, está a dos escuadras. Mis nervios incrementan a medida que camino por este pueblo desconocido.

Entonces lo veo, causando que se me corte la respiración.

Está bajando por la calle que yo subo. Oh, mierda, justo tenía que encontrármelo de frente. Qué vergüenza.

Él parpadea varias veces, como si no pudiese creer lo que está presenciando.

—¿Kaylee?

—Sí, no soy una aparición —digo con una sonrisa nerviosa.

Sin dejar de fruncir el ceño, da un par de zancadas hasta acercarse a mí. Cuando creo que va a recibirme con un beso o un abrazo, la realidad me golpea con dureza.

—¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?! —brama, haciéndome retroceder. Jamás lo había visto tan enfadado. Una punzada de dolor y decepción me recorre el cuerpo entero. Sé que tengo la culpa, pero verdaderamente creí que se alegraría un poco de verme.

—Yo... me enteré de la verdad y... —balbuceo —Quería pedirte perdón.

—A buenas horas vienes a buscarme —ríe sin humor, mirándome con una frialdad que me sorprende —No quisiste escucharme. Te importó una mierda que me largase.

—Es que... estaba dolida, tienes que entenderme —un nudo se forma en mi garganta —Te vi con ella besándote en plena calle, mi mente no podía pensar otra cosa. Pero ya lo sé todo, sé que fue una trampa de esa tal Victoria.

—Ya es muy tarde —dice pasando por mi lado sin mirarme —Ahora, si me disculpas, debo ir a hacer unos recados.

Giro sobre mi eje, divisando su figura desaparecer por la calle. Lágrimas corren por mi mejilla sin parar, y me abrazo a mí misma. Quisiera detenerlo, suplicarle que me dé otra oportunidad, pero en el fondo sé que merezco su desprecio.

No creí en él.

Y ahora estoy pagándolo.

—¿Y bien? ¿Qué pasó? —inquiere Carrie cuando llego a su coche. El dolor que siento me obliga a abrazarla.

—Él... no me perdona —sollozo, Carrie acaricia mi cabello.

—Supongo que sigue dolido, pero tarde o temprano recapacitará y te buscará —dice en un intento de consolarme, pero niego.

—Lo nuestro ya no tiene caso —sorbo por la nariz, separándome de ella —De cualquier forma, muchas gracias por ayudarme.

—No me las des, Kaylee, no fue nada —hace un ademán restándole importancia.

—Para mí sí —murmuro sincera. Es la primera chica que conozco que se parece a una amiga —Me gustaría seguir manteniendo el contacto contigo.

—¡Por supuesto! —sonríe, tendiéndome su teléfono para que escriba mi número —Te llamaré en cuanto pueda, ahora más que nunca necesitas salir para despejarte.

Le devuelvo la sonrisa. Supongo que al final no todo es tan malo. Perdí a mi amor, pero gané una amiga. Una amiga que siempre necesité, a pesar de tener tres grandes amigos que no cambiaría por nada.

Un mes después...

Escucho el sonido del timbre, y camino con un gesto cansado hacia la puerta. Debe ser Brandon. Solo él viene a estas horas.

—Brandon, ya te dije por WhatsApp que no tengo condones —me quedo congelada cuando levanto la mirada.

Bruce.

Está ahí de pie, frente a mí, con una pizca de diversión en sus ojos.

—¿Qué... haces aquí? —murmuro, sintiéndome molesta de repente —Si vienes a despreciarme como la última vez, puedes irte a la mi...

Entonces estampa sus labios contra los míos.

Tardo en reaccionar, pero cuando lo hago, rodeoo su cuello y correspondo el beso con pasión. Anhelaba su contacto, su lengua en mi boca. Él aprieta mis nalgas y me levanta sin esfuerzo, apoyándome en la pared.

Con la respiración agitada, se separa para mirarme fijamente.

—Perdóname, por favor. Fui un patán. No debí tratarte así.

—Sí, lo fuiste, pero no tengo nada que perdonarte —admito, feliz de que haya vuelto por mí. Realmente pensé que ya todo había terminado entre nosotros, que nunca más quería saber de mi existencia.

—Desde que llegaste... me cambiaste la vida —niega con la cabeza, riendo —Aún me cuesta creer que haya encontrado el amor al otro lado de la pared, en una chica tan alejada de mi "prototipo" —hace comillas con los dedos —pero al mismo tiempo tan compatible conmigo al punto de... volverme loco —mi corazón se salta un latido. No me cabe duda de que estoy enamorada hasta los huesos de este hombre. En cierto modo le agradezco a mi madre que me impulsase a vivir sola, o quizás nunca hubiera conocido a este increíble chico que se ha ganado mi corazón y me ha devuelto las ilusiones —Te quiero, vecina grosera.



FIN


_________________________________________

Hasta aquí llegó esta pequeña historia 🥺❤❤❤❤

¡Muchísimas gracias por haberle dado una oportunidad!

Al otro lado de la pared ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora