《Luna Gibosa Creciente Pt:1》

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Abrí los ojos y detallé ese polvoriento techo que siempre veo. No tenía ganas de levantarme, ni de siquiera apagar la alarma que resonaba por todo el dormitorio.

Mi cuerpo, aunque no tuviese ninguna herida, todavía recordaba ese dolor. El ardor de mi rostro y brazos no se iba, al igual que esa imagen de ellos peleando.

Cinco... sólo cinco...

Ese era mi único pensamiento, seguido del temor a pederlo. Mis ojos ardían, pero no derramaban aquel líquido de tristeza que siempre hacía presencia en mi vida. Mi garganta se desgarraba con el silencio y los gritos se volvían murmullos que sólo sonaban en mi conciencia.

Sobre aquel estrepitoso ruido de mi alarma, se oyó el grito de mi padre bañado en furia. Apenas pude descifrar sus palabras, pero sabía el motivo de su enojo.

Dejé que un quejido escapara de mis labios y me levanté de la cama. Estuve unos segundos sentada en el borde de esta hasta que me designé a tocar mis pies descalzos en el frío suelo de madera y me dirigí hacia el armario.

No sabía que hora, día o mes era, pero tampoco me interesaba, sólo quería que todos desaparecieran y me dejaran en la soledad de mi cuarto.

ㅡTener esos pensamientos no te hace bien ㅡsusurró aquella voz con tono melancólico.

Callé y seguí retirando ropa del closet.

ㅡHoy tienes escuela ㅡme avisó, pero no le hice caso.

Tomé aquel único pantalón que me gustaba de color azul oscuro y una blusa ancha y negra.

ㅡ¿No piensas ir?

Lo seguí ignorando y retiré la parte superior de mi pijama, dejando mis pechos al descubierto y me coloqué un ajustador de porte mediano. Luego desvestí mi parte baja y deslicé al pantalón por mis pálidas piernas. Durante todo ese proceso, Jin se mantuvo con los ojos cerrados.

Busqué mis tenis desgastados y negros para ponérmelos junto a una pequeña cartera donde metí las llaves.

ㅡ¿A dónde vas? ㅡcuestionó y, al darse cuenta que no respondería, me sostuvo del brazoㅡ ¿Por qué no me hablas? ¿Sucede algo?

Un nudo se creó en mi garganta y sentí como mis ojos se cristalizaban. Abrí mi boca, pero no dejé escapar ni el más leve sonido.

ㅡConozco un lugar donde puedes estar tranquila. ¿Te llevo? ㅡasentí y bajé la cabeza.

Guíe mis pasos hacia la puerta y pasé por el umbral de esta con vacilación. Al llegar a la sala, mi padre se encontraba comiendo una tostado y mamá le preparaba su típico café mañanero.

Intenté cruzar el pasillo rápidamente y salir de la casa, pero quedé petrificada a mediados del corredor al percatarme que aquella pesada y oscura mirada me veía desde el sofá.

ㅡ¿No irás al colegio? ㅡcomentó en tono tranquilo y profundo.

ㅡN-no... ㅡmurmuré.

Temblé en el lugar al oír como se levantaba y caminaba hacia mí. Cerré los ojos con fuerza y apresé mis labios entre los dientes.

ㅡComo quieras, pero no vuelvas a casa... nunca ㅡdijo en tono bajó y siguió su trayecto hasta mi madreㅡ. Dale una manzana y que se marche de una buena vez.

ㅡP-pero, querido, sólo tiene 14 años. Es muy joven para-

ㅡ¿Acaso no me oíste? ㅡpreguntó bruscamente cortándole las palabrasㅡ Obedece, ¿o deseas irte con ella a la calle?

Me dirigí a ellos y tomé la fruta verde de un cuenco. Le dediqué la última sonrisa ladida a mamá y salí de esas cuatro paredes que resguardaban inmensos años de dolor y lágrimas.

A mediados de la desolada calle, sentí como alguien me seguía, por lo que volteé, encontrándome con el caballo gris sin brillo y raíz negra de un chico pálido.

ㅡ¿Me llevas a ese lugar?

~☆~

ㅡNo sabía que existía tal sitio ㅡcomenté sentándome en el verde césped de quella loma perdida en la nadaㅡ. ¿Cómo lo descubriste?

ㅡNo lo sé... llegó a mí como un extraño recuerdo fugaz ㅡcomentó tomando posición a mi lado.

A nuestro alrededor habían árboles y arbustos llenos de vainas desconocidas para mí y, frente a mis ojos pardos, estaba plasmada la imagen de una tranquila ciudad. 

ㅡEste lugar es más agradable que el parque ㅡmurmuré para después darle una mordida a la manazanaㅡ. ¿Quieres?

Negó riendo y, en sus ojos negros, pude ver destellos de ternura. No pude evitar pensar en aquel chico de seis años que iluminaba mi vida con su sonrisa.

¿Cómo dos personas pueden ser tan parecidas?

Esa era la pregunta que más frecuentaba por mi atormentada cabeza.

ㅡ¿Qué piensas hacer? Tu padre te prohibió regresar a casa.

ㅡNo lo sé... Tampoco quiero pensar en ello ahora. Déjame ver la preciosa vista, quién sabe cuando mis ojos volverán a ser testigos de esta maravilla.

Ambos observamos los incontables edificios y el azul cielo. Se podía precisar a las personas como si fueran hormigas y los autos pasaba sin cesar.

Me sobresalté levemente al sentir la mano de Jin sobre la mía. Sus dedos me acariciaron gentilmente mientras que no apartaba la vista del paisaje. Yo me dediqué a detallar su perfil, el cual, a pesar de presentar unos labios rotos, cabello sin brillo y mejillas pálidas, era hermoso.

ㅡ¿No tienes miedo? ㅡcuestioné ganándome su atención. Nuestros orbes coincidieron y sentí como si todo fuera perfecto, como si mi sufrimiento nunca hubiese existidoㅡ ¿No temes desaparecer?

Sonrió de lado y acercó nuestros rostros, provocando que mi corazón comenzara a latir velozmente.

ㅡNo... mi mayor miedo es que tu sonrisa deje de existir, que tus ojos se llenen de lágrimas y los pensamientos oscuros inunden tu mete.

ㅡPero-

Callé al sentir sus cálidos labios besar mi frente. Mis pómulos tomaron un color rojo fuerte y bajé la mirada apenada.

ㅡNo te preocupes más. No moriré y tú serás feliz...

Sonreí de lado y nos volvimos a sumergir en el detalle de una cotidiana cuidad, pero, mientras mis ojos veían las casas, mi mente hacía un gran esfuerzo por creer sus palabras.

El moriría y yo seguiré siendo infeliz... ese era nuestro destino, nuestro cruel destino...

The Moon Boy || Jin [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora