Uno Solo

899 100 13
                                    

唯一”

Misión para recuperar a Sasuke.

La albina dejó ir un suspiro al notar lo concentrado que Kakashi estaba, no sabía si prestaba atención a su lectura o se dedicaba a admirar algún rincón de la habitación mientras los finos dedos del peligris se enredaban en unos mechones de cabello de Nashiro. La visión de la ojiverde dio con la respingada nariz del Hatake, recostada en la suave almohada, extendió una mano hacía su rostro para contornear en un toque de plumas con las yemas de sus dedos los finos rasgos del peligris, quien se encontraba sentado sobre la cama, recargado contra el marco de la ventana. Los colores en la habitación comenzaban a lucir todos de un solo color, indicando que estaba por anochecer. Kakashi cerró su libro y alargó su brazo para reposarlo sobre por encima de una estantería que se encontraba ubicada enfrente de la cama. Tomando un pequeño respiro llevó su atención hacia la albina quien se encontraba mirando perdidamente algún punto de su cuerpo

— Kakashi —le llamó Nashiro en un tono apenas audible. El Hatake, volviendo a acariciar su cabellera, la miró desde por su rabillo del ojo.

— ¿Hmp..? —los ojos aceitunados de la Tayori le vieron con detenimiento cuando se separó del colchón para acercarse un poco a él.

— Hazme el amor —le pidió sin ningún titubeó en su voz la albina, tomándolo desprevenido. Kakashi giró su rostro hacia Nashiro para ver lo que su rostro reflejaba, se sentó sobre la cama y lo miró directamente hacia su único ojo abierto. Sin despegar su vista de la ojiverde, pausadamente admiró como esta comenzaba a deshacerse de su kimono, sus delgados dedos deslizaban la fina tela por la desnudez de su cuerpo, quedando en ropa interior ante los ojos curiosos del peligris. Fue cuestión de segundos para que este reaccionara y se aproximara a la Tayori, escurriendo sus manos delicadamente desde por sus muslos hasta las pronunciadas curvas de su cintura. Las rodillas de ambos estaban clavadas en el colchón y los traviesos dedos de la albina se encontraron con el borde de la parte superior del uniforme de Kakashi, lo deslizó por todo su torso y con ayuda de este mismo terminó sacándoselo por completo, dejando a la vista cicatrices que adornaban toda esa parte al descubierto. Con iniciativa Nashiro se aproximó al cuerpo ajeno para depositar un camino de besos cálidos sobre la blanca piel del cuello del peliplata, provocando que este sintiera una corriente electrica al instante recorrer todos sus músculos, cerró suavemente sus ojos, disfrutando la sensación húmeda que los labios de la albina le proporcionaban. Tras un momento permaneciendo de esa manera, Kakashi abrió sus ojos y colocó sus manos encima de los hombros de Nashiro, apartandola suavemente de él, con aires inocentes la fémina llevó su vista hasta el peligris, quien la miraba intensificadamente. Sin perder más tiempo el mayor se aproximó a ella, tomando las riendas de la situación; capturando los labios de la ojiverde entre los suyos en un beso lleno de necesidad y exigencia.

Sus lenguas se encontraron con intensidad, dispuestas a jugar este juego provocativo y abrumante debido a la misma excitación y lujuria. Las manos del platinado se deslizaron por todo el abdomen de la joven, encontrándose con el borde de su sujetador, una vez recorrieron más allá de sus costillas. Sin parar de besarla, se deshizo de aquella prenda interior para que sin ningún obstáculo sus dedos se encontraran con la liberación de sus redondos senos. Acunó uno de ellos entre sus manos y con exquisitez lo estrujó sutilmente, mientras que su otra mano se dirigía a la ebilla de su pantalón para desabrocharlo y deslizarlo como pudiera por sus piernas. Fue necesario romper aquel apasionado beso para que Kakashi pudiera deshacerse por completo de aquella molesta parte de su uniforme Jounin. Ambos se encontraban de la misma forma, jadeantes y vistiendo la única prenda que dejaba obstruida ante su visión los genitales de cada uno. Fue inevitable que la mirada indiscreta de la albina no se encontrara con aquel bulto que tenía el peliplata entre las piernas. Esta vez incluso lucía más grande a comparación de hace unos días atrás y para su sorpresa, al parecer Kakashi había notado la admiracion en el rostro de su novia. Este bajó despreocupadamente la única prenda que cubría toda su longitud, causando que el rostro de Nashiro enrojeciera y desviara algo tímida la mirada de su miembro. El Hatake inevitablemente soltó una risita enternecido.

cursed; Kakashi Hatake [actualizando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora