Confundido

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Asta: E...eres una sirena - dijo apuntándole con su dedo.

La chica solo rió para luego hablar, pero fue interrumpida por el peli cenizo.

Asta: Pe... pensé que la sirenas solo eran un mito, pero veo que son reales, o tal vez solo esté soñando, ya se- se peñiscó el brazo para ver si estaba despierto- Auch, entonces si estoy despierto.

???: Baka- dijo susurrando.

Asta: ¿Dijiste algo?

???: Olvídalo.

Asta: Gracias por salvarme, por cierto ¿Cuál es tu nombre?

???: *Vamos Noelle piensa, inventa un nombre poco convencional que tendría una sirena, no le puedes decir tu nombre, además es de la realeza*

Asta: Oye, ¿Estás bien? - dijo moviendo su mano al frente de esta.

???: ¡Noelle! *¡Ahh, hice todo lo contrario! *

Asta: Entonces, ¡Gracias Noelle! - dijo sacando una sonrisa y levantándose a duras penas - por cierto, me llamo Asta Grinbellior- dijo lo último para luego irse del lugar- no puedo imaginar la cara de Leopold y Mimosa al contarle lo que me acaba de pasar - decía algo feliz.

Noelle: *¡Queee! ¡Le va a decir alguien más sobre esto! ¡Tengo que evitarlo! ¡Esto solo fue un mal entendido y el confundió las cosas! * Ba... ¡Bakasta! - gritó tirando una gran bola de agua.

Asta: ¿Eh? ¿Cómo que Bakasta?, está bien que sea algo tonto, pero no... - dijo volteando a verla, pero solo se llevó de lleno el bolazo de agua que lo mandó volando hacia la entrada de su residencia- ¿Po... por qué lo hizo? - dijo algo adolorido - Bu... bueno no importa, no me aguanto las ganas de decirle a Leopold y Mi... - no acabó porque recibió un puertazo que lo dejó inconsistente.

Quien había abierto la puerta con fuerza era Leopold que salía de la residencia Grinbellior algo enojado.

Leopold: ¡Dónde se metió ese enano! ¡Lo estuvimos buscando en todo el reino y nada!

Mimosa: Leopold, creo que lo acabo de encontrar.

Leopold: ¡Qué! ¡Enserio! ¡Donde...! - dejó de gritar porque lo vio tirado en el piso con un gran golpe en la cara, pero eso no le importó, se acercó, lo agarró del cuello de la camisa, lo levantó y lo empezó a sacudir - ¡Qué haces descansando tonto, vas a dejar que Yuno se convierta en Rey Mago! ¡Vas a permitir que Yuno te gane otra vez! ¡Vas a ...! - siguió gritando y sacudiéndolo sin parar, aunque este no despertaba.

Mimosa solo veía aquella escena con una gotita en la sien mientras intentaba parar a su primo Leopold, pero era en vano.

Eran las 9 de la mañana, Asta despertaba algo confundido, no sabía qué hacía en su cama, hasta que entraron sus primos para ver cómo estaba.

Leopold: Asta, veo que ya despertaste.

Mimosa: ¿Te encuentras mejor? Te vimos inconsciente ayer en la entrada de tu residencia y decimos traerte a tu cuarto *No le puedo decir que Leopold fue quien lo dejó inconsciente*

Asta: *¿Inconsciente en la entrada de la residencia?, ¿Me desmayé por el ataque de Yuno?, ¿Entonces todo lo que pasó ayer fue un sueño? * - se decía así mismo algo pensativo.

Leopold: ¿Tierra llamando a Asta? ¿Estás ahí? - decía moviendo su mano delante de la cara de este.

Asta: Ah, lo siento, estaba pensando en algo - sonrió, pero al ver a sus primos extrañados intentó inventar una excusa como respuesta - Ese ataque que me dio Yuno sí que dolió - dijo sobándose la parte trasera de su cabeza - pero me haré más fuerte para poder superarlo y convertirme en Rey Mago.

El príncipe sin magia y la sirena del lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora