Dos vidas

Capítulo 25

POV Karol.

~Algo estresada, tengo que cuidar a mi abuelita y también a Molly, además que no puedo estar faltando al trabajo y yo...-dije pero fui callada con un dedo posado en mis labios.

~Shh...ven.- susurro Ruggero, quito su dedo de mis labios y me mostró su mano.

Sin pensarlo ni decir una sola palabra, tomé su mano. Comenzó a caminar llevándome, sólo caminamos algo y me metió a una habitación o mejor, dicho, al baño. Puso su mano en la perilla de la puerta y le puso seguro.

~Yo te voy a ayudar con tu estrés.-susurro con una voz tan ronca que ni hacía falta que me hiciera nada para tener un orgasmo ahí mismo.

Entreabrí mis labios y sentí como mis mejillas volvían a ponerse rojas y ardientes.

Él se acercó a mí y comenzó a besarme, mientras lo hizo, levantó mis manos sobre mi cabeza. Ahora ya no era sólo un beso, comenzó a meter su lengua en mi boca y yo luego en la suya, comenzamos a chocar nuestras lenguas y fue de lo más delicioso y candente. Bajó mis manos con las suyas, para así comenzar a meter sus manos debajo de mi blusa y acariciar mis senos con suavidad. Sentí como mis pezones se endurecieron por el tacto. Pasó de besarme los labios a bajar con besos a mi cuello y comenzar a dar besos y lamidas ahí, sin duda, lo hacía tan bien.

Era algo incómodo porque se podía oír cómo doctores llamaban a sus pacientes o el hablar de las enfermeras. ¡Estábamos en una clínica! Pero eso deja de ser incómodo cuando vuelvo a sentir la lengua de Ruggero en mi cuello.

~Apóyate en el lavabo...-susurró Rugge cerca de mi oído.

~Esperate, besame más.-dije entre jadeas abrazándolo más hacía a mí, mientras cerraba los ojos.

Tomó mi cabello y lo jaló para luego mirarme.

~Apóyate.-alzó la voz pero no tanto porque sino  nos oirían.

Estaba dispuesta a molestarme pero lo tomé como un juego, así que le hice caso, me volteé y me apoyé en el lavabo. Él con rapidez me bajó el pantalón dejándome en ropa interior. Gruñó y me dio una nalgada. Yo gemí, él me tapó la boca metiendo su dedo índice e hizo que lo chupara.
Me dio nalgadas varias veces y sentía como me ardía el trasero. De pronto, me bajó la braga, me agachó el cuerpo hacía el lavabo y sentí cómo entraba en mí. Gemía pero con su ahora mano en mi boca, los gemidos eran ahogados.

~Eres mía, ¿vale?, quiero que lo digas.-susurró en mi oído mientras me jalaba el cabello hacía su cabeza.

Quitó un poco de su mano en mi boca.

~Soy tuya...-susurré entre jadeos y gemidos algo bajos para que no se oyera.

~Así me gusta, eres mía, de mi posesión y yo puedo hacer lo que quiera contigo, ¿ok?-volvió a susurrarme en el oído mientras seguía entrando y saliendo de mí.

Yo sólo asentí mordiéndome el labio, en verdad, no quería que nos oyeran.

Seguimos teniendo relaciones ahí, en el baño y no cualquier baño, el baño de la clínica. Me reí mentalmente mientras ahogaba mis gemidos realmente. Él me dijo que estaba pronto a venirse y aunque no se lo dije, yo también. Es que el me coge de una manera que me encanta.

Y de pronto, tocaron la puerta del baño.

~Buenos días, ¿hay alguien adentro?, quiero entrar, necesito entrar al baño, por favor, me dijeron que el baño estaba abierto, es una emergencia.-decía un señor desesperado al otro lado de la puerta.

Ruggero y yo nos miramos. Mierda, sabía que no era buena idea...