Capítulo 11.

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Acariciándole suavemente las mejillas a su novio, Erick sonreía, escuchando algún estúpido cuento de cuando era pequeño, encima de su cuerpo como si no quisiera despegarse de él nunca. Finalmente Christopher le recordó que la cena estaba por empezar y era claro que ninguna orden debía ser desobedecida por Erick ni por nadie, o habrían consecuencias.

-No quiero ir -admitió el ojiverde formando un puchero, y Christopher sonrió-. Quiero quedarme aquí contigo hasta mañana.

-Yo también voy a ir, vamos a estar juntos.

-Pero no me quiero levantar -chilló con insistencia-. Deberían entenderlo.

Christopher negó sacándose las cobijas de encima y saliendo de la cama para buscar nueva ropa, recibiendo un gruñido por haberse alejado.

-Y sabes que a ellos no les importa lo que querámos o no, aquí todo es como se manda, y nosotros debemos cumplir con eso -recordó sin pensarlo mucho, bastante acostumbrado ya a aquél tipo de órdenes injustas, cuando ni siquiera les dejaban tener la privacidad o el descanso que deseaban-. Levántate, volvemos más tarde a dormir y todo lo que quieras, pero no hay que hacer problemas.

Soltando un bufido, Erick asintió.

-Bien.

-¿Christopher? -escucharon llamar a través de la puerta y ambos dirigieron su mirada ahí, aunque al instante el ojiverde miró al mayor- ¿Estás ahí?

-Sí, Yoyo, aquí estoy.

-Oh, Walter dice que se apresuren a ir a cenar, porque no va a esperarlos mucho.

-Sí, ahora vamos, gracias -luego de recibir una corta respuesta del chico y escuchar apenas levemente sus pasos alejándose, Christopher se encontró con la mirada seria del ojiverde en él, y se encogió de hombros-. ¿Qué? -soltó inocente- Ni empieces.

Erick negó y se levantó también para vestirse.

Apenas ambos estuvieron listos, Christopher tomó por la cintura al otro atrayéndolondolo hacia sí, y dejando un corto beso en sus labios, sonrió, susurrando un "vamos".

Le tomó la mano y entrelazó sus dedos antes de salir de la habitación y comenzar a caminar hacia las escaleras. Al cruzar la puerta para llegar hasta donde todos estaban, esperándolos para cenar, las miradas se posaron en ellos, algunas divertidas y otras un poco extrañas, una última algo incómoda, la cual terminó por desaparecer al fijarse sobre el suelo.

-Buena bienvenida, ¿no? -espetó con burla Walter, notando cuan apagado parecía el ojiverde frente a él y cansado, y por razón desconocida, Yoandri lo miró de mala forma.

-Por el respeto que se merecen ambos, señor, no creo que tenga que hacer esa clase de comentarios -soltó con molestia y todos lo miraron.

-¿Y a tí qué te importa, idiota?

-Es cosa de respeto, y aunque se que no es así se supone que usted es un hombre de.

El hombre le lanzó una mirada furiosa, haciendo amago de golpearlo por lo que acababa de escuchar, hasta que Nick lo detuvo y el peliverde se alejó.

-Déjalo papá, no ha sabido decírlo, sabes que es muy tonto -el hombre asintió con la intención de hablar, pero el chico no lo dejó-. Él sólo quiso decir que les des privacidad, la merecen, como todos nosotros.

Y a pesar de que esa era la mejor opción y gracias a Yoandri no había aumentado la incomodidad de la pareja, Erick no paraba de pensar que verlo golpeado por el jefe hubiese sido algo que a él le caería bien, puesto que no le agradaba ni un poco aquél chico y, durante algún rato, viendo como mientras ellos comían carne, a Yoandri apenas le daban algo de agua y pan como si se estuviesen apiadando de algún callejero, le miraba con pensamientos llenos de maldad.

Niño sicario || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora