Capítulo 9.

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El peliverde caminaba a un lado suyo, con esa sonrisa imborrable que cargaba cada segundo del día, a excepción de las pocas veces que lloraba por su padre.

—¿Crees que le caiga bien? —le preguntó a Christopher cuando cruzaron las puestas de entrada y este le miró con una pequeña sonrisa— Es que, no sé, suelo ser...

—Lo harás —aseguró interrumpiéndolo y pasó un brazo por los hombros del chico—. Es decir, no sé exactamente cómo suele ser con personas nuevas, pero eres un amor Yoyo —expresó y con ternura estiró su mano libre para estrujarle la mejilla a Yoandri—, ¿a quién no le caserías bien?

Y es que sí, Yoandri además de bello era la persona más tierna y dulce que se podrían encontrar, sobre todo en un lugar como en el que estaban. Gracias a ese corazón tan bonito suyo, aquel día había convencido al jefe del cartel de dejar a Christopher ir a ver a su novio —puesto que ya casi estaba por salir del hospital por haber perdido casi cualquier riesgo de salud—, y prometió acompañarlo y portarse bien.

Así que ahí estaban los dos, entrando al elevador para ir a visitar a Erick, quien ni siquiera esperaba algo de eso.

De hecho, ni siquiera esperaba a Christopher, y definitivamente se sentía triste y solo como casi todos los días en ese lugar.

—Buenos días —saludó Christopher siendo coreado por el peliverde a la enfermera que salía de la habitación de Erick.

—Buenos días, vienen a visitar al paciente Colón ¿verdad? —ambos asintieron— Bueno, pero no pueden entrar juntos, tienen que hacerlo uno por uno.

Y se fué.

Pero ¿Yoandri para qué querría entrar solo? Erick y él no se conocían y la idea era que Christopher los presentara, pero así simplemente les parecía incluso tonto, porque no tendría razones para estar ahí.

—Yoandri —llamo Nick, que se encontraba sentado un poco alejado de la habitación, llamando la atención de ambos—, ven conmigo mientras él entra, luego pasas tú.

El chico asintió y miró a Christopher a los ojos, llevando una mano hasta su brazo para sobar lentamente y sonrió.

—Suerte.

—Gracias Yoyo —sonrió también Christopher y cuando Yoandri se alejó caminando hacia donde se encontraba Nick, él no tardó mucho más en entrar a la habitación de su novio.

Erick miraba a la pared con tristeza, como si ella pudiese darle las mejores formas de aliento. Entre un suspiro murmuró alguna cosa inentendible, la cual cortó a mitad al darse cuenta que la puerta se había abierto y, al girarse y encontrar a Christopher, sonrió inmediatamente.

Christopher acercóse hasta la camilla mientras Erick se incorporaba un poco para no estar tan tirado, y pronto las manos del castaño fueron a pasar a sus mejillas y directamente unió sus labios, sorprendiendo a Erick.

Lo verdoso de los ojos del menor comenzó a desaparecer cuando cerraba los ojos mientras seguía aquél beso que llevaba anhelando probar hacía días.

Ya eran necesarios.

Algunas gotas saladas brotaron de entre los párpados del menor y, sintióse más feliz de lo que ya hacía bastante no hacía. Y es que el simple hecho de poder estar cerca de Christopher lo hacía tan feliz. La paz que su presencia le brindaba era excesiva, y aunque a veces se sentía estúpidamente dependiente, era un alivio que así fuera, ya que no tenía a nadie más para ser feliz.

Sus mejillas se sintieron más mojadas de lo que sus lágrimas podrían causar, y apenas Christopher se apartó un poco, pudo notar que también lloraba.

Niño sicario || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora