Capítulo 1.

182 13 10
                                    

6 meses después.

El chico lloraba con fuerza, su rostro estaba vuelto rojo.

Sus muñecas ardían por la fricción y las comisuras de sus labios dolían gracias a la fuerza que el paño ejercía para callar cualquier sonido firme de su garganta.

Sólo podían escucharse sus sollozos.

Y claro que no sólo sufría por eso. Su madre estaba frente a él, de la misma forma, aunque menos alterada, o quizá más pero demostrándose fuerte para no asustarlo, aunque ya era imposible estarlo más.

Estaban siendo lastimados, porque su padre no había cometido ningún error, además de haber matado al hombre correcto.

El padre del chico pertenecía al ejército, y bajo algunas circunstancias de protección, había tenido que disparar.

Ahora estaba siendo torturado por estar del lado de la ley, siendo despiadados al ponerlo a los ojos de su familia mientras cortaban partes de él.

Hasta que al final murió.

El chico, de unos diecisiete años, estaba sorprendido completamente, y muy asustado, viendo como un niño era el que, entre práctica hacía nada a su padre, siendo aplaudido por los hombres que lo habían llevado.

-Erick, al muchacho -apuntó el que parecía el jefe y el ojiverde se acercó a él apuntándole con el arma mientras lo miraba a detalle, luego de algunos segundos escuchó al hombre reír-. Hijo, no puedes con ese...

¿Su burla a qué se debía? No parecía enojado por no tenerlo muerto, sin embargo, el ojiverde estaba sonrojado.

Vió los movimientos de su madre negándose a que lo tocaran intentando gritar y otro chico de aproximadamente su edad señaló que se callara. Cuando lo hizo, le quitó el paño de la boca.

-No lo toquen, por favor, sólo es un niño... -rogó y él apretó los ojos, su madre estaba mal por él.

-No, no... -le dijo el chico sonriendo divertido- creo que tenemos mejores planes para él. Erick -llamó y el ojiverde asintió, acercándose para apuntarla y aunque quiso gritar y patalear para que no sucediera, el mayor de los dos asintió- házlo.

Y sólo pudo cerrar los ojos con fuerza cuando lo vió apretar el gatillo.

Su madre había muerto también.

Entonces era huérfano, ya estaba sólo en el mundo.

-Te ha gustado, ¿no es verdad? -escuchó al hombre preguntar y abrió los ojos, viendo al niño asentir con vergüenza- Entonces es todo tuyo.

Lo soltaron, pero se sentía tan débil, tan asqueado que sólo se derrumbó en el suelo y comenzó a llorar con fuerza, tomando posición fetal.

Sus ojos dejaron de servir gracias a las lágrimas y sintió unas pequeñas manos en su cabello.

-Va a estar bien.

Su voz era tan dulce, que no entendía cómo había podido cometer tal acto de horror.

Era un niño.

Niño sicario || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora