Capítulo 8.

103 11 39
                                    

Christopher pasó su brazo sobre la cabeza del peliverde, haciéndole girar lentamente, quedando al final de aquel movimiento detrás suyo, con las manos unidas sobre su pecho.

Se acercó y sobre su hombro, con una sonrisa murmuró:

—Creo que debí sacarte a bailar esa navidad.

El chico giró el rostro y sonrió, notando la cercanía con el otro.

—Quizá yo debí acercarme, en lugar de esperar que tú lo hicieras.

El castaño rió bajito y lo hizo girar de nuevo, de forma contraria a como ya lo había hecho, quedando simplemente frente a frente.

Y sin hacer mucho caso al sonrojo de chico, simplemente siguió bailando con él, porque era una forma muy divertida de desestresarse, y además, parecía que nadie más en ese lugar sabía lo que era la diversión sin armas ni alcohol.

La puerta fue tocada y, sin apagar la música, simplemente dejando a Yoandri sentarse sobre la cama, se apuró a abrirla.

Ahí se encontraba Austin, el hijo menor del hombre que tanto odiaba, y este lo miraba con el ceño fruncido.

—¿Necesitas algo?

—Sí —respondió con dureza y dirigió su mirada al peliverde, que parecía cansado, maldiciendo internamente y pensando mal—. Necesito que vayas a ver a tu novio —recalcó, elevando la voz para que el otro chico entendiera que no tenía oportunidades con el novio de su amigo, y Yoandri simplemente bufó—, yo le quedaré con este.

—¿Así que ya puedo ir a verlo? —el chico asintió y Christopher rascó su mejilla, girándose a mirar a su amigo— Yoyo, más tarde seguimos con esto, voy a ver a Erick.

—Suerte con tu novio —repitió de la misma manera que el chico y el castaño rió, agradeciendo.

Y se fue al pequeño hospital, acompañado de Nick, mientras el otro se quedaba ahí.

Decir que estaba feliz por la llegada del peliverde por supuesto que era una parte de lo bueno que sentía, pero hacerlo y completar aquella idea de que estaba muy bien e incluso había olvidado lo enojado que Erick lo tenía con lo que había hecho era totalmente falso.

Estaba muy molesto.

Una parte suya rogaba porque su novio estuviese bien de salud, que pudiera besarlo y abrazarlo sin remordimientos por lastimarlo durante mucho tiempo más.

No quería que le quedase algún transtorno por la tonta forma en que hizo las cosas para deshacerse de su bebé.

Ya algún día seguramente podría perdonar aquello que había hecho, pero de cualquier manera lo quería fuerte y sano.

Pero por otro lado estaba que no podía con toda la mierda que sentía para con el ojiverde cada vez que recordaba su falta de arrepentimiento a pesar de cada grito de dolor cuando se encerró en aquel baño.

¿Por qué había sido tan cruel, si con él lo tendría todo?

Y no hablando de dinero, sino de amor, cuidados y respeto. Literalmente todo lo que fuese indispensable para mantener su corazoncito sano.

Entonces ¿por qué lo hizo?

Llegó al hospital y esperó un poco en los pequeños sillones fuera de la habitación del ojiverde, acompañado por Nick, que estaba en total silencio. Sacudió su cabello y luego se pasó las manos por él, repetidas veces, nervioso y totalmente fastidiado.

Porque entonces recordaba cuan molesto estaba con Erick por el miedo que le causó perderlo.

Perder su todo.

Niño sicario || Chriserick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora